03 carranza etal

8
Cuba: restructuracin econmica, socialismo y mercado 27 no. 1: 27-35, enero-marzo de 1995. Economistas. Centro de Estudios sobre AmØrica, CEA. Cuba: Cuba: Cuba: Cuba: Cuba: restructuracin econmica, estructuracin econmica, estructuracin econmica, estructuracin econmica, estructuracin econmica, socialismo y mer socialismo y mer socialismo y mer socialismo y mer socialismo y mercado cado cado cado cado D esde hace algœn tiempo, Cuba ha estado inmersa en uno de los mÆs intensos debates econmicos de la historia mÆs reciente del pas. De hecho, Øste se enmarca en una discusin mÆs amplia acerca de la manera en que deben ser enfrentados los desafos que se le imponen hoy a la Revolucin cubana. Claro, las implicaciones de la discusin sobre la cuestin de Cuba trascienden las fronteras del pas. QuiØrase o no, hay aqu tambiØn un momento del debate mayor sobre el socialismo y las alternativas actuales de las izquierdas. De hecho, se trata de un debate rico, extenso y prolongado en el tiempo, afectado en cada Øpoca por las perspectivas que a la alternativa socialista ha ofrecido cada coyuntura histrica, desde el optimismo de la Revolucin de Octubre, el fin de la Segunda Guerra Mundial y las revoluciones en el Tercer Mundo, hasta el pesimismo generado por el destino final de la Perestroika y la experiencia socialista de Europa Oriental. Desde nuestro punto de vista, la reflexin que debera hacerse en Cuba pasa menos, aunque tambiØn, por el debate terico sobre el socialismo y la experiencia de los «socialismos reales» que por las condiciones concretas econmicas, polticas, geoeconmicas y geopolticas en las que se encuentra el pas. La fuerte integracin econmica de Cuba al bloque del CAME no fue slo, ni fundamentalmente, el resultado de coincidencias ideolgicas, sino la œnica alternativa a la poltica de bloqueo que los gobiernos de Estados Unidos impusieron desde los primeros aæos de la Revolucin. Progresivamente, esa integracin, no sin tensiones y contradicciones, gener por casi tres dØcadas un tipo de relacin econmica que, en gran medida, permiti escapar de las difciles condiciones que el mercado mundial impone a los pases subdesarrollados. Precios preferenciales, crØditos para el desarrollo, compensaciones a los desbalances comerciales, ayuda tØcnica y ayuda militar, sumaron a la economa nacional los recursos suficientes para sostener un alto nivel de inversiones y un gasto social en expansin. Aunque con marcadas diferencias entre la dØcada de los 60 y las de los 70-80, la economa cubana pudo organizarse bajo los principios de la direccin centralmente planificada y con un nivel muy restringido Julio Carranza Julio Carranza Julio Carranza Julio Carranza Julio Carranza Pedr edr edr edr edro Monr o Monr o Monr o Monr o Monreal eal eal eal eal Luis GutiØrrez Luis GutiØrrez Luis GutiØrrez Luis GutiØrrez Luis GutiØrrez

Upload: olondono

Post on 26-Sep-2015

215 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Literatura, Limia, Cuba, temas

TRANSCRIPT

  • Cuba: restructuracin econmica, socialismo y mercado

    27

    no. 1: 27-35, enero-marzo de 1995.

    Economistas. Centro de Estudios sobre Amrica, CEA.

    Cuba:Cuba:Cuba:Cuba:Cuba:rrrrrestructuracin econmica,estructuracin econmica,estructuracin econmica,estructuracin econmica,estructuracin econmica,

    socialismo y mersocialismo y mersocialismo y mersocialismo y mersocialismo y mercadocadocadocadocado

    Desde hace algn tiempo, Cuba ha estado inmersaen uno de los ms intensos debates econmicosde la historia ms reciente del pas. De hecho, ste seenmarca en una discusin ms amplia acerca de lamanera en que deben ser enfrentados los desafos quese le imponen hoy a la Revolucin cubana.

    Claro, las implicaciones de la discusin sobre lacuestin de Cuba trascienden las fronteras del pas.Quirase o no, hay aqu tambin un momento del debatemayor sobre el socialismo y las alternativas actuales delas izquierdas.

    De hecho, se trata de un debate rico, extenso yprolongado en el tiempo, afectado en cada poca porlas perspectivas que a la alternativa socialista ha ofrecidocada coyuntura histrica, desde el optimismo de laRevolucin de Octubre, el fin de la Segunda GuerraMundial y las revoluciones en el Tercer Mundo, hastael pesimismo generado por el destino final de laPerestroika y la experiencia socialista de EuropaOriental.

    Desde nuestro punto de vista, la reflexin quedebera hacerse en Cuba pasa menos, aunque tambin,por el debate terico sobre el socialismo y la experiencia

    de los socialismos reales que por las condicionesconcretas econmicas, polticas, geoeconmicas ygeopolticas en las que se encuentra el pas.

    La fuerte integracin econmica de Cuba al bloquedel CAME no fue slo, ni fundamentalmente, elresultado de coincidencias ideolgicas, sino la nicaalternativa a la poltica de bloqueo que los gobiernosde Estados Unidos impusieron desde los primeros aosde la Revolucin.

    Progresivamente, esa integracin, no sin tensiones ycontradicciones, gener por casi tres dcadas un tipode relacin econmica que, en gran medida, permitiescapar de las difciles condiciones que el mercadomundial impone a los pases subdesarrollados. Preciospreferenciales, crditos para el desarrollo,compensaciones a los desbalances comerciales, ayudatcnica y ayuda militar, sumaron a la economa nacionallos recursos suficientes para sostener un alto nivel deinversiones y un gasto social en expansin.

    Aunque con marcadas diferencias entre la dcadade los 60 y las de los 70-80, la economa cubana pudoorganizarse bajo los principios de la direccincentralmente planificada y con un nivel muy restringido

    Julio CarranzaJulio CarranzaJulio CarranzaJulio CarranzaJulio CarranzaPPPPPedredredredredro Monro Monro Monro Monro MonrealealealealealLuis GutirrezLuis GutirrezLuis GutirrezLuis GutirrezLuis Gutirrez

  • Julio Carranza, Pedro Monreal y Luis Gutirrez

    28

    en el funcionamiento de las relaciones monetario-mercantiles, probablemente ms all de loobjetivamente sustentable, aun en las condiciones queofreca aquella favorable insercin internacional.

    A partir de 1990 se fracturan abrupta mente lasarticulaciones internacionales de la economa cubana.El pas queda expuesto al mercado mundial, se hacems efectivo el bloqueo norteamericano, ahorareforzado por la Ley Torricelli, y tambin se hacen msevidentes y costosos los problemas de eficienciaeconmica no resueltos hasta entonces.

    Aqu est la causa inmediata de la crisis que afecta alpas durante los ltimos aos. El debate sobre qu hacery cmo hacerlo est signado por estas condicionesconcretas.

    No se trata de una discusin abstracta acerca de laviabilidad del socialismo, tampoco de un debate defuerzas de izquierda que, desde la oposicin, discutenacerca de cul podra ser el proyecto para sussociedades, si eventualmente llegan a ser gobierno.Mucho menos de la bsqueda, por parte de un pasrico en recursos naturales y sin grandes conflictosinternacionales, de las vas para rearticularse en losespacios econmicos del mundo de hoy.

    Se trata, esencialmente, de recuperar la viabilidadeconmica de un pas pequeo, pobre y bloqueado.Pero no cualquier viabilidad econmica, sino aqullaque, junto a la recuperacin del crecimiento, permitasostener la justicia social y la independencia nacional.Esto hay que hacerlo, adems, aqu y ahora.

    As, desde nuestro punto de vista, la economacubana necesita una profunda reestructuracin que, enun sentido amplio, incluye la redefinicin de las basesmateriales de acumulacin, su reinsercin en la economainternacional y una reforma del sistema econmico.Pero no existe una nica propuesta para producir larestructuracin. Se pueden presentar, y de hecho sepresentan, diferentes vas para el cambio econmico,cada una de ellas en gran parte determinadas por eltipo de sociedad a la que se desea llegar. Sin embargo,la viabilidad de esas propuestas estar determinada, enlo fundamental, por el reconocimiento que se haga enellas de los lmites econmicos y polticos de la realidadque se intenta transformar.

    En nuestra opinin, un aspecto esencial del debatedebe ser la bsqueda de una alternativa socialista viablede reforma del sistema econmico1 en las actualescondiciones de Cuba. Expresado de otra manera,reestructuracin y reforma econmica son consideradoscomo trminos equivalentes en el contexto de estematerial.

    Consideramos que la viabilidad del socialismo enCuba impone la necesidad de una restructuracineconmica fundamental que introduzca cambios

    significativos en las estructuras bsicas del sistemaeconmico actual, sin enajenar su esencia socialista. Enese sentido, es conveniente apuntar unas breves notassobre los conceptos de socialismo y reformaeconmica.

    La desaparicin del llamado socialismo real en laantigua Unin Sovitica y Europa del Este ha representodo un golpe contundente a esa forma especfica desocialismo. Se hizo evidente que el socialismo real -tambin llamado socialismo clsico- no era viable en ellargo plazo. Por esa razn, en el terreno terico, lacuestin de la viabilidad del socialismo ha pasado aser, en lo fundamental, un problema de redefinicinsustancial de su concepto. No existe una definicin nicade socialismo; pero, al menos, hay suficiente consensoacerca de que la nocin de socialismo entraa unconcepto particular del derecho propiedad, es decir,un sistema de propiedad donde sociedad controlagenuinamente los medios de produccin fundamentalesy se beneficia de su uso.

    Por supuesto que una definicin ms completa desocialismo no puede estar confinada a la hegemonade la propiedad social y a su inevitable corolario, laplanificacin, sino que tambin debe incluir lademocracia. De la existencia de esos aspectos centralesse derivan otras caractersticas como la justicia social yla formacin de una nueva conciencia solidaria. Noobstante, lo que se ha deseado destacar hasta aqu es lahegemona de la propiedad, social como elemento sinequa non de un proyecto socialista. Como dijera unconocido terico, sin la propiedad, social sobre losmedios de produccin, el trmino socialismo pierdesu significado original. Se transforma en una palabragenrica para referirse a una sociedad mejor, que puedeser interpretada de cualquier manera. Sealara unalternativa pero no la identificara.2

    Las economas centralmente planificadasincorporaron, casi de manera permanente, una seriede modificaciones en diferentes aspectos del modeloeconmico. En ocasiones, muchos de esos cambioshan sido identificados incorrectamente como reformaseconmicas. En realidad, se ha tratado de procesos dereorganizacin de los mtodos de planificacin yadministracin que no han representado una variacinsignificativa del modelo econmico.

    En el contexto de una economa socialista, nodebemos identificar como reforma econmica acualquier cambio en los mtodos de planificacin yadministracin, sino, una modificacin de los principiosde operacin del sistema que implique el paso a nuevosmecanismos econmicos.3

    Aunque las reformas econmicas socialistas han sidode signo e intensidades diversas, incluyendo giros haciauna mayor centralizacin y estatizacin, vistas en

  • Cuba: restructuracin econmica, socialismo y mercado

    29

    perspectiva, las modificaciones ms significativas de losprincipios de operacin del sistema econmico socialistaha consistido en una reduccin del papel del plan comoinstrumento central de asignacin de recursos y decoordinacin econmica.

    La historia de las reformas econmicas socialistas4

    evidencia que han sido excepcionales los experimentosms radicales, como el llamado Nuevo MecanismoEconmico (NEM) aplicado en Hungra desde 1968y, ms recientemente, la reforma econmicavietnamita.5 Por otra parte, la profundizacin de lareforma en pases como Hungra y Polonia, a fines delos aos 80, represent un reto importante a losprincipios de una economa centralmente planificada,pero la evolucin poltica de esos pases ubicrpidamente dichas experiencias ms en el camino delas llamadas transiciones postcomunistas que en el delas reformas socialistas. La mayora de las veces, lasreformas econmicas socialistas fueron parciales, esdecir, casos de modificacin limitada o incompleta delos principios del mecanismo econmico. Esas reformasparciales han sido de dos tipos: las diseadas parasectores o reas especficas y no para la totalidad de laeconoma, y las que se han implementado de maneraincompleta.

    Al primer grupo pertenecen, por ejemplo, lasconocidas reformas iniciadas en la Repblica PopularChina a fines de los aos 70 y principios de los 80 en laagricultura, el sector exportador, y ms tarde en laindustria.6 Para la mayora de los especialistas, sinembargo, el xito relativo que han podido mostrar lasreformas econmicas en ese pas, a pesar de su carcterparcial y sus contradicciones, se explicanfundamentalmente por caractersticas especficasdifcilmente reproducibles en otros pases socialistas.7

    El otro tipo de reforma econmica parcial seidentifica por el carcter incompleto de suimplementacin, aun cuando en muchas ocasiones lospropsitos iniciales hubieran sido mucho msabarcadores. Aunque en cada caso la parcialidad deesas reformas tiene una explicacin concreta por laaccin de factores de diversa ndole, han existidointentos de interpretar tericamente el problema a partirde un modelo general que algunos autores handenominado el ciclo de la reforma, donde el factorpoltico ha desempeado un papel fundamental en laaparicin de tendencias de contrarreforma.8 Otrosautores consideran, sin embargo, que la mayora de lasreformas econmicas socialistas intentadas, desde laconocida NEP sovitica hasta las introducidas en ladcada del 80 en la antigua Unin Sovitica y Europadel Este, fueron reformas parciales desde el inicio,proceso identificado como de petrificacin dinmica,9

    en el sentido de que se trataba de ajustes menores que

    no modificaban de manera significativa los principiosde operacin del sistema econmico.

    Tambin ha sido desarrollada una crtica terica alas reformas econmicas socialistas, la cual sostiene queel sistema socialista clsico es incapaz de renovarse, yaque sus modificaciones parciales resquebrajan sucoherencia interna. Desde esa ptica, las reformas estncondenadas al fracaso por la propia naturaleza delsistema, que no admite medidas de perfeccionamientoporque, de aplicarse stas de manera sostenida ycoherente, desatan contradicciones internas que puedenconducir a las llamadas transiciones postcomunistas.Esta visin negativa de las reformas socialistas responde,en esencia, a una percepcin de inviabilidad sistmicadel llamado socialismo clsico.10

    La crtica ms importante que puede hacrsele a esaperspectiva terica es que solamente sera aplicable alos casos de reforma que tratasen de mantener elmecanismo econmico del socialismo clsico, articuladoalrededor de la planificacin centralizada tradicional.Sin embargo, es posible, al menos tericamente, otrotipo de reformas econmicas socialistas -que hemosdenominado fundamentales-,11 consistentes enmodificaciones sustantivas del mecanismo econmico,en tal grado que representaran un cambio general yfundamental en el modelo socialista. Esquemticamente,se tratara de reformas que permitiran el paso delmodelo socialista clsico a otra forma de socialismo.En estas reformas, el cambio no se producira dentrode un modelo de socialismo dado, sino que consistiraen el paso de un modelo de socialismo a otro,transformacin que, en nuestra opinin, exigiraconcederle al mercado12 un lugar activo, si bien noexclusivo ni dominante, en la asignacin de los recursosy en el funcionamiento general de la economa. Elmercado tendra un papel considerablemente msimportante que el que tradicionalmente tuvo en elmodelo socialista clsico y en la mayora de las reformassocialistas.

    Un tema adicional a considerar, en el planteamientode un modelo socialista alternativo, es la relacin deste con el proyecto de sociedad a ms largo plazo. Elsocialismo clsico ha sido concebido en la tradicinmarxista como la primera etapa del comunismo. Estacuestin ha tenido relevancia prctica para la construccinsocialista en la medida en que se ha asumido -muchasveces de manera injustificada- que desde la etapasocialista deban estar presentes ciertas caractersticas ytendencias del futuro comunista, es decir atributosde un ideal. Por esa razn, fenmenos del socialismo -como el mercado son frecuentemente juzgados demanera negativa por considerrseles elementosextraos, concesiones, o desviaciones del idealcomunista, sin que medie un anlisis suficientemente

  • Julio Carranza, Pedro Monreal y Luis Gutirrez

    30

    serio sobre su consideracin como procesos relevantesde la prctica concreta del socialismo. No intentamosaqu discurrir sobre este tema, sin duda muy polmico,sino solamente advertir que, confundir el modelo deconstruccin socialista con la prefiguracin del futuroal que se pretende llegar en un muy largo plazo, es unalimitacin para la transformacin del presente.

    Si el socialismo ha de ser viable, tendr que serio,como ha ocurrido con todos los modos de produccinconocidos, en condiciones de relativa escasez, es deciren un contexto de conflictos en la asignacin de recursos.El socialismo no elimina el problema econmico dela sociedad, sino que ofrece una forma especfica -distinta a la del capitalismo- de enfrentarlo. En esesentido, debe tenerse en cuenta que la idealizacin de laeconoma socialista es negativa para su funcionamiento.El socialismo no debe ser asumido como un sistemacon caractersticas inmaculadas, los conflictos deintereses que se presenten deben ser entendidos comoparte normal de su funcionamiento y no mecnicamentecomo un rezago del pasado, una imperfeccin, o unaconspiracin.13

    El modelo socialista clsico trat de resolver elproblema de la asignacin de recursos mediante unmecanismo econmico, donde el papel de laplanificacin centralizada era casi absoluto. Sin embargo,no sera exagerado afirmar que en la actualidad lapreocupacin central de la teora econmica delsocialismo consiste en la determinacin de los principiosy proporciones adecuadas que deben existir entre plany mercado.

    El surgimiento de un nuevo paradigma econmicosocialista debe tener como punto de partida lainsuficiencia del mercado, en condiciones de unaeconoma capitalista, para asegurar una asignacineficiente y racional de recursos. No es objetivo de estasnotas enumerar la extensa lista de lo que la literaturaeconmica registra como fracasos del mercado, nidiscutir acerca de la disparidad existente entre elfuncionamiento hipottico y real de los mercadoscapitalistas. La irrelevancia prctica de los supuestosabstractos que sostienen el concepto de competenciaperfecta en las teoras de equilibrio econmico general,convierte en inaceptable el criterio del mercado comonico regulador eficiente de la economa.

    De hecho, el capitalismo ha sido viable, a pesar desus contradicciones, precisamente porque no hafuncionado a partir de la regulacin exclusiva delmercado. La hegemona del mercado ha sidoindiscutible, pero la historia de la economa capitalistarevela la existencia de un papel activo del Estado en losasuntos econmicos para corregir y complementar laaccin del mercado, incluyendo el terreno de laredistribucin del ingreso.14

    La existencia de grados de reemplazo entre laaccin estatal y el mercado es una caracterstica evidentey suficientemente documentada del funcionamiento dela economa capitalista. Existen igualmente numerososestudios acerca de la manera en que se produjeron esosgrados de reemplazo en la economa socialista clsicay sobre la divergencia que se registr entre elfuncionamiento hipottico y real del principalmecanismo de intervencin estatal de esas sociedades:la planificacin.

    La lista de fracasos de la planificacin socialista esigualmente extensa y bien documentada. Existennumerosos estudios sobre los generalmente fallidosintentos de conciliar plan y mercado en las condicionesde la economa socialista clsica. Esta cuestin ha llevadoa algunos autores a afirmar que ...la posibilidad decombinar de manera efectiva plan y fuerzas de mercadose mantiene como un acto de fe no justificado.15 Sinembargo, la experiencia, en general negativa, con laforma en que se produjeron los grados de reemplazoentre plan y merca do en las economas socialistas clsicasno debera ser tomada como criterio para establecer elfracaso a priori de la combinacin de ambos en losmarcos de otro modelo de economa socialista, dondelo relevante no sera solamente, las proporcionesptimas entre plan y mercado, sino el reconocimientoconceptual y prctico del papel activo de mercado, enel funcionamiento normal de una economa socialista.La construccin del socialismo no requiere de laeliminacin del mercado, sino de la supresin de lahegemona del capital, que es algo distinto.

    Una economa subdesarrollada, con una masa limitada de recursos, requiere de la centralizacin de lasdecisiones econmicas ms importantes, claves en unprograma de desarrollo deliberado. Sin embargo,igualmente necesita de la descentralizacin de otrogrupo menos importan te de decisiones, que permitarespuestas giles a travs de la iniciativa de los diversossujetos econmicos y de la poblacin en general.16

    Como se ha comprobado histricamente, esimposible, ampliar la esfera de las decisiones autnomasde las empresas sin reconocer automticamente laimportancia de mercado, del cual vienen en granmedida las premisas : los criterios de esas decisiones.17

    La respuesta al problema planificacin-mercadono admite respuestas extremas y concluyentes. Laplanificacin centralizada a ultranza le quita flexibilidady capacidad de operacin a la economa. El mercado aultranza; impide la visin a largo plazo y acenta,inevitablemente la desigualdad.18

    El mantenimiento y perfeccionamiento de laplanificacin es condicin sine qua non para el desarrolloeconmico del pas y la reproduccin del sistemapoltico. Pero la construccin de un mercado, regulado

  • Cuba: restructuracin econmica, socialismo y mercado

    31

    por el Estado mediante instrumentos econmicos ymtodos administrativos, sera necesaria para aumentarla descentralizacin y la eficiencia de las decisiones ypara conectar entre s; los diversos sujetos econmicosque coexisten y habrn de coexistir.

    Es cierto que, desde la perspectiva de algunostericos pudieran existir otras alternativas posibles distintas al mercado- para descentralizar un sistemaeconmico socialista. De hecho, en ese contexto,mercado y descentralizacin no deben ser entendidoscomo trminos intercambiables. La articulacin de unmodelo econmico socialista descentralizado tambinencuentra aliento en las concepciones de la llamadaplanificacin socialista descentralizada,19 las cuales nose refieren exclusivamente, como generalmente sepiensa, a la bsqueda de un modelo socialista msparticipativo, sino sobre todo a la implantacin de unmecanismo descentralizado de planificacin. Esteaspecto es crucial para comprender las diferencias queexisten entre nuestras concepciones y otras alternativasposibles de descentralizacin.

    La consideracin de que la participacin populardebe ser un componente esencial de la planificacinsocialista ha sido, en teora, una premisa compartidapor casi todas las corrientes de pensamiento defensorasde la planificacin, aun cuando ese principio haya sidodesvirtuado en la experiencia prctica conocida.Precisamente como reaccin a ese fenmeno, desdehace tiempo ha tenido lugar la bsqueda de modelosde planificacin socialista con un mayor componenteparticipativo. Sin embargo, la participacin ha sidosolamente un aspecto en el diseo de los modelosalternativos. El carcter del mecanismo de coordinacin(centralizado o descentralizado) ha sido el otroimportante aspecto en discusin. Por eso,descentralizacin y mayor participacin tampoco sontrminos intercambiables. De hecho, los ms comunesentre los modelos econmicos socialistas alternativos20

    son los del tipo de planificacin socialista centralizaday democrtica, en los que se trata de combinar laparticipacin de los trabajadores y consumidores conun mecanismo de coordinacin centralizado. Engeneral, en ellos el papel del mercado es muy limitadoy las empresas operan con pocas restriccionesfinancieras.21

    El modelo de planificacin socialistadescentralizada tambin se presenta como un modeloparticipativo, pero en l la planificacin se realizara enausencia de un sistema de coordinacin centralizado.El mecanismo descentralizado se estructurara a partirde las relaciones interempresariales y con la participacinde consejos de consumidores y consejos detrabajadores, los (males interactuaran a travs de una

    secuencia de iteraciones hasta arribar a las metas delplan.22

    La participacin popular y la descentralizacin enlos procesos econmicos tambin han sido objetos deanlisis y propuestas por parte de los cientficos socialescubanos, quienes, en general, han abordado esos temasdesde una perspectiva amplia, relativa a la creacin deun nuevo modelo socialista que integre todas las esferasde la vida social. 23

    Aunque el nfasis de la mayora de esos estudios hasido colocado en lo que uno de esos especialistascubanos ha denominado el problema de ladescentralizacin-socializacin del poder,24 existentambin numerosas referencias en sus trabajos a lacuestin de la descentralizacin en el contextorelativamente ms limitado del sistema econmico.

    En nuestra opinin, el problema de ladescentralizacin del sistema econmico necesita demayores precisiones conceptuales en el debate cubanosobre el tema, pues si bien parece existir acuerdo enalgunos aspectos generales relativos a la pertinencia deun sistema econmico ms descentralizado, y tambinms participativo, no existe, sin embargo, la suficienteprecisin respecto al modelo concreto dedescentralizacin que se propone. Las carencias alrespecto se ubican bsicamente en dos reas: lanaturaleza precisa del mecanismo de coordinacineconmica y el papel del mercado en el mecanismo decoordinacin.

    En cuanto al primer punto, lo que debera discutirseno es tanto si el actual sistema econmico de Cubadebe descentralizarse -punto sobre el que parece existirun consenso cada vez ms amplio- sino el modelo dedescentralizacin que se debe adoptar, pues no sera lomismo la implantacin de un modelo de planificacincentralizada (que incluyera un proceso relativamentesignificativo de descentralizacin) que la adopcin deun modelo de planificacin descentralizada. Cada uno deesos modelos representa, conceptual y prcticamente,aproximaciones distintas respecto a un componentecentral del sistema econmico: su mecanismo decoordinacin.

    Adicionalmente, el papel, la extensin, y laprofundidad del mercado, tambin necesitan demayores precisiones en el debate, ya que, a los efectosde la configuracin del mecanismo de coordinacineconmica, resulta crucial la diferencia que pudieraexistir entre una aceptacin del mercado, limitada a sufuncin como mecanismo emisor de seales(informacin), o la concepcin del mercado como uncomponente ms activo del mecanismo decoordinacin que tambin acte en otras reas.

    Consideramos que la participacin popular debeser una de las premisas socio-polticas fundamentales

  • Julio Carranza, Pedro Monreal y Luis Gutirrez

    32

    del proceso de reestructuracin de la economa cubana.En esa medida, compartimos un objetivo central delas formulaciones desarrolladas por autores cubanos yde otros pases que han abordado los temas de ladescentralizacin y la participacin. Coincidimos conimportantes aspectos contenidos en aquellos modelos,por ejemplo, el alto nivel de control de los trabajadoressobre los dirigentes administrativos, el control popularsobre la planificacin y la gestin econmica de lasempresas, y el mayor papel de los consumidores.

    Sin embargo, la precisin fundamental que, respectoa aquellos modelos, tratamos de introducir en el debate,se refiere al tipo de mecanismo de coordinacineconmica que proponemos para el proceso deplanificacin. Concebimos un sistema de planificacincentralizada en lo esencial, con un alto nivel deinvolucramiento estatal, pero donde existira un gradorelativamente elevado de descentralizacin articuladoalrededor de un mercado regulado de bienes de capitaly de divisas. El mercado sera un componentedescentralizador activo del mecanismo de coordinacineconmica del sistema.

    Consideramos que, en las condiciones concretas deCuba, esta es la va ms adecuada -si bien no la ideal-para rearticular un sistema econmico que d respuestaa las necesidades actuales del pas y a las aspiracionespopulares.

    Un reconocimiento tcito de la necesidad de ladescentralizacin econmica en las condiciones actualeslo constituye la ampliacin del trabajo por cuenta propia,la creacin de las Unidades Bsicas de ProduccinCooperativa (UBPC) y el establecimiento del mercadoagropecuario y del mercado de productos industrialesy artesanales.

    En la experiencia reciente de Cuba, el experimentoms avanzado de organizacin intraempresarial ha sidoel realizado en las empresas militares de las FAR,conocido como perfeccionamiento empresarial. Conste se ha logrado articular un sistema ms eficiente degestin. Su pilar fundamental ha sido la descentralizacinde la administracin. Sin embargo, en la evolucin deesa experiencia se hizo evidente la necesidad delestablecimiento de un mercado que permitiera realizarmuchas de las decisiones tomadas por la empresa.

    Bajo estas consideraciones, la aceptacin de unamayor presencia del mercado parece ser una necesidadde la economa cubana, acentuada, adems, por lascondiciones actuales y futuras en las que esta habr dedesarrollarse:

    a) La implantacin en el pas de la inversinextranjera y, por tanto, la relacin con sujetoseconmicos forneos, que funcionan bajo losprincipios del mercado.

    b) La ampliacin de formas de produccin noestatales, como los trabajadores por cuenta propiay las cooperativas.

    c) La necesidad de buscar en las entidades estatalesuna mayor eficiencia productiva por la va de ladescentralizacin, y lograr una asignacin de recursosms eficiente en la economa global. 25

    El gradualismo en la construccin de ese mercadoes una premisa para la articulacin de un modelo deeconoma socialista con un mayor grado dedescentralizacin. Su construccin de una formaabrupta, del llamado tipo big bang, acarreara costoseconmicos, sociales y polticos que haran inviable estaalternativa, aun en presencia de una propiedad estataldominante.

    En el plano econmico, una construccin abruptadel mercado que soslaye las condiciones de partidareales, en ausencia de instituciones desarrolladas, sin unaprevisin de las posibles imperfecciones en lacompetencia, y sin un empresariado capacitado, podraconducir a la quiebra masiva de empresas y a unaseleccin adversa, en la cual las entidades ms eficientesno seran siempre ganadoras. Esto afectara la pretendidamayor eficiencia asignativa que debera garantizar elmercado. Pero an ms, los mltiples problemas quedebera atender el Estado debido a la construccinsbita del mercado, obstaculizara la focalizacin de laaccin estatal sobre los sectores que podran generarun mayor dinamismo econmico. En resumen, en elcontexto de un big bang, se reducira la capacidadinterventora del Estado, que es muy necesaria paracompensar las insuficiencias de un mercado inmaduro.Desde una ptica poltica se generaran niveles dedesempleo y de inflacin que eliminaran cualquierconsenso alrededor del proyecto.

    Se trata, entonces, de llevar a cabo un proceso decrecimiento del mercado, donde ste jugara un mayorpapel en la asignacin de recursos productivos, perosin sustituir el papel central que la planificacin estataldebe desempear en la conduccin de todo el sistemaeconmico. Esto slo es posible con una modificacinde fondo en los mecanismos tradicionales de laplanificacin econmica, que, adems de lo antesexpuesto, exigira una mayor relevancia de laplanificacin regional, elemento imprescindible en lagestin estatal en el contexto de un sistema decoordinacin econmico descentralizado yparticipativo.

    La accin planificadora del Estado se dara en tresplanos fundamentales:

    1. Planificacin estratgica: Es la prefiguracin deldesarrollo del pas a largo plazo, tomando en cuentalos diferentes escenarios posibles. Se identifican las

  • Cuba: restructuracin econmica, socialismo y mercado

    33

    principales variables sobre las que hay que actuar paraconducir el proceso por la va que lleve a la realizacindel proyecto nacional.

    2. Planificacin directiva:- en reas centralizadas: Se ejercera sobre las empresas

    estatales centralizadas, las unidades presupuestadas. 26 yla inversin en infraestructura fsica y social, as comosobre la inversin directamente productiva en reas demxima prioridad. Se presentaran cifras directivassobre determinados indicadores.

    - en reas descentralizadas: Se ejercera sobre lasempresas estatales descentralizadas, cooperativas, yempresas privadas. Se realizara a travs de pedidosestatales (bajo contrato) que seran de obligatoriocumplimiento. En principio, estos estarn referidos acantidades mnimas de la produccin o serviciosgenerados por las diferentes entidades econmicas.

    3. Planificacin indirecta:- macroeconmica: Se ejercera sobre la economa

    nacional a travs del manejo de la poltica econmicaexterna (tasa de cambio, aranceles, subsidios, etc.), laspolticas monetaria y fiscal, y los controles de precios ysalarios, en funcin de la estabilizacinmacroeconmica.

    - microeconmica: Se ejercera sobre todas las entidadeseconmicas a travs de la poltica monetaria, fiscal, deprecios, laboral, normativa, comercial, y ambiental,aplicadas de forma diferenciada en determinadasramas, empresas y territorios.

    Una visin socialista de la economa siempre tendrreservas en relacin con el mercado, pero no se le debesubestimar ni conceder un papel menor que el que sederive de las condiciones concretas, del sentido comn,y de una teora socialista despojada defundamentalismos. Con frecuencia se ha consideradoal socialismo como la primera de las sociedades nomercantiles, cuando en realidad es, en el mejor de loscasos, la ltima de las sociedades mercantiles.

    Notas

    1. La definicin operacional de sistema econmico utilizada en estetrabajo hace nfasis en la condicin de ste como una configuracinde instituciones que definen al menos cuatro aspectos fundamentales:a) el mecanismo de coordinacin (incluyendo las fuentes de lasdecisiones, la generacin y trasmisin de informacin, y lamotivacin de los agentes econmicos); b) la propiedad; c) elmecanismo de retroalimentacin de las decisiones; y d) la forma dela organizacin y control de las relaciones intra-firmas.

    2. Adam Przeworski, Class, Production and Politics: A Reply toBurawoy, Socialist Review, No. 2, 1989.

    3. Se ha entendido por mecanismo econmico de una economasocialista clsica los mtodos de planificacin y administracin, ascomo las relaciones entre los agentes econmicos.

    4. Aqu identificamos como reformas socialistas los cambioseconmicos desarrollados en varios pases socialistas en diferentesmomentos de la historia, que tenan como propsito perfeccionarel socialismo, no reemplazarlo por una economa abiertamentecapitalista como ocurre en Europa del Este, a partir de 1989.

    5. La radicalidad de algunos de estos experimentos no condujonecesariamente a su xito. Ese fue el caso, por ejemplo, del NEM enHungra.

    6. El carcter parcial de las reformas econmicas iniciadas en Chinaa fines de 1978 se refiere bsicamente a las limitaciones en suamplitud. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que han representadocambios significativos en los principios de funcionamiento de lossectores de la economa en que se aplic la reforma.

    7. Peter Harrold, Chinas Reform Experience to Date, Discussion PaperNo. 180, World Bank, Washington, 1992; Kang Chen, Gary H.Jefferson y Inderjit Singh, Lessons from Chinas EconomicReform, Journal of Comparative Economics, 16:2 (junio de 1992);Gene Tidrick y Chen Jiyuan (comp.), Chinas Industrial Reform, NewYork, Oxford University Press for the World Bank, 1987; ]ames V.Feinerman, Economic and Legal Reform in China, Problems ofCommunism, September- Octuber 1991.

    8. Wlodzimierz Brus, Socialism-Feasible and Viable?, New LeftReview, No. 153, Septiembre-Octubre 1985.

    9. El trmino fue acuado por Wladyslaw Bienkowski en su libroTheory and Reality, citado por Alec Nove en The Economics of FeasibleSocialism, Allen & Unwin, Londres, 1983.

    10. Janos Kornai, The Socialist System: The Political Economy ofCommunism, Princeton University Press, 1992; The Road to a FreeEconomy. Shifting from a Socialist System: The Case of Hungary, Norton,New York, 1990; Contradictions and Dilemmas: Studies on the SocialistEconomy and Society, Cambridge, MIT Press, 1987; Economics ofShortage, Londres, 1980.

    11. Este tipo de reforma aparece frecuentemente en la literaturaespecializada bajo el trmino de reforma radical. La reformavietnamita es un caso actual de reforma econmica fundamental.

    12. A este nivel de anlisis de la economa concreta entendemoscomo mercado el proceso econmico en el cual los oferentes ydemandantes se interrelacionan para la determinacin de los preciosy las cantidades de los bienes y servicios.

    13. Revisar: Wlodzimierz Brus, Socialism- Feasible and Viable?,New Left Review, No. 153, Septiembre- Octubre de 1985.

    14. Ernest Erber, Virtues and Vices of the Market, Dissent,Summer 1990.

    15. Pat Devine, Market Mania of the Left, Marxism Today, June1988.

    16. Se asume como centralizacin una modalidad especfica defuncionamiento del sistema econmico donde desempea un papelfundamental el nivel central dentro de la escala jerrquica de losagentes econmicos, particularmente del estatal. En el contexto deun sistema econmico centralizado, asumimos el trminodescentralizacin como un concepto secundario respecto al decentralizacin. As, mientras que la centralizacin define esencialmenteel carcter del mecanismo de coordinacin econmica de un tipoespecfico de sistema econmico (centralizado), la descentralizacinidentifica el grado de flexibilidad relativa existente en ese tipo desistema, a partir de la accin de otros niveles (no centrales) en lajerarqua de los agentes econmicos. El grado de centralizacinexpresa, en lo fundamental, la estructuracin del mecanismo de

  • Julio Carranza, Pedro Monreal y Luis Gutirrez

    34

    consenso poltico (notas para un debate socialista), Cuadernos deNuestra Amrica, vol. 20, no. 20, julio- diciembre de 1993, CEA, LaHabana; y Socialismo, empresas y participacin obrera: notas paraun debate cubano (mimeografiado) La Habana, 1992; Luis SurezSalazar, Crisis, reestructuracin y democracia en Cuba: apuntespara un debate, Cuadernos de Nuestra Amrica, vol. 20, no. 20,julio- diciembre de 1993, CEA, La Habana; Fernando Martnez,Desconexin, reinsercin y socialismo en Cuba, Cuadernos de NuestraAmrica, Vol. 19, no. 19, julio-diciembre de 1993, CEA, La Habana;Aurelio Alonso, La economa cubana: los desafos de un ajuste sindesocializacin, Cuadernos de Nuestra Amrica, Vol. IX no. 19, julio-diciembre de 1993, CEA, La Habana; Gerardo Gonzlez, Cuba yel mercado mundial: notas para una reflexin, Revista Interamericana,vol. 22, no.3-4, otoo-Invierno 1992, San Juan, Puerto Rico;Patricia Arenas, Para un enfoque psicosocial de la participacin enCuba, (mimeografiado), Fondo CIPS, La Habana, 1994; Jos LuisMartn, La participacin de los trabajadores en las empresas,(mimeografiado), Fondo CIPS, La Habana, 1993; y Miguel Limia,La representacin laboral en los municipios, (mimeografiado),Fondo del Instituto de Filosofa, La Habana, 1992.

    24. Haroldo Dilla, Cuba: la crisis y la rearticulacin del consensopoltico (notas para un debate socialista), Cuadernos de NuestraAmrica, vol. 10, no. 20, julio-diciembre de 1993, CEA, La Habana.

    25. Existe una extensa literatura que argumenta la necesidad de lautilizacin de mecanismos de mercado en una economa planificada.Entre otros, consltese W. Brus, obra citada, pp. 106199.

    26. Son las entidades estatales que producen bienes y servicios,pero cuyo objetivo principal no es la generacin de ingresos ni deganancias. En general incluye las escuelas, hospitales, centros deinvestigacin, etc.

    coordinacin del sistema econmico, aunque tambin tiene relacincon las formas de propiedad y con las formas de organizacin ycontrol intra-empresarial. El alto nivel de concentracin de laproduccin no conduce necesariamente a sistemas econmicoscentralizados.

    17. Cfr. Wlodzimierz Brus. El funcionamiento de la economa socialista.83, Editorial Oikos-Tau. S.A., Barcelona, Espaa, 1969.

    18. Este hecho ha sido reconocido y probado por lo ms avanzadodel pensamiento terico marxista y no marxista. Desde Carlos Marxhasta Max Weber. Al respecto, Weber planteaba: Cuando elmercado se abandona a su propia legalidad no repara ms que en lacosa, no en la persona, no conoce ninguna obligacin de fraternidady de piedad. Economa y sociedad, pag 494, Editorial de CienciasSociales, La Habana, 1972.

    19. Michael Albert y Robin Hahnel, Socialism Today and Tomorrow,South End Press, Boston, 1981; Participatory planning, en SocialistVisions, de Steve Rosskamm Shalom (comp.), South End Press,Boston, 1983; Quiet Revolution in Welfare Economics, PrincetonUniversity Press, Princeton, NJ, 1990; Participatory Economics,Princeton University Press, Princeton, NJ, 1990; y Cuba Si?, ZMagazine, junio de 1990.

    20. Estos modelos se desarrollaron corno alternativas al llamadomodelo de planificacin burocrtica descentralizada, que en susdiferentes variantes result de la mayora de las reformas econmicassocialistas, incluida la Perestroika. Ese modelo introdujo dos medidasdescentralizadoras: primero, la reduccin del nmero deindicadores de la planificacin, y segundo reducir el nmero deeslabones en la cadena de la planificacin.

    21. Algunas propuestas recientes de esos modelos puedenencontrarse en Ernest Mandel, In Defense of Socialist Planning,New Left Review, no. 159 (1986); Alec Nove, Markets andSocialism, New Left Review, no. 161 (1987); y Ernest Mandel, TheMyth of Market Socialism, New Left Review, no. 169 (1988).

    22. Ver Michael Albert y Robin Hahnel, op.cit.

    23. Algunos de los trabajos recientes ms significativos sobre eltema son: Haroldo Dilla, Cuba: la crisis y la rearticulacin del , 1995