kerr judith - en la batalla de inglaterra

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En la batalla de Inglaterra

En la batalla de InglaterraJudith Kerr

Traduccin de Flora Casas

Ttulo original: THE OTHER WAY ROUND Judith Kerr, 1975 Publicado originalmente en ingls por William Collins Sons & Co. Ltd,

Ediciones Altea, Taurus, Alfaguara, S.A., 1987

Para la presente edicin Salvat Editores, S. A., Barcelona y Ediciones Altea, Taurus, Alfaguara, S.A., Madrid, 1987ISBN: 84-204-5999-2 (para la obra completa de Altea, Taurus, Alfaguara, S.A.)

ISBN: 84-204-6010-9 (para este volumen de Altea, Taurus, Alfaguara, S.A.)

ISBN: 84-345-8580-4 (para la obra completa de Salvat Editores, S.A.)

ISBN: 84-345-8589-8 (para este volumen de Salvat Editores, S.A.)

Impresin: Cayfosa. Sta. Perpetua de Mogoda (Barcelona) - 1987

Depsito legal: B. 13.294-1987Printed in Spain

Biblioteca JuvenilDirectora: MICHI STRAUSFELD

Coordinador: JOAQUN MARCO

Para mi hermano MichaelNDICEPrimera parte...........................................................................................11

Segunda parte........................................................................................153Primera parte

1

nna estaba en su habitacin, en el piso superior de la casa de los Bartholomew, en Londres. Por fin se haba acordado de subir el dobladillo de la falda, que estaba suelto, y llevaba unas medias nuevas de hilo de Escocia no las negras de los almacenes Woolworth's, sino las de Marks & Spencer's de una clase ms cara, de color crema. El jersey, que se haba tejido ella misma, casi haca juego con la falda, y acababa de limpiar unos zapatos muy bonitos heredados de una de las hijas de los Bartholomew. Lade el espejo del tocador para ver su reflejo, con la esperanza de sentirse impresionada.Fue decepcionante, como de costumbre. La habitacin era excesiva para ella. Estaba claro que no pegaba all. Contra el fondo de la colcha de seda a cuadros, el elegante papel de la pared, los muebles relucientes, deslumbrantes, Anna quedaba correcta, pero sin gracia. Una personita vestida de marrn. Como una criada, pens, o una hurfana. A aquella habitacin le haca falta alguien ms despreocupado, ms rico, ms sonriente.Se sent en el taburete de peluche y mir fijamente su rostro con irritacin creciente. Pelo oscuro, ojos verdes, expresin demasiado seria. Por qu no poda, al menos, ser rubia? Todo el mundo sabe que el pelo rubio es mejor. Todas las estrellas de cine eran rubias, desde Shirley Temple a Marlene Dietrich. Las cejas tambin estaban mal. Debieran haber sido arcos finos, como dibujadas a lpiz; en lugar de eso, eran espesas y casi rectas. Y con respecto a las piernas... A Anna no le gustaba ni siquiera pensar en sus piernas, porque eran cortitas, y tener las piernas cortas le pareca no tanto una desgracia como una falta de gusto.Se inclin hacia adelante y su reflejo le sali al encuentro. Al menos parezco inteligente, pens. Frunci el ceo y arrug los labios, para aumentar el efecto. En la Residencia Femenina Metcalfe decan que era lista. Esa chiquita refugiada, tan lista. Al principio no se haba dado cuenta de que era despectivo. No haba cado muy bien en el colegio de Miss Metcalfe. Al menos, todo eso ha acabado, pens.Cogi el bolso uno viejo de mam, de cuero marrn cuarteado, que haba trado de Berln, sac una polvera y se puso a empolvarse cuidadosamente la nariz. Todava no usaba barra de labios. No se lleva carmn a los quince aos, a menos que seas una fresca.No me habra hecho falta ir al colegio de Miss Metcalfe, pens, si hubiramos estado en casa. Era el hecho de vivir en un hotel lo que haba trado todas aquellas complicaciones; eso, y el no tener dinero. Porque cuando pap y mam ya no pudieron pagar su habitacin (a pesar de que el hotel era tan barato), se haba convertido en una especie de paquete, zarandeado de un lado a otro, pasado de una persona a otra, sin saber en qu manos caera la prxima vez. La nica razn por la que haba ido al colegio de Miss Metcalfe fue porque sta se haba ofrecido a alojarla gratis. La razn por la que ahora viva en casa de los Bartholomew (aunque claro, los Bartholomew eran viejos amigos y mucho ms agradables que Miss Metcalfe) era que aqu tampoco le costaba nada.Suspir. Qu cinta del pelo?, se pregunt. Por una vez poda elegir entre dos: marrn o verde? Se decidi por la verde, se la desliz por la cabeza, volvi a colocarla en el pelo, y se mir. Es lo mejor que puedo hacer, pens.En alguna parte, un reloj dio las diez; hora de marcharse. Mam y pap la esperaban. Cogi el abrigo e inspeccion el bolso. Las llaves, la linterna, el documento de identidad, el monedero. El monedero pareca extraordinariamente ligero, y lo abri. Estaba vaco. Los cuatro peniques para el billete deban haberse cado en el interior del bolso. Lo volc. Las llaves, la linterna, el documento de identidad, la polvera, dos lpices, un billete de autobs, la envoltura de una galleta de chocolate y unas migas. No haba dinero. Pero debe estar aqu, pens. Lo tena. Estaba segura de que lo tena la noche anterior. Frentica, busc en los bolsillos del abrigo. Tampoco estaba all. Maldita sea!, pens. Precisamente cuando crea que ya estaba lista. Maldita sea una y mil veces!Meti las cosas en el bolso de un manotazo, cogi el abrigo y sali de la habitacin. Qu voy a hacer?, pens. Me estarn esperando, y yo sin dinero.El rellano estaba a oscuras; las criadas deban haber olvidado descorrer las cortinas de oscurecimiento. Podra pedirle dinero a las criadas? No, pens, no puede ser. Empez a bajar la escalera de gruesa alfombra con la esperanza de que ocurriera un milagro.En el vestbulo, al pasar junto a lo que haba sido el aula, pero que era ahora una especie de cuarto de estar, una amigable voz americana grit: Eres t, Anna? Entra un momento. No te veo desde hace das.Mrs. Bartholomew.Podra pedrselo a ella?Abri la puerta y encontr a Mrs. Bartholomew tomando caf, en bata. Estaba sentada a la vieja mesa del aula, y ante ella, sobre la superficie manchada de tinta, haba una bandeja y un montn desordenado de viejos libros infantiles.Te has levantado pronto para ser domingo dijo Mrs. Bartholomew. Vas a ver a tus padres?Anna pens contestar: S, pero me temo que no tengo..., o Le importara prestarme...? En su lugar, se qued en el umbral y dijo:S.Seguro que se alegrarn de verte. Mrs. Bartholomew seal un libro que pareca ser de Hans Andersen. Llevo aqu un rato, acordndome de las chicas. A Judy le encantaba este libro..., hace tres o cuatro aos, y a Jenny tambin. Era tan divertido, cuando dabais clase todas juntas...! A que s?Contrariada, Anna alej de su mente el problema que la obsesionaba.S dijo. Haba sido divertido.Esta guerra es una verdadera locura prosigui Mrs. Bartholomew. Enviamos a todos los nios fuera de Londres, pensando que Hitler lo iba a destrozar a fuerza de bombas, y medio ao despus todava no ha ocurrido nada. Personalmente, estoy harta. Quiero que vuelvan aqu, conmigo. Jinny dice que existe la posibilidad de que el colegio se traslade otra vez a la ciudad. No sera bonito?S respondi Anna.Les encantara que vivieras en casa con ellas.De repente, Mrs. Bartholomew cay en la cuenta de que Anna estaba en la puerta, sin decidirse a entrar en la habitacin.Pero, entra, querida! grit. Toma una taza de caf y cuntame..., cmo va todo? Cmo va el curso de arte de la Politcnica?Tengo que marcharme, de verdad dijo Anna, pero Mrs. Bartholomew insisti, y se encontr sentada a la mesa del aula con una taza en la mano.Por la ventana vea nubes grises y ramas que se agitaban al viento. Pareca hacer fro. Por qu no haba pedido el dinero cuando se le present la oportunidad?As que, qu has hecho? Cuntame dijo Mrs. Bartholomew.Qu haba hecho?Bueno, naturalmente, es slo un curso para principiantes le resultaba difcil concentrarse en aquel tema. Hacemos de todo. La semana pasada nos dibujamos unos a otros. Eso me gusta.El profesor, al ver el dibujo de Anna, le haba dicho que tena verdadero talento. Se anim con aquel recuerdo.Pero, claro, no es muy prctico... Quiero decir econmicamente aadi.A lo mejor el profesor lo haba dicho simplemente por amabilidad.Escchame! exclam Mrs. Bartholomew. No tienes que preocuparte por cuestiones econmicas a tu edad, al menos mientras ests en esta casa. S que para tus padres es difcil estar en un pas extrao y todo eso, pero nos encanta que ests con nosotros, y puedes quedarte todo el tiempo que quieras. De modo que dedcate a tu educacin. Estoy segura de que vas a aprovechar el tiempo, y tienes que escribir a las nias para contrselo, porque les gustar saber de ti.S dijo Anna. Gracias. Mrs. Bartholomew la mir.Te encuentras bien? pregunt.S contest Anna. Claro que s, pero creo que debera irme.Mrs. Bartholomew sali con ella al vestbulo y la observ mientras se pona el abrigo.Espera un momento! grit, sumergindose en un armario, del que sali a los pocos minutos con una cosa gruesa y gris. Ser mejor que te lleves la bufanda de Jinny.La oblig a enrollrsela en el cuello y despus le dio un beso en la mejilla.Eso es! dijo. Seguro que tienes todo lo que necesitas? No quieres nada?Sin duda, entonces era el momento de pedrselo. Sera muy fcil, y adems, saba que a Mrs. Bartholomew no le importara. Pero al verse con los zapatos de Judy y la bufanda de Jinny, le result imposible. Neg con la cabeza y sonri. Mrs. Bartholomew le devolvi la sonrisa y cerr la puerta.Maldita sea!, pens Anna al remontar penosamente Holland Park Avenue. Ahora no le quedaba ms remedio que ir hasta Bloomsbury a pie, por no tener cuatro peniques para el billete del metro.Era un da fro y radiante, y al principio intent tomrselo como una aventura.De verdad que me gusta el ejercicio, dijo mentalmente y a modo de experimento a Miss Metcalfe, con tal de que no sea lacrosse. Pero, como de costumbre, no pudo obtener una respuesta satisfactoria, de modo que abandon la conversacin.Como era domingo, an haba gente en la cama, y se vean las cortinas de oscurecimiento encima de las tiendas cerradas. Slo estaba abierta la tienda de peridicos de Notting Hill, con los peridicos del domingo expuestos en anaqueles junto a la puerta y carteles impresos que decan: Ultimas noticias de la guerra, pero, como de costumbre, no haba ocurrido nada. La casa de prstamos junto a la estacin del metro an conservaba el letrero que tanto haba confundido a Anna cuando lleg a Londres y todava no saba mucho ingls. Deca: Cambie su oro por dinero en efectivo, pero se haba cado un pedacito de la G, con lo que oro se haba transformado en catarro *. Anna recordaba que cada da, al pasar por all camino del colegio con Judy y Jinny, se preguntaba qu significara, y si entrando en la tienda y estornudando le daran dinero.

* Este prrafo es intraducible: GOLD es oro en ingls. Al caerse el trocito de la G se transforma en COLD, catarro, fro. (N. de la T.)Cualquiera que hablase hoy en da con Anna no hubiera podido adivinar que no hablaba ingls desde la cuna, y adems, haba perdido el acento americano que al principio se le haba pegado de los Bartholomew. La idea no era slo que aprendiese ingls con Judy y Jinny, sino que ellas aprendieran el alemn nativo de Anna y el francs que haba practicado en Pars tras escapar de Hitler. Pero no haba resultado as. Ella y Jinny y Judy se haban hecho amigas y hablaban en ingls, pero a Mrs. Bartholomew no le importaba.Por los jardines de Kensington soplaba un viento fuerte. Haca traquetear los anuncios que indicaban los refugios antiareos que nadie haba utilizado an, y los escasos azafranes que seguan en pie entre las trincheras recin excavadas parecan helados. Anna se meti las manos en las profundidades de los bolsillos de su viejo abrigo gris. Francamente, pens, qu estupidez ir andando as. Tena fro, e iba a llegar tarde, y mam se preguntara dnde se habra metido. Era ridculo tener tan poco dinero que la prdida de cuatro peniques lo descabalara todo. Y cmo se poda ser tan tonta y tan tmida como para no ser capaz de pedir cuatro peniques cuando se necesitaban? Y adems, cmo se las haba arreglado para perder el dinero? Estaba segura de que lo tena la noche anterior: una moneda de plata de tres peniques y dos medios peniques; ahora lo recordaba. Estoy harta, pens, harta de ser tan intil, y en ese mismo momento, la alta figura de Miss Metcalfe se irgui ante ella, sin invitacin previa alz una ceja sarcstica y dijo: Pobre Anna!Oxford Street estaba desierta, los escaparates de los grandes almacenes cubiertos de papel marrn colocado en cruz para evitar que se rompieran en caso de ataques areos, pero Lyons Corner House estaba abierta y llena de soldados haciendo cola, a la espera de una taza de t.Al llegar a Oxford Circus sali el sol y Anna se sinti un poco ms animada. Despus de todo, el motivo de su apuro no era slo la timidez. Pap comprendera por qu no poda pedir dinero a Mrs. Bartholomew, ni siquiera una cantidad tan pequea. Tena los pies doloridos, pero slo le quedaban dos tercios del trayecto para llegar a casa, y a lo mejor estaba haciendo algo realmente esplndido.Una vez, coment negligentemente una Anna adulta a una Miss Metcalfe infinitamente envejecida, una vez fui andando desde Holland Park hasta Bloomsbury por no pedir cuatro peniques, y la envejecida Miss Metcalfe qued francamente impresionada.En Tottenham Court Road un vendedor de prensa haba extendido una enorme cantidad de peridicos dominicales en la acera. Ley los titulares (Racionamiento de t muy pronto? Que vuelvan los evacuados! y Los amantes de los perros ingleses, sin proteccin) antes de darse cuenta de la fecha. Era el cuatro de marzo de 1940, exactamente siete aos despus de que abandonara Berln para convertirse en refugiada. Por alguna razn, se le antoj significativo. All estaba, sin dinero pero triunfante, en el aniversario del da en que haba empezado su vida errante. Tal vez algn da, cuando fuera rica y famosa, todos volveran la vista atrs.Claro que recuerdo a Anna, dira la envejecida Miss Metcalfe al entrevistador del Pathe Newsreel. Era tan atrevida e ingeniosa... Todos la admirbamos mucho.Remont fatigosamente High Holborn. Al internarse en Southampton Row, ya no muy lejos del hotel, not un ligero tintineo en el dobladillo del abrigo. No es posible que... Palp el bolsillo. Con precaucin. S, tena un agujero. Con una sensacin de desastre inminente, meti dos dedos y, levantando el dobladillo con la otra mano, logr sacar dos medios peniques y una moneda de tres peniques amontonadas en la parte inferior del forro. Se qued quieta un momento, mirndolo. Despus pens: Tpico!, con tal vehemencia, que descubri que lo haba dicho en voz alta, para asombro de una pareja que pasaba por su lado. Pero, qu poda ser ms tpico que su actuacin de aquella maana? Tanta vergenza con Mrs. Bartholomew, tanta preocupacin por si haba hecho o no lo que deba, tanta caminata y el dolor de piernas, para que al final resultara una enorme prdida de tiempo. Nadie haca cosas as. Estaba cansada de todo aquello. Tena que cambiar. Todo tena que cambiar.Con el dinero apretado en la mano, cruz con decisin la calle, hasta donde haba una mujer que venda narcisos a la puerta de un saln de t:Cunto valen? pregunt. Costaban a tres peniques el ramo.Deme uno dijo.Era un acto de estpida extravagancia, y adems, los narcisos no lo merecen, pens al verlos marchitndose en su mano, pero al menos era algo. Se los regalara a mam y a pap. Les dira: Hace siete aos que salimos de Alemania, y os he trado unas flores. Y tal vez las flores les dieran suerte, tal vez le pidieran a pap que escribiera algo, o alguien le mandara dinero, y tal vez cambiaran las cosas, y todo debido a que se haba ahorrado el billete del metro y haba comprado unos narcisos. E incluso si no ocurra nada, al menos a mam y a pap les gustara y les animara.Al empujar las puertas giratorias del Hotel Continental, el viejo conserje que dormitaba tras el mostrador la salud en alemn.Su madre se ha puesto nerviossima dijo, porque no saba dnde se haba metido.Anna inspeccion el saln. Desperdigados entre las mesas y sentados en los desastrados sillones de imitacin de cuero, vio a los refugiados alemanes, checos y polacos de siempre que haban hecho del hotel su hogar mientras esperaban algo mejor. Pero no estaba mam.Voy a subir a su habitacin dijo, pero antes de empezar a ascender la escalera, una voz grit: Anna!, y mam sali como una exhalacin de la cabina telefnica. Su rostro estaba enrojecido por la excitacin, y sus ojos azules, tensos. Dnde estabas? grit en alemn. Acabo de hablar con Mrs. Bartholomew. Creamos que haba pasado algo! Y Max est aqu... Slo puede quedarse un rato y tena especial inters en verte.Max? pregunt Anna. No saba que estuviera en Londres.Le ha acercado un amigo de Cambridge.La cara de mam se relaj, como le ocurra siempre al hablar de su extraordinario hijo. El ha venido primero, y despus va a reunirse con otros amigos para volver todos juntos. Amigos ingleses, claroaadi para su propia satisfaccin y para ejemplo de cualquier alemn, checo o polaco que estuviera escuchando.Mientras suban a toda prisa, se fij en los narcisos que Anna llevaba en la mano.Y eso? pregunt.Los he comprado respondi Anna.Que los has comprado? grit mam, pero su asombro fue interrumpido por un polaco de mediana edad que sala de una habitacin con el rtulo de W.C..La vagabunda ha regresado dijo el polaco en tono satisfecho al ver a Anna. Ya le dije, seora, que seguramente se habra entretenido y entr en su habitacin, al otro extremo del pasillo.Anna se sonroj:No he llegado tan tarde dijo, pero mam la hizo apresurarse.La habitacin de pap estaba en el piso superior, y al entrar, Anna casi se cay encima de Max, que estaba sentado a los pies de la cama, al lado de la puerta. Dijo: Qu tal, hermana!, en ingls, como en las pelculas, y le dio un beso fraternal. Despus aadi en alemn: Ya me iba. Me alegro de que hayas llegado a tiempo.Anna replic:He tardado un siglo en llegar aqu y dio la vuelta a la mesa en que estaba la mquina de escribir de pap para abrasarle. Bonjour, pap dijo, porque a pap le encantaba hablar en francs.Pareca cansado, pero la expresin de sus ojos inteligentes, irnicamente sonrientes, era la misma de siempre. Anna pens: A pap es como si siempre le interesara cualquier cosa que ocurra, a pesar de que hoy en da, evidentemente, no esperaba que fuese nada bueno.Le tendi los narcisos.Mira lo que he comprado dijo. Hace siete aos que salimos de Alemania, y he pensado que a lo mejor nos traa buena suerte a todos.Se marchitaban a ojos vistas, pero pap las cogi y dijo:Huelen a primavera. Llen de agua el vaso del cepillo de dientes y Anna le ayud a colocar las flores. Se desmoronaron inmediatamente sobre el borde del vaso, hasta que las corolas se posaron sobre la mesa.Me temo que se han fatigado en exceso dijo pap, y todos rieron. Bueno, al menos le haban animado. De todos modos continu pap, estamos los cuatro juntos. Despus de siete aos de emigracin, tal vez no pueda pedirse mejor suerte.Claro que s se puede! exclam mam. Max hizo una mueca:Probablemente, siete aos es ms que suficiente. Se volvi hacia pap. Qu crees que va a pasar con la guerra? Piensas que va a ocurrir algo?Cuando Hitler est preparado contest pap. El problema es si tambin lo estarn los britnicos.Era la conversacin habitual y, como de costumbre, la mente de Anna fue apartndose del tema. Se sent en la cama, junto a Max, y apoy los pies.Le gustaba la habitacin de pap. En todos los lugares en que haban vivido, ya fuera Suiza, Pars, o Londres, la habitacin de pap siempre era igual. Siempre haba una mesa con la mquina de escribir, que ahora ya estaba achacosa; sus libros, el trozo de pared en que pegaba con chinchetas fotografas, postales, cualquier cosa que le interesara, todo tan junto que incluso el empapelado ms chilln quedaba derrotado por el tamao del conjunto de chismes; la fotografa de sus padres, remotos en el entorno Victoriano; una pipa de espuma de mar en la que nunca fumaba, pero cuya forma le gustaba, y uno o dos artilugios caseros de cuya utilidad estaba firmemente convencido. En esos momentos, le haba dado por las cajas de cartn, y haba inventado una ratonera con una tapadera colocada al revs, apoyada sobre un lpiz, con un trozo de queso en la base. Al ir a comer el queso, la tapa caera sobre el ratn, y pap lo sacara para concederle la libertad en Russell Square. Hasta entonces haba tenido poco xito.Cmo sigue tu ratn? pregunt Anna.Todava libre respondi pap. Lo vi anoche. Tiene una cara muy inglesa.Max se removi inquieto a su lado, en la cama.En Cambridge nadie se preocupa por la guerra deca a mam. El otro da fui al centro de reclutamiento y me dijeron con toda seriedad que no deba presentarme voluntario, sino acabar la carrera primero.Por la beca! grit mam con orgullo.No, mam replic Max. Pasa igual con todos mis amigos. A todos les han dicho que esperen un par de aos. Tal vez entonces pap ya se habr naturalizado.Tras cuatro aos de instituto y casi dos cursos en Cambridge, Max pareca, se senta y hablaba como un ingls. Le enloqueca no serlo tambin legalmente.Si hacen esa excepcin con l dijo mam.Anna mir a pap, tratando de imaginrseloingls. Era muy difcil. De todos modos exclam:Pues deberan hacerlo! No es un cualquiera. Es un escritor famoso!Pap lanz una ojeada a la pobre habitacin.No es que sea muy famoso en Inglaterra dijo.Hubo una pausa, y Max se levant para marcharse. Abraz a pap y a mam y le hizo una mueca a Anna:Ven conmigo hasta el metro dijo. Casi no he tenido tiempo de verte.Bajaron las mltiples escaleras en silencio y, como de costumbre, los que estaban reunidos en el saln miraron admirados a Max cuando Anna y l lo atravesaron. Siempre haba sido guapo, con su pelo rubio y sus ojos azules; no como yo, pens Anna. Era agradable estar con l, pero le hubiera gustado haberse quedado sentada un poco ms antes de salir otra vez a la calle.En cuanto salieron del hotel, Max le pregunt en ingls:Cmo van las cosas?Bien respondi Anna. Max caminaba deprisa, y a ella le dolan los pies. Pap est deprimido porque se ofreci a la BBC para difundir propaganda a Alemania, y no le han aceptado.Por qu demonios?Al parecer, es demasiado famoso. Los alemanes saben que es furiosamente antinazi, as que no tomaran en cuenta lo que dijese. Al menos, esa es la teora.Max mene la cabeza:Le he encontrado viejo y cansado. Esper a que Anna le diera alcance para preguntar: Y t, qu tal?Yo? No lo s. De repente, Anna no poda pensar en otra cosa que en sus pies. Supongo que estoy bien dijo evasivamente.Max pareca preocupado.Pero, te gusta el curso de arte? pregunt. Lo pasas bien?Anna se olvid momentneamente de sus pies.S contest. Pero es tan intil..., no crees?, cuando nadie tiene dinero. O sea, leo cosas sobre pintores que abandonan su casa para ir a vivir a un cuartucho, pero si resulta que tu familia ya vive en un cuartucho...! He pensando que debera buscar trabajo.An no has cumplido los diecisis objet Max, y aadi casi con clera: Al parecer, toda la suerte me ha tocado a m.No seas tonto dijo Anna. Una beca en Cambridge no es cuestin de suerte.Haban llegado a la estacin de metro de Russell Square, y uno de los ascensores estaba a punto de cerrar las puertas, listo para bajar.Bueno dijo Anna, pero Max vacilaba.Oye grit Max. Por qu no vienes a Cambridge un fin de semana? Y al ver la expresin grave de Anna, aadi: Yo me ocupar del dinero. Te presentar a algunos amigos mos, y te llevar a ver sitios. Ser divertido! Las puertas del ascensor chirriaron y Max se precipit hacia l. Te escribir con los detalles grit al tiempo que l y el ascensor desaparecan.Anna regres lentamente al hotel. Mam y pap la estaban esperando sentados a una de las mesas del saln, y haba una descolorida seora alemana con ellos.... la pera de Berln deca la seora alemana a pap. Usted estaba en la tercera fila de butacas. Recuerdo que mi marido le seal. Yo me emocion mucho, y usted escribi un artculo maravilloso en el peridico de la maana siguiente.Pap sonrea cortsmente.Creo que era Lohengrin dijo la seora alemana. A menos que fuera La flauta mgica, o Ada. En cualquier caso, fue muy hermoso. Todo era hermoso en aquellos das.En ese momento, pap vio a Anna.Perdone dijo. Inclin la cabeza ante la seora alemana, y l, mam y Anna entraron en el comedor a almorzar.Quin es? pregunt Anna.La mujer de un editor alemn respondi pap. Ella escap, pero los nazis mataron a su marido.Mam aadi:Dios sabe de qu vivir.Fue el almuerzo normal de los domingos, servido por una chica suiza que estaba intentando aprender ingls, pero en este lugar tiene ms probabilidades de aprender polaco, pensaba Anna. Hubo ciruelas de postre y ciertas dificultades a la hora de pagar la comida de Anna. La camarera suiza dijo que lo apuntara en la cuenta, pero mam insisti en que no era un extraordinario, ya que ella no haba cenado el martes anterior por no sentirse bien. La camarera respondi que no estaba segura de si podan transferirse las comidas de una persona a otra. Mam se puso nerviosa y pap, con expresin triste dijo:Por favor, no hagas una escena. Finalmente hubo que consultar con la directora del hotel, quien decidi que vala por aquella vez, pero que no deba considerarse como un precedente. Para entonces, se haba desvanecido gran parte de la alegra del da.Nos sentamos aqu o vamos arriba? pregunt mam al volver al saln, pero como la seora alemana estaba al acecho y a Anna no le apeteca hablar de la pera de Berln, subieron. Pap se encaram a una silla y Anna y mam se sentaron en la cama.No debo olvidar darte el dinero para el autobs de la prxima semana dijo mam al tiempo que abra el bolso.Anna la mir.Mam dijo, creo que debera buscar trabajo.Anna y mam estaban sentadas en la sala de espera de la Organizacin de Socorro para los Refugiados judo-alemanes.Si nos ayudaran a pagar la matrcula del curso de secretariado dijo mam por sexta vez siempre podras ganarte la vida.Anna asinti.En la habitacin haba otros refugiados alemanes, sentados en sillas, como mam y ella, esperando a que les entrevistaran. Algunos hablaban con voces nerviosas, agudas. Otros lean peridicos. Anna cont uno ingls, otro francs, dos suizos y otro yiddish. Una pareja de ancianos estaba comiendo bollos que sacaban de una bolsa de papel, y un hombre delgado estaba a solas en un rincn, con los hombros encorvados, mirando al vaco. Cada poco rato entraba la recepcionista, gritaba un nombre, y el propietario de aquel nombre sala detrs de ella.Contars con algo sobre lo que construir tu vida dijo mam, cosa que yo nunca tuve, y siempre sers independiente.Al principio, a mam le haba cogido de improviso la propuesta de Anna de buscar trabajo, pero despus se lanz a la bsqueda de unos estudios adecuados con sus energas habituales. Se haba mostrado inexorable con el hecho de que Anna deba recibir alguna clase de preparacin, pero era difcil decidir en qu poda consistir. Un curso de secretariado era la eleccin ms evidente, pero la completa incapacidad de Anna para aprender taquigrafa haba sido uno de los mltiples fracasos en el colegio de Miss Metcalfe.No es porque sea difcil, es que es aburrido!, exclamaba Anna, y Miss Metcalfe sonrea compasiva, como de costumbre, y sealaba que la altanera nunca haba servido de ayuda a nadie.Mam haba entendido lo de la taquigrafa, y a fuerza de pedir consejo a todo el mundo, descubri una academia de secretariado en la que enseaban un mtodo diferente. No se escriba a mano, sino en una maquinita parecida a una mquina de escribir, y adems tena la ventaja de que se aprenda rpidamente y se adaptaba fcilmente a otros idiomas. El nico problema consista en que el curso completo costaba veinticinco libras.Mr. y Mrs. Zuckerman!La recepcionista haba vuelto a entrar, sorprendiendo a la pareja de ancianos con los bollos a medio comer. Metieron los restos en la bolsa de papel a toda prisa, y salieron tras ella.Creo que nos ayudarn dijo mam. Nunca hemos pedido nada.No habra querido acudir a la Organizacin de Refugiados ni siquiera en esta ocasin; y fue nicamente el temor de que Anna, como ella misma, tuviera que trabajar sin haberse especializado en nada, lo que finalmente la haba convencido. Mam pasaba cinco das y medio a la semana metida en la oficina, en un stano, mecanografiando y archivando cartas, y detestaba aquel trabajo.Mr. Rubinstein! Mr. y Mrs. Berg!Una mujer sentada frente a mam se removi inquieta.Cunto te hacen esperar! se quej. Creo que no voy a aguantar aqu mucho ms tiempo, de verdad!Su marido frunci el ceo.Vamos. Bertha dijo. Es mejor que hacer cola en la frontera. Se volvi hacia mam y Anna. Mi mujer est un poco nerviosa. Lo pasamos muy mal en Alemania, pero logramos salir antes de que empezara la guerra.Ah, fue espantoso! grit la mujer. Los nazis nos chillaban y nos amenazaban todo el tiempo. Haba un pobre viejo que crea tener todos los papeles en regla, pero le dieron puetazos y patadas y no le dejaron marchar. Y despus nos gritaron: Por esta vez os podis ir, pero al final os cogeremos!Bertha... dijo su marido.Eso dijeron! chill la mujer. Dijeron: Os cogeremos all donde vayis, porque vamos a conquistar el mundo!El hombre le dio unas palmaditas en el brazo y sonri avergonzado a mam.Cundo salieron ustedes de Alemania? pregunt.En marzo de 1933 respondi mam.Entre los refugiados, cuanto antes se hubiera huido ms importante se era. Haber salido en 1933 era como haber llegado a Amrica en el Mayflower *, y mam nunca poda resistir la tentacin de decirle a la gente el mes exacto.De veras? dijo el hombre, pero su mujer no pareca muy impresionada. Mir a Anna con sus ojos asustados.T no sabes lo que es dijo. Anna bloque su mente de forma automtica. Nunca pensaba en lo que ocurra en Alemania.

* Nombre del barco en el que, en 1620, llegaron a lo que hoy es Nueva Inglaterra, en Estados Unidos, un grupo de ingleses (los padres peregrinos) que huan de la persecucin religiosa. Fundaron una colonia y se dieron una Constitucin, de principios puritanos. Ser descendiente de ellos equivale a pertenecer a la ms distinguida aristocracia, y cualquier americano se siente orgulloso de ello. (N. del E.)

Miss Goldstein!La siguiente persona a la que llamaron era una mujer con un rado abrigo de piel, que sujetaba con firmeza un maletn. A continuacin un hombre de gafas, en quien mam reconoci a un violinista de segunda fila, y despus les lleg el turno a Anna y a mam. La recepcionista les dijo: Pasen ustedes a la seccin de estudiantes, y las llev a una habitacin en la que una dama de pelo gris esperaba sentada tras una mesa. Estaba examinando la solicitud que Anna haba rellenado antes de concertar la cita, y pareca una directora de colegio, aunque ms agradable que Miss Metcalfe.Cmo estn ustedes? pregunt, indicndoles dos sillas. A continuacin se volvi hacia Anna y aadi: De modo que quieres ser secretaria?S respondi Anna. La seora del pelo gris lanz una ojeada a su solicitud.Sacaste muy buenas notas en el certificado escolar dijo. No quieres seguir en el colegio?No replic Anna.Y, por qu?No me gustaba dijo. Y casi nadie se quedaba despus del certificado escolar. Vacil. No nos enseaban mucho.La seora volvi a consultar la solicitud.Colegio Femenino Lilian Metcalfe dijo. Lo conozco. Es ms pretencioso que acadmico. Qu lstima.Y habindolo despachado de este modo, procedi a resolver los problemas del curso de secretariado de Anna. Haba hecho ya alguna prueba? Cunto tiempo tardara? Y qu clase de trabajo pensaba hacer Anna? Animada por la demolicin de Miss Metcalfe, Anna contest ampliamente, con menos timidez de la habitual, y al cabo de un rato sorprendentemente breve, la seora dijo:Bueno, me parece todo muy satisfactorio.Por un momento, Anna pens que todo haba acabado, pero la seora le dijo a mam, algo contrariada:Perdneme, pero hay tanta gente que necesita ayuda, que tengo que formularle tambin a usted algunas preguntas. Cunto tiempo lleva en este pas?Desde 1935 respondi mam, pero salimos de Alemania en 1933...Anna haba odo la explicacin tantas veces que casi se la saba de memoria. Seis meses en Suiza..., dos aos en Francia..., la depresin..., el guin de cine que les haba ayudado a venir a Inglaterra... No, nunca lleg a hacerse la pelcula. No, no import que pap no supiera ingls, porque lo haban traducido, pero claro, ahora... Un escritor sin idioma...Perdone insisti la seora, me doy cuenta de que su marido es un hombre muy famoso, pero, mientras se encuentren en estas circunstancias, no podra hacer algo ms prctico, aunque slo fuera por una temporada?Pap, pens Anna, que no saba clavar un clavo a derechas, que no saba frer un huevo, que no saba hacer otra cosa ms que juntar palabras de una forma tan bella.Mi marido respondi mam no es un hombre prctico. Adems, es mucho mayor que yo. Se haba sonrojado un poco, y la seora se apresur a decir:Claro, claro, disclpeme.Era curioso, pens Ana, que le impresionara mucho ms la edad de pap, algo que cualquiera que le conociese no notara inmediatamente, que su falta de sentido prctico, que se notaba a primera vista. Una vez, en Pars, pap haba gastado casi todo el dinero que tenan en una mquina de coser que no funcionaba. Anna recordaba haber ido con l a intentar devolverla a la tienda de segunda mano que le haba timado. En Pars tampoco tenan dinero, pero no les haba importado. Ella se senta como si fuera de all, no como una refugiada.Durante una temporada trabaj de secretaria particular dijo mam. Para Lady Parker..., tal vez haya odo hablar de ella. Pero su marido muri, y ella se traslad al campo. De modo que ahora ayudo a arreglar los papeles de su hacienda.La seora pareca avergonzada.Y, ejem, cunto...? Mam le dijo cunto ganaba.No tengo ningn ttulo, comprende? aadi. Estudi msica cuando era pequea. Pero con esto ayudo a pagar la cuenta del Hotel Continental.Anna pens: tal vez hubiera sido distinto en Pars porque mam no tena que trabajar, o porque vivan en un piso en lugar de un hotel..., o tal vez fuera que, sencillamente, Inglaterra no le sentaba bien. No conoca a muchos ingleses, desde luego, solamente a los del colegio de Miss Metcalfe. Pero lo cierto era que al poco tiempo de su llegada le haban salido mal muchas cosas. Para empezar, haba engordado mucho, le haban salido protuberancias en sitios insospechados, de modo que toda la ropa le sentaba fatal. Mam deca que era grasa superfina y que la perdera y, de hecho, ya haba desaparecido gran parte de ella, pero Anna an sospechaba que, en cierto modo, Inglaterra era la culpable. Despus de todo, nunca haba estado gorda.Las otras chicas del internado tambin eran gordas. Anna recordaba grandes muslos rojizos en el vestuario y pesadas figuras amontonadas en la hierba helada del campo de lacrosse. Pero, al menos, no eran tmidas. Su timidez era lo peor que le haba ocurrido a Anna en Inglaterra. Le haba sobrevenido poco despus de haber engordado y de forma inesperada, porque siempre se haba llevado bien con la gente. La paralizaba, de modo que cuando las inglesas se burlaban de ella por jugar mal al lacrosse y por hablar con acento raro, no era capaz de responder. Nunca haba tenido ese problema con Judy y Jinny, que eran americanas.Bien, Anna dijo la seora del pelo gris, como si hubiera escuchado los pensamientos de Anna; espero que te guste ms el curso de secretariado que el colegio de Miss Metcalfe.Anna volvi a la tierra. Entonces, estaba todo arreglado?Maana hablar con el comit dijo la seora, pero estoy casi segura de que no habr ninguna dificultad. Y al expresar Anna su agradecimiento entre tartamudeos, aadi: Bobadas! Creo que vas a ser una buena inversin.Haba salido el sol y haca calor cuando Anna y mam regresaban al hotel.Cunto crees que llegar a ganar? pregunt Anna.No lo s contest mam, pero hablando idiomas es posible que saques al menos tres libras.Todas las semanas! exclam Anna. Le pareca una cantidad enorme.Pap la felicit con cierta tristeza.Tengo que admitir que nunca te he imaginado de secretaria dijo, y Anna desech inmediatamente la idea de que ella tampoco.Pap! grit. Han dicho que era una buena inversin!En eso estoy de acuerdo con ellos dijo pap. Se haba puesto su mejor traje, o el que l consideraba como menos usado, y estaba a punto de salir. Voy a una reunin del Club Internacional de Escritores explic. Quieres venir? No es que vaya a ser una fiesta, pero habr merienda.El Club de Escritores no era algo muy fascinante, pero, ahora que tena el futuro resuelto, Anna se senta inquieta. Camin rpidamente hasta la parada del autobs con pap, tratando de no pensar en el hecho de que a partir de entonces tendra sus das ocupados con la mecanografa en lugar de con el dibujo.Hoy se rene la seccin alemana dijo pap, que era su presidente. Pero el t sonri para s al explicar en qu iba a consistir el convite ser autnticamente ingls.Cuando llegaron al edificio del club, cerca de Hyde Park Corner, ya se haban congregado la mayora de los escritores: una coleccin de las habituales caras inteligentes de refugiados, con los desgastados cuellos y puos de camisa igualmente habituales. Varias personas acudieron a la puerta a saludar a pap, fueron presentadas a Anna y dijeron cunto se pareca a l. Esto ocurra con frecuencia, y siempre la animaba. Pensaba que nadie que se pareciese tanto a pap poda ser totalmente intil.Va a seguir sus pasos? pregunt un hombrecillo con lentes de concha.Eso crea yo respondi pap. Pero ahora le interesa ms el dibujo. En estos momentos levant una mano con pesar, tiene la intencin de ser secretaria.El hombre de las lentes de concha levant ambas manos, a modo de eco apesadumbrado.Qu le vamos a hacer? dijo. Hay que vivir!El y pap fueron a sentarse en una pequea tarima, en tanto que Anna encontr un asiento entre los escritores. El tema de la reunin era Alemania, y se fueron levantando a hablar cierto nmero de asistentes. Cuntos hay, pens Anna. No era de extraar que no hubiera trabajo para todos.El primero habl sobre el surgimiento de los nazis y de cmo poda haberse evitado. Todos menos Anna demostraron mucho inters, y aquel discurso desencaden una serie de debates y discusiones ms breves. Si..., clamaban los escritores. Si la Repblica de Weimar... los socialdemcratas... los franceses de la Rhineland...Por fin acab, y se levant un hombre triste con jersey para leer extractos de un diario que se haba pasado secretamente de Suiza, escrito por un escritor judo que segua libre en Alemania. Anna saba cmo vivan aquellas personas, claro, pero aun as resultaba horripilante enterarse de los detalles: las penurias, las persecuciones por cosas mnimas, la continua amenaza del campo de concentracin. Cuando hubo terminado, los dems escritores quedaron en silencio y miraron con gratitud el techo de molduras y las grandes ventanas que daban a Hyde Park. Al menos, ellos haban escapado a tiempo.Sigui una disertacin absolutamente aburrida sobre las diferencias regionales entre Francfort y Munich, y despus se levant pap.Berln dijo, y empez a hablar.Cuando, a la edad de ocho o nueve aos, Anna comprendi que pap era un escritor famoso, le pidi que le dejara ver algo que hubiera escrito y l, finalmente, le dio una pieza corta que a su juicio, podra entender. Anna an recordaba su azoramiento despus de leerlo. Por qu, pens avergonzada, no poda escribir pap como los dems? En el colegio, ella atravesaba una poca de escritura de frases largas, llenas de circunloquios y expresiones ampulosas. Imaginaba que la escritura de pap sera as, slo que ms grandiosa. En su lugar, las frases de pap eran muy cortas. Utilizaba palabras corrientes que todos conocan, pero las una de formas inesperadas, de modo que te dejaban sorprendida. Es cierto que una vez superada la sorpresa se vea exactamente lo que quera decir, pero aun as... Por qu, pensaba Anna, no poda escribir como otras personas?Creo que es demasiado pronto, haba dicho pap, y durante aos a Anna le haba dado miedo intentarlo otra vez.Pap lea algo que deba haber mecanografiado recientemente en la mquina destartalada de su habitacin. Era sobre Berln. Anna reconoci las calles, los bosques de los alrededores; incluso haba un trozo que hablaba de su casa. As era exactamente, pens.A continuacin, pap haba escrito sobre la gente: los vecinos, los tenderos, el hombre que cuidaba el jardn (Anna casi lo haba olvidado), la secretaria de ojos de bho que mecanografiaba las cosas de pap. Aquel trozo era muy divertido, y todos los escritores que haba entre el pblico se rieron. Pero, dnde estaban ahora todas aquellas personas?, pregunt pap. La secretaria, de ojos de bho, levantara la mano en el saludo hitleriano? Se habra alistado el tendero en las S. A. * o le habran metido en un campo de concentracin? Qu habra sido de ellos despus de que los nazis les hubieran arrebatado su pas? (Al llegar aqu pap emple una palabra muy grosera, que hizo que los escritores sofocaran un grito y rieran despus con disimulo, aliviados.) No lo sabemos, dijo pap. Hitler se los ha tragado. Y tal vez, si uno volviera all, todo seguira igual que siempre. Las calles, los bosques de los alrededores, la casa... Termin con las palabras con que haba empezado: Una vez yo viv en Berln.Hubo un momento de silencio, y a continuacin los escritores se levantaron como un solo hombre y aplaudieron con fuerza. Al bajar de la tarima, se form una pequea multitud a su alrededor para felicitarle y estrecharle la mano. Anna se qued a un lado, pero pap se reuni con ella en la puerta, y le pregunt: Te ha gustado? Ella asinti, pero antes de poder decir nada, se vieron arrastrados hasta la habitacin de atrs, en que estaba preparada la merienda. Era todo un despliegue de abundancia, y en tanto que algunos escritores trataban de no parecer demasiado ansiosos, otros no podan resistir abalanzarse sobre la comida. La merienda era obsequio de la seccin principal, la inglesa, y junto con ella apareci un puado de escritores ingleses. Mientras Anna coma un eclair de chocolate e intentaba decirle a pap lo mucho que le haba gustado su escrito sobre Berln, uno de ellos se acerc a hablarles.He odo los aplausos le dijo a pap. De qu ha hablado?Pap no le entendi, como de costumbre, de modo que Anna se lo tradujo.Ah, s! respondi pap, y compuso la expresin de la cara para hablar ingls. Hablado he dijo, poniendo detrs el verbo haber, como siempre sobre Alemania.Debe haber sido muy emocionante replic el ingls. Ojal hubiera podido entenderlo.Cuando Anna volvi a casa de los Bartholomew, mucho ms tarde, se encontr con una carta de Max, en la que la invitaba a pasar el fin de semana en Cambridge. Todo est ocurriendo al mismo tiempo, pens. Olvid su timidez al contarle a Mrs. Bartholomew lo de la invitacin, lo de la lectura de pap en el club y lo de su nueva carrera.Y cuando haya acabado el curso concluy triunfalmente, podr ganar tres libras a la semana!Como pap, Mrs. Bartholomew pareca un poco pesarosa.Son unas noticias muy buenas dijo al cabo de un momento, pero sabes que puedes vivir en esta casa todo el tiempo que quieras, no? De modo que si cambias de opinin...Despus fue a buscar un abrigo de Jinny para que Anna se lo llevase para su fin de semana con Max.Durante todo el trayecto en tren hasta Cambridge, Anna fue pensando sobre lo que ocurrira. Qu haran? Cmo seran los amigos de Max? Esperaran de ella que hablase y, de ser as, qu demonios iba a decir?* Abreviatura de Sturm Abteilung, tropas de asalto del ejrcito alemn que se reclutaron al principio entre miembros y simpatizantes del Partido Nacionalsocialista (nazis). (N. del E.)El tiempo haba vuelto a enfriarse, y poco despus de que el tren saliera de Londres empez a lloviznar. Anna miraba los campos empapados y el ganado que se resguardaba bajo los rboles goteantes, y casi lleg a desear no haber ido. Y si no le caa bien a nadie? Efectivamente, por qu habra de gustarles? No le ocurra con nadie, pens taciturna, al menos con las personas de su edad. Las chicas del colegio de Miss Metcalfe no le haban hecho mucho caso. Nunca la haban elegido tutora, ni capitana de dormitorio, ni siquiera jefa de mesa del comedor. Durante una corta temporada se habl de nombrarla ayudante de conejillo de Indias, pero ni siquiera aquello cuaj. Y los amigos de Max eran chicos. Cmo se hablaba con los chicos?No es un da muy agradable dijo una voz como un eco de sus palabras. Perteneca a una seora vestida con traje de mezclilla que estaba en el asiento de enfrente. Anna admiti que no, y la mujer sonri. Llevaba sombrero y unos zapatos caros y muy adecuados para las circunstancias, como las madres el Da de los Padres en el colegio de Miss Metcalfe.Qu, a pasar el fin de semana a Cambridge? pregunt la seora. Anna contest: S, y la mujer se lanz de inmediato a la descripcin de las delicias sociales de lo que ella llamaba la Un. Sus tres hermanos haban ido all haca aos, y dos primos, y la invitaban a pasar los fines de semana. Cmo se diverta all una chavalita! Fiestas teatrales! grit la seora con traje de mezclilla, y bailes de mayo y meriendas en Grantchester y a cualquier sitio que fueras, muchos, muchsimos jvenes encantadores!A Anna se le cay an ms el alma a los pies ante este relato, pero se consol pensando que difcilmente podra haber bailes de mayo en marzo y que, sin duda, Max la hubiera avisado de haber tenido grandes planes.De dnde eres, cielo? pregunt la seora con traje de mezclilla, cuando hubo agotado sus recuerdos.Normalmente, cuando alguien le preguntaba que de dnde era, Anna responda: De Londres, pero esta vez, por alguna razn inexplicable, se sorprendi contestando:De Berln e inmediatamente se arrepinti.La mujer se haba quedado de piedra.De Berln? grit. Pero si eres inglesa!No .replic Anna, con la misma sensacin que mam en la Organizacin de Socorro a los Refugiados. Mi padre es un escritor antinazi. Salimos de Alemania en 1933.La seora del traje de mezclilla intentaba localizarla.Antinazi dijo. Eso significa que estis contra Hitler.Anna asinti.Nunca lo hubiera pensado aadi. No tienes ni rastro de acento. Hubiera jurado que eras una chavalita inglesa normal y corriente.Era un halago, ante el que Anna sonri debidamente, pero a la mujer se le ocurri de repente otra idea.Y la guerra? grit. Ests en pas enemigo!Maldita sea, pens Anna, por qu me habr metido en esto?Intent explicarlo con la mayor paciencia posible.Estamos en contra de Alemania dijo. Queremos que ganen los ingleses.Contra vuestro propio pas? pregunt la seora.Ya no nos sentimos de ese pas empez a decir Anna, pero a la seora del traje de mezclilla le haba ofendido la conversacin.Hubiera jurado que eras inglesa dijo en tono de reproche, y se enfrasc en la lectura de un Country Life.Anna contempl el paisaje gris que rodaba por la ventana salpicada. Era ridculo, pero se senta molesta. Por qu no haba dicho que era de Londres, como siempre? Max nunca hubiera cometido un error as. Este viaje va a ser un desastre, pens.Cuando al fin lleg el tren a la estacin de Cambridge, sus peores sospechas parecieron confirmarse. Se qued en el andn azotado por un viento helado, sin ver a Max por ninguna parte. Pero apareci detrs de una esquina, sin aliento y con la toga flotando a su espalda.Perdona dijo. Tena una conferencia. Mir el abrigo escarlata que le haba dejado Mrs. Bartholomew. Muy aparente aadi. Es de Jinny o de Judy?De Jinny respondi Anna, y se sinti ms animada.Max cogi su maleta y sac a Anna apresuradamente de la estacin.Espero que tambin hayas trado un camisn de lana gruesa dijo. Tu habitacin es un poco fresca.Result que su alojamiento no tena calefaccin: era una amplia cueva heladora, pero no estaba lejos de la de Max, y la casera prometi ponerle por la noche una bolsa de agua caliente en la cama.Mientras se arreglaba un poco, Anna trat de imaginarse a la seora del traje de mezclilla pasando una noche all, y lleg a la conclusin de que sus fines de semana en Cambridge deban haber sido muy diferentes. Max pag la habitacin (cama y desayuno costaban diez peniques), y despus salieron a pasear por la ciudad.Para entonces ya haba dejado de llover, pero an haba charcos por todas partes. El cielo por encima de los tejados era hmedo y gris, con nubes errabundas que de vez en cuando aclaraban al resplandor tenue de la dbil luz del sol. Atravesaron el mercado, abrindose paso entre compradores y toldos goteantes, y de sopetn se vieron envueltos en un tropel de estudiantes. La Calle Mayor estaba llena. Iban salpicando por los charcos con las bicicletas y empujando por las aceras, en grupos ruidosos. Por todas partes se vean togas negras, y largas bufandas de rayas, y pareca que todo el mundo estuviera hablando o saludando a gritos a los amigos al otro lado de la calzada. Varias personas saludaron a Max, que estaba como pez en el agua entre ellos, y Anna pens en lo divertido que deba ser vivir all.De cuando en cuando, entre saludo y saludo, Max sealaba un punto destacado en medio de la barahunda: un edificio, un trozo de muro antiguo, el corredor de un claustro por el que, siglos atrs, haba paseado alguien, el asiento en que otro haba escrito un poema. La piedra con que estaban construidos era del mismo color que el cielo, y pareca haber estado siempre all.En la entrada de un saln de t, Max fue abordado por dos figuras togadas.Al fin te descubrimos! grit una. Y con una mujer desconocida!Una desconocida de escarlata aadi el otro, sealando el abrigo de Anna.No seas idiota dijo Max. Es mi hermana Anna. Te presento a George y a Bill, que van a comer con nosotros.Anna record que haba odo hablar de George, compaero de colegio de Max. Le sacaba tranquilamente treinta centmetros a Anna, de modo que sta habra tenido que echar la cabeza hacia atrs para ver qu aspecto tena. La cara de Bill quedaba ms a su alcance, y era agradable y corriente. Se abrieron camino por el saln abarrotado hasta una mesa en un rincn. Al sentarse, la cara de George descendi hasta quedar al alcance de la vista, y result ser alegre, con una mirada encantadora de asombro permanente.Eres de verdad su hermana? pregunt. Quiero decir, si tienes que ser hermana de alguien, seguro que podras haber encontrado a alguien mejor que aqu el amigo Max.Con sus modales lascivos...Y sus robustos zapatos...Y sus ojos que giran a uno y otro lado...Y sus orejas, tiesas como las de un chivo...! concluy George, triunfal.Anna se qued mirndoles, confusa. Acabaran de inventrselo? O sera un poema ingls famoso que todos menos ella conocan?George estaba inclinado hacia ella.En serio, Anna supongo que puedo llamarte Anna, de verdad que podras haber encontrado a alguien mejor.Anna tena que decir algo.Yo pienso empez, pero, qu pensaba?Al fin solt: Creo que Max es muy simptico.Se estaba sonrojando, como de costumbre.Qu lealtad dijo George.Y gentileza aadi Bill. No diras t que es gentil, George?Decididamente gentil repiti George.Salieron de nuevo y Anna descubri que todo lo que se le peda era que se riera, cosa que resultaba fcil. Comieron judas con pan tostado, y a continuacin buuelos y t fuerte. Bill intent engatusar a la camarera para que le diera otra cucharada de azcar, pero ella se neg.Es que no sabe que hay guerra? dijo, y Bill, simulando sorpresa, exclam:Nadie me lo haba dicho! Qu espanto!y arm tal alboroto que la camarera le dio el azcar para que se callara.Ustedes los caballeros jvenes son muy frescos dijo, arrebatndole el azucarero, y aadi, como si se lo hubiera pensado mejor: No s que dira el gobierno de esto.La idea de que el gobierno se preocupase por la cucharada de azcar de Bill les pareci tan extraordinaria que George, Bill y Max necesitaron otro buuelo para digerirla.Anna los observaba con admiracin. Qu ingeniosos son, pens, y qu guapos y qu ingleses..., y qu raro comprobar que Max era prcticamente indistinguible de los otros dos.Es realmente curioso dijo George, eso de Es que no sabe que hay guerra?. No parece que la haya, verdad?No replic Max. No s cmo pensaba que sera una guerra, pero uno se imagina algo ms... acuciante.Bill asinti:Cuando uno piensa en la ltima, con la cantidad de gente que muri...Se hizo una pausa.Anna tom una profunda bocanada de aire y decidi intervenir en la conversacin.Cuando era pequea dijo estaba contenta de ser chica.Se la quedaron mirando. Max frunci ligeramente el ceo. Como de costumbre, Anna se estaba haciendo un lo.Por las guerras aclar. Porque a las chicas no las mandan a las trincheras.Ah, claro dijo George. Pareca que esperasen algo ms, de modo que sigui hablando atropelladamente.Pero ms adelante mi madre me dijo que no habra otra guerra. Slo que para entonces ya me haba hecho a la idea, o sea, de alegrarme de ser chica. As que supongo que era buena cosa, porque aadi con un grado de estupidez que incluso a ella misma la dej asombrada, soy una chica.Se hizo el silencio, hasta que, por suerte, Bill se ri.Y eso est muy bien! exclam.Nunca ms, pens Anna. Nunca ms volver a decir nada a nadie.Pero George asinti como si hubiera dicho algo sensato.A mi madre le pasaba lo mismo. Siempre nos deca que no habra otra guerra. Se disgust mucho cuando empez sta. Su mirada habitual de asombro se haba intensificado, y se le haba pegado el azcar del buuelo alrededor de la boca, de modo que pareca muy joven. Pero supongo que cuando alguien acta como Hitler, al final lo nico que se puede hacer es luchar contra l.Luchar hasta la muerte! Bill entrecerr los ojos. Dios mo, Carruthers, hay un nido de ametralladoras en aquella colina!George levant la barbilla.Ir yo solo, seor. Su voz temblaba de emocin. Pero si no vuelvo...S, diga, Carruthers.Dgales que ha sido... por Inglaterra. George contempl la lejana con expresin valiente. Despus aadi con voz normal: O sea, no es una bobada?Acabaron los buuelos, pensando que, efectivamente, era una bobada. Despus Bill dijo:Tengo que irme volando.Literalmente? pregunt Max.Literalmente respondi Bill. Formaba parte del Escuadrn Areo de la Universidad, que practicaba todos los sbados por la tarde.George sac sus largas piernas de debajo de la mesa con grandes esfuerzos.Hay peli esta noche? pregunt.Claro Bill hizo un gesto con la mano, que poda incluir a Anna o no, pens ella. Hasta luego. Y sali a la calle dando grandes zancadas.Esperaron hasta que George se hubo enrollado una bufanda en su largo cuello.Supongo dijo, que para ti debe ser incluso ms raro, quiero decir, la guerra. Mir a Max con expresin reflexiva. Siempre se me olvida que no naciste aqu. Nunca se le ocurre a nadie, sabes? explic a Anna. Estoy seguro de que Bill cree que es britnico hasta la mdula.A veces yo mismo me olvido dijo Max con tal ligereza que slo Anna adivin cunto significaba para l.Volvieron caminando a la habitacin que compartan Max y George. La casera haba encendido el fuego en el pequeo saln, y Max se sent a su lado con un montn de libros y papeles, dispuesto a escribir una composicin sobre algunos aspectos del Derecho Romano. George desapareci con intencin de baarse, y se le oy discutir con la casera en la habitacin de al lado sobre las posibilidades que haba de que el agua se calentase lo suficiente para que le diese tiempo a sacarle provecho antes de que volviera a enfriarse.Max dijo Anna. Lo siento... S que no sirvo para tratar con la gente.Max levant la vista de su trabajo.No digas tonteras. Ests muy bien.Pero digo muchas estupideces. No es a propsito, pero me salen... Supongo que es porque me pongo nerviosa.Bueno, eso le pasa a todo el mundo. Deberas haber visto a George y a Bill antes de que llegaras. No conocen a muchas chicas. Yo soy el nico que s.Anna le mir con admiracin.El problema es dijo que yo no soy como t. En una explosin de confianza aadi: A veces me pregunto si realmente tengo algo que hacer en este pas.Claro que s! Max pareca escandalizado. Tanto como yo. La nica diferencia es que t fuiste a un colegio asqueroso, y eso te desanim.De verdad lo crees?Lo s respondi Max.Era una idea alentadora. Como pareca que Max estaba a punto de volver a sus libros, Anna dijo rpidamente:Hay algo ms.Qu? pregunt Max.Pues dijo Anna, no tienes a veces la sensacin de que tenemos mala suerte?Mala suerte? Quieres decir por ser refugiados?No, me refiero a los pases en que vivimos como Max mostraba expresin de desconcierto, Anna aadi: Fjate en lo que le ha pasado a Alemania. Y en Francia, apenas llevbamos un ao cuando vino la depresin. Y con respecto a Inglaterra..., recuerda lo slida que pareca cuando llegamos, y ahora hay guerra, y racionamientos...Pero no es culpa nuestra! exclam Max. Anna mene la cabeza con pesimismo.A veces dijo, me siento como el judo errante.No te pareces al judo errante. Llevaba patillas. Adems, que yo sepa, no se le consideraba portador de mala suerte.No dijo Anna. Pero no creo que a nadie le gustara mucho verle.Max se qued mirndola unos momentos y estall en carcajadas.Ests chiflada dijo con cario. Completamente chiflada. Y ahora, tengo que trabajar un poco.Volvi a sus libros, y Anna le observ. La habitacin estaba en silencio, salvo por el crepitar del fuego. Qu maravilla vivir as, pens Anna. Por un momento trat de imaginarse en la universidad. Naturalmente, a ella no le concederan una beca como la de Max. Pero, qu estudiara? Derecho, como Max, o Ingls, como George, o Ingeniera, como Bill? No; lo nico que realmente le gustaba era dibujar, y eso no serva para nada.A propsito dijo Max telepticamente, qu es todo eso del curso de secretariado que me contabas en tu carta?Anna respondi:Empiezo la semana prxima.Max se qued reflexionando, ya con la expresin del abogado que sopesa un tema complicado ante los jueces, segn pens Anna. Finalmente dijo:Bueno, supongo que es lo que debes hacer en estos momentos. Pero no ser lo mejor para ti. A la larga. Despus se le ocurri una idea. Pas las pginas de un libro con impaciencia, encontr lo que buscaba y empez a escribir.Anna regres a su habitacin, se pein y se puso el otro vestido que tena. Era el antiguo uniforme del colegio, de pana gris, y cuando lo llevaba los domingos en el colegio de Miss Metcalfe, pensaba que era horroroso. Pero mam haba encontrado un cuello de encaje antiguo en el fondo de uno de los bales que haban trado de Berln, y con eso, ahora que Anna haba perdido la mayor parte de la grasa tena un aspecto elegante.Al volver, encontr a Max recogiendo sus papeles, y a George supervisando la merienda-cena que la casera haba preparado frente al fuego. El bao de George no haba sido un xito. Con el temor de que si tardaba mucho no podra baarse, se haba metido cuando el agua estaba todava tibia, y se haba quedado sentado en la baera, enfrindose poco a poco, incapaz de enfrentarse con el aire an ms fro del cuarto de bao. Pero finalmente todo se haba resuelto, y el problema de lavarse no volvera a presentarse hasta la semana siguiente, segn le dijo a Anna con satisfaccin.Lo que me da pie a observar aadi que t pareces sumamente limpia y sana. Es la ltima moda?Anna le explic que era lo que llevaba los domingos en el colegio.De veras? dijo Bill. Es extraordinario. Mi hermana lleva una especie de saco marrn.De eso pasaron a hablar sobre el colegio de la hermana de Bill, en el que tenan que hacer una reverencia a la directora cada vez que la vean, y que no pareca mucho mejor que el de Miss Metcalfe, y a continuacin sobre los colegios en general. Tal vez Max tenga razn, pens Anna. Tal vez Anna pusiera tan nervioso a George como George a ella, y con esta idea, empez a relajarse un poco. Estaba contndole una notable ceremonia celebrada en el colegio de Miss Metcalfe, en la que haban privado de su rango a una jefa de conejillos de Indias, cuando se hizo la hora de ir al cine.Se abrieron camino por las calles oscurecidas y fras para ver una pelcula de misterio en compaa de Bill y una chica de pelo ensortijado a quien, para sorpresa de Anna, Max pareca admirar. Se llamaba Hope y deba tener al menos tres aos ms que Max, pero cuando ste le pregunt en un susurro:No te parece atractiva? Anna no quiso responder: No.La pelcula era muy mala, y el pblico, formado en gran parte por estudiantes, demostr un ruidoso inters por ella. Se oan silbidos dirigidos al villano y vivas irnicos a la herona, que intentaba defenderse de l, y gritos de: Vamos, Clarence! siempre que apareca persiguindola el hroe acechante. Al final el villano amenazaba con lanzar a la herona a un cocodrilo de aspecto famlico que, segn coment el pblico, necesitaba comida desesperadamente, y al ser rescatada en el momento crtico, el resto del dilogo qued ahogado entre gritos de: Qu lstima! y R.S.P.C.A.! *. Anna pens que era todo muy divertido, y estuvo radiante el resto de la tarde, que pasaron comiendo buuelos en un caf. Finalmente George y Max le dieron las buenas noches a la puerta de su alojamiento y Anna, andando a tientas por la casa a oscuras, lleg hasta su cama helada, donde se abraz a la bolsa de agua caliente, y tras pensar maravillada en aquel mundo extraordinario del que su hermano formaba parte, se qued dormida.Bueno, te ha gustado Cambridge? pregunt Max la tarde siguiente. Estaban en la estacin, esperando el tren, y Anna no senta el menor deseo de marcharse. Haban pasado parte del da paseando en batea por el ro (haba hecho ms calor), con Max y Hope discutiendo en una barca que manejaba George, mientras Anna y Bill iban en otra. George y Bill haban intentado chocar entre s, y finalmente Bill se haba cado al agua y les haba invitado a un jerez en su habitacin mientras se cambiaba de ropa. Viva en un college de trescientos aos de antigedad y, bajo la achispante influencia del jerez, George y Bill le haban pedido que volviera pronto a Cambridge.Anna mir gravemente a Max en el andn que iba oscurecindose.Creo que es maravilloso dijo. Absolutamente maravilloso. Max insisti.Me alegro de que lo hayas conocido. Anna vea la felicidad reflejada en la cara de su hermano a pesar de la oscuridad. De repente, Max sonri. Y hay algo ms aadi. No se lo digas a mam, pero creo que voy a sacar matrcula.Lleg el tren rugiente, asombrosamente lleno de soldados y marineros. Anna tuvo que escurrirse entre un montn de macutos para entrar, y en el momento en que haba logrado bajar la ventanilla, el tren ya haba arrancado. Grit:Gracias, Max! Gracias por este maravilloso fin de semana! Pero haba mucho ruido y no estaba segura de que la hubiera odo. Un marinero le ofreci un trozo de macuto, y all fue sentada durante todo el trayecto hasta Londres. Fue un viaje largo, cansado, mucho ms lento que el del da anterior. La luz de la bombilla pintada de azul del pasillo era demasiado dbil para leer, y cada vez que se paraba el tren, entraban ms soldados, a pesar de que apenas haba sitio para ellos.

* Son las iniciales de la Royal Society for the Protection and Care of Animis, la Sociedad Protectora de Animales. (N. del E.)Liverpool Street estaba atestada de tropas, y mientras Anna se abra paso a la moteada media luz de la estacin, se preguntaba adonde iran. Su mirada se pos sobre un anuncio de prensa. Deca: Hitler invade Noruega y Dinamarca!Al principio, al enterarse de la noticia del ataque de Hitler a Escandinavia, Anna se asust mucho. Volvi a or mentalmente la voz de la mujer de la Organizacin de Socorro hablando sobre los nazis. Nos dijeron: 'Os cogeremos all donde vayis, porque vamos a conquistar el mundo!'. Pero despus no ocurri nada, y al parecer, la vida segua como siempre. Enviaron tropas a Noruega los daneses se haban rendido sin oponer resistencia, y hubo una batalla naval, pero era difcil saber quin haba vencido. Y al fin y al cabo, Escandinavia estaba muy lejos.Empez el curso de secretariado, y Judy y Jinny vinieron a casa a pasar las vacaciones. El Ministerio de Informacin pidi a pap que confeccionara el texto de unas octavillas que habran de lanzar sobre Alemania el primer trabajo que tena pap desde haca meses, y Max y George hicieron una excursin a pie y le enviaron una postal desde un hostal juvenil.Su nico e irresistible deseo era aprender taquigrafa lo ms rpidamente posible para tener trabajo y ganar dinero. Iba todos los das a la academia de secretariado en Tottenham Court Road a escribir al dictado en la maquinita que haban puesto a su disposicin. Era divertido. En lugar de pulsar las teclas una a una como en la mecanografa, se pulsaban como los acordes de un piano, y de cada vez la mquina imprima una slaba con letras corrientes en una cinta de papel. Reproduca ms el sonido de la slaba que la ortografa, de modo que, por ejemplo,situacin general se converta en si-tua-zin-je-ne-ral, pero era fcil leerlo, a diferencia de los rompecabezas taquigrficos que anteriormente haban podido con ella.A Judy y a Jinny les impresionaba su nuevo estatus de persona adulta, y a Anna no le importaba dejarlas cada maana holgazaneando al sol primaveral mientras ella iba a practicar taquigrafa.En la academia haba una o dos refugiadas como ella, y la directora, Madame Laroche, que era belga, deca que con los idiomas que saban todas ellas podran acceder a buenos puestos. Deca que Anna era una de sus mejores alumnas, y a veces la enviaba a demostrar el mtodo a clientes potenciales.La semana anterior al domingo de Pentecosts hizo un tiempo clido y soleado, y el viernes Anna estaba deseando que llegara aquel largo fin de semana: la academia cerraba a la hora de comer, y el lunes tambin sera fiesta. Iba a pasar la tarde con mam y pap, y Otto, el primo de mam, iba a venir a verles. Por una vez estaba aburrida de tanto ejercicio, y se alegr de que, a media maana, Madame Laroche mandara a buscarla para hacer una demostracin de taquigrafa a una pareja de mediana edad y a su ratonil hija. No parecan unos clientes muy prometedores, ya que el padre no paraba de decir que era una tontera desperdiciar el dinero en mtodos de nuevo cuo, y la hija pareca asustada.Ah, aqu viene una de nuestras alumnas! exclam Madame Laroche al entrar Anna, o al menos eso es lo que ella pens que deba haber dicho. Madame Laroche tena un impenetrable acento belga muy difcil de entender. Seal a Anna una silla y cogi un libro de una estantera. Anna mir a su alrededor, en busca de la ayudante inglesa que normalmente le dictaba, pero no haba ni rastro de ella. Te dictar yo misma dijo Madame Laroche excitadamente, o unas palabras similares.Era evidente que el padre la haba picado para demostrar las excelencias de su mtodo, y estaba dispuesta a hacerlo a cualquier precio. Abri el libro y dijo: Lo gue me lo du-glx.Cmo? pregunt Anna sorprendida.Lo gue me lo du-glx.Perdone dijo Anna, empezando a sonrojarse, pero no he entendido bien...Lo gue me lo du-glx, lo gue me lo du-glx! grit Madame Laroche con impaciencia , y dio un golpe con el dedo en la mquina de Anna y chill: Escribe!No haba ms remedio que tomar nota. Anna escribi Lo gue me lo du-glax, con la esperanza de que el siguiente trozo fuera ms fcil, pero no ocurri as. Result tan incomprensible como el principio, y lo mismo ocurri con el trozo siguiente, y con el siguiente. De cuando en cuando Anna reconoca una palabra de verdad, pero despus el dictado volva a ser un galimatas. Sonrojada y deprimida, lo escribi todo. Estaba deseando que se acabara, pero saba que despus tendra que leerlo en voz alta, que sera peor.Acab.Y en el momento en que se preguntaba cmo podra sobrevivir a los prximos minutos, se le ocurri una idea. Tal vez el dictado no tuviera sentido. A lo mejor Madame Laroche le haba dictado aquel galimatas a propsito, para demostrar que el mtodo poda registrar sonidos sin significado. De pronto se puso ms contenta y empez a leer confiada lo que haba escrito.Lo gue me lo du-glx ley, pronuncindolo cuidadosamente, como lo haba hecho Madame Laroche, y continu.Pero algo andaba mal. Por qu estaba el padre medio ahogado por la risa? Por qu rean disimuladamente la madre, e incluso su ratonil hija?Por qu se haba puesto roja de clera la cara de Madame Laroche y por qu le gritaba a Anna, y le amontonaba libro, mquina y papel en los brazos y la echaba de la habitacin? La puerta se cerr tras ella de un golpe, y Anna se qued en el pasillo, pasmada.Qu ha pasado? pregunt una de las profesoras inglesas que sala de otra habitacin. Deba haber odo el ruido. Anna mene la cabeza.No lo sdijo.La profesora cogi de encima de la mquina el libro, que segua abierto.Es esto lo que te ha dictado? Los gemelos Douglas?No respondi Anna. Lo que le haba dictado madame Laroche empezaba con lo gue me lo du-glx. Era imposible confundir los gemelos Douglas con lo gue me lo du-glx.Pero con Madame Laroche s era posible!Oh! exclam. Deben haber pensado que... Mir a la profesora. Qu puedo hacer? Deben haber pensado que me burlaba de su acento! Cree que debera dar una explicacin?Ahora no contest la profesora.Pero tengo que hacer algo!En el despacho se oy ruido de sillas al correrse, al que se superpusieron unas carcajadas masculinas y una frase incomprensible pero claramente poco amistosa de Madame Laroche.Vamos dijo la profesora con firmeza, y empuj a Anna por el pasillo y la hizo entrar en una de las aulas. Contina con tu trabajo y qutate de la cabeza este pequeo malentendido. Estoy segura de que el martes ya estar olvidado.Anna se sent en un pupitre vaco y se puso a escribir automticamente el dictado que lea con lentitud una alumna mayor. Pero, cmo poda olvidarlo?, pens. Haba sido una mala pasada. Madame Laroche no tena derecho a gritarle, ya que siempre haba hecho un buen trabajo. Nadie en la academia entenda su acento belga; tena que saberlo. Y con respecto a pensar que Anna se haba burlado de ella... Voy a decrselo!, pens. Voy a decirle que no puede tratarme as! Despus pens: Y si no me creyera? Podan expulsar de una academia de secretariado?Al final de la maana se encontraba en tal estado de confusin que no poda decidirse entre ir a casa o enfrentarse con Madame Laroche. Fue al guardarropa, donde se qued mirando su reflejo en el espejo y dudando entre inventar frases grandiosas con que justificarse o seguir el consejo de la profesora de olvidarse de todo. Finalmente lleg la seora de la limpieza a cerrar, y tuvo que marcharse.Al salir al pasillo observ que todas se haban ido. Probablemente, tambin Madame Laroche, pens casi con alivio. Pero entonces, la preocupacin le estropeara el fin de semana. Maldita sea!, pens, pero al pasar junto al despacho de Madame Laroche, oy hablar a alguien dentro. Rpidamente, sin pararse a reflexionar, llam a la puerta y entr. Esperaba ver a una de las profesoras, pero Madame Laroche estaba sola. La voz no era suya, sino de la radio.Madame Laroche dijo Anna, slo quera explicarle... Tena intencin de haberse puesto furiosa, pero descubri con fastidio que sus palabras solamente sonaban a disculpa. ... Lo de esta maana empez a decir de nuevo.Madame Laroche la mir sin comprender y le hizo un gesto con la mano para que saliera.Pero quiero decrselo! exclam Anna. No es lo que usted cree!La radio se haba parado de repente y su voz adquiri un tono absurdamente alto en el silencio.Madame Laroche se levant y se acerc a ella; Anna vio con horror que tena lgrimas en los ojos.Mon enfant dijo Madame Laroche en un francs claro, los alemanes han invadido Blgica y Holanda.Qu va a hacer mi pueblo? pregunt Madame Laroche, como si Anna pudiera responderle. Repiti: Qu van a hacer?Anna quera decir algo que demostrase su simpata, pero no se le ocurra nada. Lo siento, tartamude. Con sentimiento de culpa, se dio cuenta de que an segua apurada por el malentendido de los gemelos Douglas. Pero como, al parecer, Madame Laroche lo haba olvidado, deba ser que se haba resuelto.Mon Dieu! exclam Madame Laroche. No entiendes lo que significa? Te gustara que los alemanes vinieran aqu, a Inglaterra? Y como Anna siguiera irremediablemente muda, grit: No te quedes ah! Vete a casa, por lo que ms quieras! Vete a casa con tus padres!Anna abandon el despacho, atraves el edificio y sali al sol. La calle estaba como siempre. Aun as, ech a correr, esquivando a los transentes. Cuando se qued sin aliento, anduvo lo ms rpidamente que pudo, y despus volvi a correr hasta el Hotel Continental.Encontr a mam y a pap en el saln, con el primo Otto, rodeados de alemanes, checos, y polacos nerviosos. Los ojos del primo Otto destellaban sobre su gran nariz juda, y el pelo le caa desordenadamente sobre la cara. Todos hablaban, e incluso el portero tras el mostrador, ofreca su punto de vista a cualquiera que quisiera orlo.Los harn pedazos! deca el primo Otto en tono triunfal. Es precisamente lo que estaban esperando los ingleses. Irn all y harn aicos a los alemanes. Naturalmente, les ayudarn los franceses aadi, como si se le acabase de ocurrir.El primo Otto senta una admiracin infinita por Inglaterra. Para l, ser ingls equivala a ser perfecto, y se disgust mucho cuando pap le rebati su argumento.No confo en Chamberlain dijo pap. No creo que los ingleses estn preparados para dar la batalla.Aja! exclam el primo Otto. Pero es que t no los entiendes. Slo porque parezca que un nombre como Chamberlain no est haciendo nada, no significa que no lo est organizando en secreto. As es la discrecin britnica. Sin tragedias ni aspavientos... pero va a engaar totalmente a los alemanes.Al parecer, tambin ha engaado al parlamento britnico objet pap. Tengo entendido que en este preciso instante estn intentando librarse de l.Vaya un momento que han elegido! se lament una anciana checa, sorprendentemente vestida con un abrigo de mezclilla y un sombrero de flores, como si estuviera preparada para huir de los alemanes al menor indicio.El primo Otto pareca preocupado.Procedimientos parlamentarios dijo, consolndose con lo ingls de la frase.Qu conmovedor, pens Anna, que sea tan proingls, aunque hasta la fecha no le hubiera ido muy bien en su pas de adopcin. A pesar de sus dos ttulos en fsica, slo haba logrado encontrar trabajo en una fbrica de zapatos.Lo que quiero saber dijo la anciana checa, clavando un dedo huesudo en el pecho del primo Otto es: quin dirige el cotarro?Qu os parece si nos vamos arriba? sugiri mam.El Hotel Continental no serva almuerzos los das laborables, y normalmente llenaban el vaco entre el desayuno y la cena con un tentempi en la habitacin de pap.El primo Otto acept la invitacin agradecido.Me muero por una taza de t confes mientras mam trajinaba con la tetera, las tazas y unos bollos que haba guardado en su habitacin, que estaba al lado. El primo Otto se sent en la cama de pap, bebiendo t con leche como los ingleses, y pregunt a Anna si quera algn recado para su hermano, ya que sala para Cambridge aquella tarde con la esperanza de que le dieran trabajo.Qu clase de trabajo? se interes mam. El primo Otto se puso a tocar todas las cosas de madera a su alcance.Toca madera! grit. Est en mi campo. Un profesor de fsica de all (yo fui alumno suyo en Berln) me ha invitado a verle.Otto, sera maravilloso! dijo mam.Toca madera, toca madera! repiti el primo Otto, y volvi a manosear todos los objetos de madera. Resultaba difcil recordar que, con sus modales de solterona, apenas tena treinta aos.Dale muchos recuerdos a Max y dile que escriba dijo mam.Y desale suerte en los exmenes aadi pap.Ah, se me haba olvidado! exclam mam. Deben ser muy pronto. Dile que no escriba; estar demasiado ocupado.Pap dijo:Quieres darle un recado a Max de mi parte?Claro replic el primo Otto.Dile que... Pap vacil. Despus prosigui. Creo que ahora que los alemanes han atacado, es posible que Max quiera alistarse en una de las fuerzas de combate. Y naturalmente, debe hacer lo que crea ms oportuno. Pero, quieres pedirle, por favor, que lo discuta primero con las autoridades universitarias, antes de tomar una decisin?Pero si slo tiene dieciocho aos! clam mam.No es demasiado pronto dijo el primo Otto. Hizo un gesto de asentimiento a pap. Te prometo que se lo dir, y cuando vuelva a Londres os llamar para contaros cmo est.Te lo agradecera dijo pap.El primo Otto se qued un rato ms, charlando y bebiendo t, y despus le lleg la hora de coger el tren. Al poco rato Anna volvi a casa de los Bartholomew. Haba organizado el fin de semana con Judy y Jinny. Apenas las haba visto desde que haban vuelto del colegio, y se divertan tanto jugando al tenis y tomando el sol en el jardn que haban decidido pasar el domingo de la misma forma.La mayora de los peridicos dominicales traan fotografas de Winston Churchill, que haba sustituido a Chamberlain como Primer Ministro, y varios testimonios de testigos de la invasin alemana de Holanda. Haba descendido una cantidad enorme de paracaidistas nazis disfrazados de soldados holandeses y britnicos. Para aumentar la confusin, los alemanes que llevaban aos viviendo en Holanda, de los que nadie sospechaba que fueran nazis, haban corrido en su ayuda. Los holandeses haban presentado batalla, y los franceses y britnicos estaban en camino, pero los alemanes posean un claro asidero. Haba un mapa de Holanda con gruesas flechas que se clavaban en l, partiendo de Alemania, y un artculo titulado: Si los alemanes capturasen las costas holandesas y belgas, pero, segn dijo Jinny, los peridicos dominicales siempre exageraban y no serva de nada hacerles caso.El lunes amaneci ms soleado y clido que nunca, y cuando Anna lleg al Hotel Continental para pasar el da con mam y pap, daba lstima desperdiciar un da tan bonito quedndose en casa.No podramos ir al zoolgico? pregunt Anna, movida por repentina inspiracin.Por qu no? respondi pap. Estaba animado porque haban nombrado Primer Ministro a Winston Churchill, el nico hombre que comprenda la situacin, segn deca pap.A mam le preocupaba el dinero, pero tampoco poda resistirse al sol, y decidieron ir, permitindose una cana al aire.Fue un da extraordinario. Anna no haba estado en el zoolgico desde haca aos, y pase por todas partes aturdida, mirando. Los tigres de color naranja y arena con sus rayas negras, como si se las hubieran derramado encima, pavos reales de colas increblemente adornadas, monos de elegante pelo color crema y ojos trgicos...; era como si no los hubiera visto nunca. Cmo podra habrsele ocurrido a alguien inventar las jirafas?Miraba y miraba sin parar y, durante todo el tiempo, otra parte de su mente pona cuidado en no pensar en el mapa de los peridicos dominicales y en el terror nazi que rezumaba de Alemania hacia otros pases de Europa que, hasta entonces, haban estado a salvo.Estuvieron all hasta ltimas horas de la tarde y para entonces Anna estaba tan llena de todo lo que haba visto que ya no tena que hacer esfuerzos para olvidarse de la guerra. Era como si aquellas largas horas al sol hubieran cambiado algo, como si todo fuera de repente ms esperanzados Tambin pap y mam estaban ms alegres. Pap haba descubierto un bicho en el pabelln de los felinos pequeos que, segn dijo, se pareca a Goebbels, y durante el trayecto de autobs hasta casa, se lo imagin echando discursos en alemn a otros felinos y examinndolos para encontrar huellas de judasmo. Hizo rer a mam y a Anna, y llegaron al Hotel Continental cansados y relajados, como si hubieran estado de vacaciones. Tras la calle iluminada, el saln estaba oscuro, y Anna tard unos momentos en distinguir la figura del conserje, que levant la vista del mostrador al entrar ellos.Han llamado de Cambridge dijo, y Anna se pregunt por qu telefoneara Max en lugar de escribir.Pap remolone unos momentos, lanzando una ojeada a un peridico que alguien haba dejado en una mesa, mientras el conserje le observaba.Ah no hay nada dijo. Pero la cosa va mal. He odo la radio.Qu ha ocurrido? pregunt pap.El conserje se encogi de hombros. Era un hombrecito abatido, con unos cuantos cabellos cuidadosamente repartidos en lneas que cruzaban su cabeza calva.Lo normal respondi. Se ha armado en Holanda. Los nazis estn por todas partes, y la familia real holandesa ha huido a Inglaterra.Tan rpido! exclam pap, y la sensacin de haber estado de vacaciones se desvaneci, como si nunca hubiera existido.En ese momento son el telfono. El conserje contest y dijo a Anna:Es para usted, de Cambridge. Anna se precipit hacia la cabina y cogi el receptor.Max? dijo, pero no era Max, sino George.Vers, ha ocurrido algo extrao dijo. No s cmo explicrtelo, pero es que Max..., le han detenido.Que le han detenido? Qu habra hecho? Anna pens en peleas de estudiantes, en que le hubiera quitado el casco a un polica estando borracho, pero seguro que Max nunca... Hizo una pregunta estpida. Quieres decir la polica?S respondi George, y aadi: Por extranjero enemigo.Pero a la gente no la detienen por ser extranjeros enemigos! grit Anna. Y adems, l no lo es. Perdimos la nacionalidad alemana hace aos. Est a la espera de naturalizarse britnico.Lo s, lo s dijo George. Les contamos todo eso, pero no sirvi de nada. Dijeron que estaban internando a todos los extranjeros enemigos varones de Cambridge, y que su nombre figuraba en la lista.Que los estn internando?S replic George, en una especie de campos.Anna se sinti vaca de repente, como si ni siquiera tuviera sentido seguir hablando.Sigues ah? pregunt George angustiado. Escucha, todo el mundo ha metido mucha bulla. Yo, su tutor, el college, todos. Bill se puso tan furioso en la comisara que le echaron. Pero no podemos convencerlos. Es una orden gubernativa. En mi opinin, se han echado a temblar despus de lo ocurrido en Holanda.S dijo Anna, porque deba ser lo que se esperaba de ella.Max tiene la esperanza, aunque yo no s si servir de nada, de que tus padres puedan hacer algo. Los exmenes empiezan dentro de dos semanas, y ha pensado que si conocieran a alguien que se lo explicara a la polica... Slo se ha llevado los libros de Derecho, y casi nada de ropa.S repiti Anna.En fin, le promet comunicrtelo inmediatamente. La voz de George denotaba una repentina depresin, como si de algn modo hubiera sido culpa suya. Es un lo tremendo dijo. Volver a llamarte en cuanto me entere de algo.Anna se recobr.Claro dijo. Muchas gracias, George. Y gracias por todo lo que has hecho. Se lo contar a mis padres en seguida.Eso iba a ser casi lo peor.Explicar a mam y a pap lo de Max fue todo lo espantoso que Anna se tema. Pap apenas dijo nada, como si el internamiento de Max fuera slo una parte de la enorme catstrofe que vea cernirse sobre ellos, sobre Inglaterra, tal vez sobre el mundo entero, y que l se encontraba impotente para evitar. Mam grit y se puso nerviosa, y no hubo forma de calmarla. Por qu no les haba explicado quin era pap a la polica?, preguntaba una y otra vez. Por qu no haban hecho algo el college? Y sus amigos? Cuando Anna le dijo que s lo haban hecho, mene la cabeza con incredulidad y grit: Si yo hubiera estado all, no les habra dejado que se llevaran a Max!El noticiario de las nueve difundi el anuncio de que haban sido detenidos todos los extranjeros enemigos de las zonas costeras del sur y el este, y que iban a ser enviados a campos de internamiento. (Si Max hubiera venido a pasar a Londres el domingo de Pentecosts!, se quej mam).Anna no haba cado en la cuenta de que Cambridge estaba en la zona costera; deba estar justo en el lmite. Presumiblemente, esas eran las regiones de Inglaterra ms vulnerables al ataque. El locutor sigui diciendo que el gobierno comprenda las penalidades que podan sufrir personas inocentes como consecuencia de esa accin, pero que esperaban mitigarlas ms adelante. Era un triste consuelo, y el resto de las noticias no resultaron ms alentadoras. Al final entrevistaron a la familia real holandesa, que haba escapado de los nazis por los pelos, y citaron una frase del primer discurso de Churchill como Primer Ministro: No puedo ofrecerles nada, dijo a la Cmara de los Comunes, salvo sangre, sudor y lgrimas.Al da siguiente se vino abajo el ejrcito holands.Anna oy las noticias por la noche en casa de los Bartholomew.Es horrible! exclam Jinny. Estoy segura de que ahora todos volvern a preocuparse por las incursiones areas y no dejarn que el colegio vuelva a Londres!Judy asinti.No creo que pueda soportar volver a ese sitio, tan lejos de todo.Bueno, a lo mejor no tienes que... empez a decir Mr. Bartholomew, pero al mirar a Anna se call bruscamente.Pap! grit Judy. Quieres decir que volveramos a Estados Unidos?Cmo podemos saber lo que va a ocurrir? dijo Mrs. Bartholomew. El negocio de vuestro padre est aqu, y es evidente que slo nos marcharamos si las cosas se pusieran realmente feas, o sea que ms vale no hablar de ello. Se volvi hacia Anna y le pregunt: Has sabido hoy algo de tu madre? Ha tenido ms noticias de Max?Anna neg con la cabeza.Ni siquiera sabemos dnde est replic. Mam llam a la polica de Cambridge, pero no estn autorizados a decrnoslo.La llamada costaba ms de dos chelines, y mam tena la esperanza de poder hablar con Max, pero la polica solamente dijo que Max ya no estaba a su cargo y que, en cualquier caso, no se le permita enviar o recibir recados.Lo siento mucho dijo Mrs. Bartholomew.Tiene los exmenes muy pronto continu Anna.Pensaba constantemente en los libros de Derecho que se haba llevado Max en lugar de la ropa.Tengo entendido que incluso han detenido a algunos profesores dijo Mr. Bartholomew, y aadi: Es un caos.El tiempo continu muy caluroso, por lo que todo el mundo estaba irritable. Cuando Anna fue al Hotel Continental el mircoles, despus de las clases de secretariado, encontr a pap deprimido y a mam en un terrible estado de nervios. Mam haba intentado contactar con alguien que pudiera ayudar en el caso de Max, o al menos que les aconsejara sobre el rumbo a tomar, pero sus amistades eran escasas y al parecer, nadie saba qu hacer.Tiene que haber algo que podamos hacer! grit mam, y enumer una vez ms sus posibilidades desesperadas. Que escribieran al college, a la universidad, que George volviera a preguntar en la comisara de polica... Hablaba sin parar con su voz nerviosa, dolorida, y slo se call al or sonar el telfono de la conserjera. Se qued con las manos en el regazo, sentada, con el deseo de que el conserje le dijera que era para ella, que haba noticias de Max. Pero la nica llamada que recibi fue de la madre de Otto, para decir que a l tambin le haban internado, as como al profesor de Fsica que le haba invitado a Cambridge.Lo ves? Es igual para todos, es una emergencia nacional dijo pap, pero mam no quiso escucharle.Haba pasado un mal da en la oficina. En lugar de clasificar los innumerables recibos y facturas de Lord Parker, haba estado intentando telefonear a personas que apenas conoca, por lo de Max, sin el menor resultado. Al final el jefe se opuso y se pele con l.Lo que importar ahora Lord Parker! exclam. Al fin y al cabo, est muerto. Lo nico que importa es hacer algo por Max!Pap trat de razonar con ella, pero mam grit:No! No me importaba nada, pero esto es demasiado! Mir acusadoramente a una inocente seora polaca que casualmente estaba en la mesa de al lado. Es que no es suficiente dijo que hayamos perdido todo en Alemania? No es suficiente tener que reconstruir nuestras vidas una y otra vez?Naturalmente empez a decir pap, pero mam no le hizo caso,Llevamos aos luchando contra Hitler! grit. Durante todo el tiempo en que los ingleses seguan diciendo que era un gran caballero. Y ahora que la suerte est echada concluy, baada en lgrimas, lo nico que se les ocurre es internar a Max!Pap le ofreci su pauelo, y se son la nariz. Anna la observaba impotente. La seora polaca se levant para saludar a un seor que acababa de entrar, y se pusieron a hablar en polaco. Anna entendi la palabra Rtterdam, y varios polacos ms se reunieron con ellos y todos se agitaron mucho.Finalmente uno de ellos se volvi hacia pap y dijo titubeante en ingls:Los alemanes han bombardeado Rtterdam.Se cree aadi otro que han muerto diez mil personas.Anna trat de imaginrselo. Nunca haba visto un muerto. Cmo podan imaginarse diez mil?Pobre gente dijo pap. Se refera a los muertos o a los que seguan vivos?La seora polaca se sent en una silla y dijo:Es como en Varsovia.Otro polaco que haba visto Varsovia despus de que la hubieran bombardeado los alemanes, intent describir cmo era.Todo desaparecido dijo. Casa desaparecida. Calle desaparecida. No puedes encontrar... Extendi las manos en un vano intento de mostrar todas las cosas que no podan encontrarse. Slo personas muertas concluy.La seora polaca asinti.Yo me escondo en stano record. Pero vienen los nazis a buscar judos...Haca mucho calor en el saln, y a Anna le costaba trabajo respirar.Estoy un poco mareada dijo, sorprendindose del hilo de voz con que haba hablado.Mam se acerc en seguida a ella, y pap y uno de los polacos abrieron con dificultad una ventana. Entr una corriente de aire fresco procedente del patio trasero del hotel, y a los pocos momentos Anna se senta mejor.Eso es dijo pap. Ya has recuperado el color.Ests agotada por el calor dijo mam,Uno de los polacos le llev un vaso de agua, y mam le aconsej que volviera a casa de los Bartholomew y se metiera en la cama a descansar. Anna asinti y se march.Te llamar si sabemos algo de Max! grit mam cuando ya haba empezado a andar por la calle.Le pareci espantoso, pero al llegar a la esquina de Russell Square, ya fuera del alcance de la voz de mam, de la voz de todos, experiment una sensacin de alivio.El viernes cay Bruselas, y los alemanes penetraron en Francia. Un general francs haba dado la orden de Conquistar o morir!, pero no sirvi de nada: el ejrcito alemn arras Francia como haba arrasado Holanda.Madame Laroche estaba demasiado disgustada para acudir a la academia, y algunas alumnas, especialmente las refugiadas, pasaban el tiempo escuchando la radio y saliendo a comprar peridicos. Pero Anna no.Por raro que parezca, ya no le preocupaba el avance alemn. Sencillamente, no pensaba en l. Pensaba mucho en Max, all donde lo hubieran llevado, con el deseo desesperado de que se encontrase bien, y todas las maanas se precipitaba al buzn de la casa de los Bartholomew con la esperanza de que, al menos, hubiera podido escribir. Pero no pensaba en lo que estaba ocurriendo en la guerra. Ella no poda hacer nada. No lea los peridicos ni escuchaba la radio cuando daban las noticias. Iba todos los das a la academia y haca ejercicios de taquigrafa. Si lograba adquirir suficiente habilidad, le daran un trabajo y ganara dinero. Para eso era para lo que la Organizacin de Refugiados haba pagado su matrcula, y eso era lo que iba a hacer. Y cuanto ms pensara en la taquigrafa, menos tiempo le quedara para pensar en otras cosas.Al regresar a casa una tarde la estaba esperando Mrs. Bartholomew. Anna se haba quedado en la academia despus de sus clases para escribir a mquina, y lleg tarde.Anna, querida dijo Mrs. Bartholomew, tengo que hablar contigo.Anna ke-ri-da, pens Anna poniendo automticamente los dedos en