cuba va - julio 2015

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E l Gobierno de Estados Unidos ha sacado recientemente a Cuba de su infame “lista de países que pa- trocinan el terrorismo”. Se trata sin duda de una buena noticia para la Revolución Cubana, pero el tratamiento que han he- cho de ella los medios de comunicación capitalistas produce una indignación más que justificada. La medida ha sido presentada como una gracia concedida por el gobierno yanqui a la isla revolucionaria en pro de su buena conducta y para la buena mar- cha de la normalización de relaciones entre los dos países. Bajo esta perspec- tiva el ejecutivo norteamericano queda legitimado para elaborar tales engendros donde se decide bajo su criterio qué paí- ses son los buenos y los malos de este mundo y a cuales meterá y sacará de tales listas según su conveniencia. Ni que decir tiene que los imperialis- tas no tienen ningún derecho a agredir a otros países de semejante forma, pues se trata en realidad de una calumnia y una agresión que el ejecutivo norteamerica- no perpetra, amparado en la inmunidad que da la fuerza. El imperialismo yanqui menos que nadie, además, está legitimado para cua- lificar moralmente a otros países, sobre todo en temas d terrorismo ya que su propia trayectoria internacional está cuajada de invasiones y operaciones te- rroristas, principalmente contra la po- blación civil. Por citar ejemplos cercanos a Cuba en lo geográfico, 200.000 muertos y desa- parecidos pagó el pueblo de Guatemala tras la invasión perpetrada por la CIA en 1958; más de 75.000 muertos y desapare- cidos se produjo en El Salvador gracias a la ayuda prestada por los Estados Unidos al Ejército y los Escuadrones de la muer- te en ese país. Cuba también ha pagado un alto precio por la connivencia yanqui con el terrorismo anticubano, tal y como re- latamos más abajo… Eso por no hablar del papel jugado por las embajadas y los servicios secretos de Estados Unidos ayudando a perpetrar sangrientos golpes de Estado contra gobiernos populares en toda América Latina. Definitivamente nadie tiene derecho a elaborar listas de países malos y bue- nos y mucho menos en detrimento de la soberanía nacional. Y menos que nadie las administraciones norteamericanas, ejemplo de agresiones imperialistas sin cuento, con atentados terroristas inclui- dos. No obstante es buena noticia que Cuba haya sido sacada de una lista que nunca debió existir y en la que nunca de- bió de estar incluida. Se trata de un acto de justicia, aunque haya sido llevado a cabo por alguien que jamás ha sentido ni ejercido respeto por la misma. Cuba, EEUU y el terrorismo Boletín de la Coordinadora de Solidaridad con Cuba - Madrid Julio 2015 Décadas de terrorismo contra Cuba U na vez superado el absurdo de catalogar como cómplice del te- rrorismo a un gobierno que tan- to sufrió y combatió esa lacra, podríamos hacer diversas reflexiones sobre la nula legitimidad de los EEUU para dar lec- ciones sobre ese tema. Si nos atenemos a la definición más habitual de este fenó- meno, que se relaciona con el hecho de extender el terror entre la población para conseguir objetivos políticos, podríamos preguntarnos si hay alguien que merezca más dicho calificativo que el propio go- bierno yanqui así como muchos de sus más estrechos aliados, comenzando por Israel. Queda claro pues que dicha lis- ta así como el calificativo arbitrario de “terrorista” son utilizados sólo con fines políticos con el fin de combatir gobiernos y movimientos que luchan contra los in- tereses hegemonistas del imperialismo y el capitalismo mundial. En este artículo centraremos el foco en recoger algunos de los casos más evidentes en que EEUU recurrió directa o indirectamente al te- rrorismo contra el pueblo cubano con el

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Cuba va - Julio 2015

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El Gobierno de Estados Unidos ha sacado recientemente a Cuba de su infame “lista de países que pa-

trocinan el terrorismo”. Se trata sin duda de una buena noticia para la Revolución Cubana, pero el tratamiento que han he-cho de ella los medios de comunicación capitalistas produce una indignación más que justificada.

La medida ha sido presentada como una gracia concedida por el gobierno yanqui a la isla revolucionaria en pro de su buena conducta y para la buena mar-cha de la normalización de relaciones entre los dos países. Bajo esta perspec-tiva el ejecutivo norteamericano queda legitimado para elaborar tales engendros donde se decide bajo su criterio qué paí-ses son los buenos y los malos de este mundo y a cuales meterá y sacará de tales listas según su conveniencia.

Ni que decir tiene que los imperialis-tas no tienen ningún derecho a agredir a otros países de semejante forma, pues se trata en realidad de una calumnia y una agresión que el ejecutivo norteamerica-no perpetra, amparado en la inmunidad que da la fuerza.

El imperialismo yanqui menos que nadie, además, está legitimado para cua-

lificar moralmente a otros países, sobre todo en temas d terrorismo ya que su propia trayectoria internacional está cuajada de invasiones y operaciones te-rroristas, principalmente contra la po-blación civil.

Por citar ejemplos cercanos a Cuba en lo geográfico, 200.000 muertos y desa-parecidos pagó el pueblo de Guatemala tras la invasión perpetrada por la CIA en 1958; más de 75.000 muertos y desapare-cidos se produjo en El Salvador gracias a la ayuda prestada por los Estados Unidos al Ejército y los Escuadrones de la muer-te en ese país.

Cuba también ha pagado un alto precio por la connivencia yanqui con el terrorismo anticubano, tal y como re-latamos más abajo… Eso por no hablar

del papel jugado por las embajadas y los servicios secretos de Estados Unidos ayudando a perpetrar sangrientos golpes de Estado contra gobiernos populares en toda América Latina.

Definitivamente nadie tiene derecho a elaborar listas de países malos y bue-nos y mucho menos en detrimento de la soberanía nacional. Y menos que nadie las administraciones norteamericanas, ejemplo de agresiones imperialistas sin cuento, con atentados terroristas inclui-dos. No obstante es buena noticia que Cuba haya sido sacada de una lista que nunca debió existir y en la que nunca de-bió de estar incluida. Se trata de un acto de justicia, aunque haya sido llevado a cabo por alguien que jamás ha sentido ni ejercido respeto por la misma.

Cuba, EEUU y el terrorismo

Boletín de la Coordinadora de Solidaridad con Cuba - Madrid Julio 2015

Décadas de terrorismo contra Cuba

Una vez superado el absurdo de catalogar como cómplice del te-rrorismo a un gobierno que tan-

to sufrió y combatió esa lacra, podríamos hacer diversas reflexiones sobre la nula legitimidad de los EEUU para dar lec-ciones sobre ese tema. Si nos atenemos a la definición más habitual de este fenó-meno, que se relaciona con el hecho de

extender el terror entre la población para conseguir objetivos políticos, podríamos preguntarnos si hay alguien que merezca más dicho calificativo que el propio go-bierno yanqui así como muchos de sus más estrechos aliados, comenzando por Israel. Queda claro pues que dicha lis-ta así como el calificativo arbitrario de “terrorista” son utilizados sólo con fines

políticos con el fin de combatir gobiernos y movimientos que luchan contra los in-tereses hegemonistas del imperialismo y el capitalismo mundial. En este artículo centraremos el foco en recoger algunos de los casos más evidentes en que EEUU recurrió directa o indirectamente al te-rrorismo contra el pueblo cubano con el

fin de lograr el objetivo de acabar con la Revolución.

Frente a las dificultades que planteaba ejercer una agresión militar convencional contra Cuba (opción que también se ex-ploró por ejemplo por medio de la inva-sión de Bahía da Cochinos en 1961, que buscaba crear las condiciones para una intervención del ejército), las operacio-nes de guerra encubierta fueron el méto-do más habitual aplicado por los EEUU contra la Revolución. En esa estrategia, el terrorismo jugó un papel central, apli-cándolo generalmente a través de grupos radicados en los núcleos de la extrema derecha cubano-americana de Miami que contaron siempre con patrocinio y apoyo gubernamental de todo tipo.

Poco después de la derrota imperialis-ta en Playa Girón, fue activada por la CIA la “Operación Mangosta”, que ademáis de planificar atentados contra la dirigen-cia cubana incluyó más de 700 sabotajes dirigidos fundamentalmente contra la economía, con el fin declarado de -com-plementando a la política de bloqueo-, dificultar el desarrollo de la isla y socavar la confianza del pueblo en su gobierno y su revolución. La operación también su-puso el impulso de bandas armadas con-formadas por delincuentes y exmiembros de las fuerzas represivas de Batista que durante algún tiempo intentaron expan-dir el terror y desestabilizar al gobierno en regiones como el Escambray.

A partir del fracaso de las experiencias de agresión de los años 60, la estrategia imperial se fue redirigiendo en parte a la guerra económica y a la subversión ideológica por medio del apoyo de la “disidencia” mercenaria, aunque eso no supuso dejar de apoyar y proteger acti-vamente a los grupos más radicales de la derrocada burguesía cubana que siguie-ron recurriendo al terrorismo abierto para imponer sus objetivos. Son muchos los ejemplos, pero el caso más paradig-mático es el de Luis Posada Carriles, or-ganizador del atentado contra el vuelo 455 de Cubana de Aviación en 1976 que causó la muerte de 73 personas, así como de una serie de atentados contra hoteles en La Habana en 1997, entre otras accio-nes terroristas. Pues bien, aún hoy en día EEUU, el autoproclamado líder mundial de eso que llaman “guerra contra el terro-rismo” protege actualmente en su territo-rio a dicho personaje y evita que sea juz-gado por sus crímenes, permitiendo que se pasee libremente por Miami y presuma de su amistad con diversos representan-

tes políticos de la derecha cubano-ame-ricana.

El caso de los 5 héroes cubanos re-cientemente liberados gracias a la lucha de su pueblo y de la solidaridad de todo el mundo nos sirve también para ilustrar la hipocresía del gobierno estadounidense a la hora de actuar frente al terrorismo, ante quien lo apoya o quien lo comba-te. Precisamente, la labor de los 5 cuba-nos detenidos en EEUU estaba dirigida contra grupos radicados en Miami que tenían como objetivo el patrocinio o or-ganización directa de acciones terroristas contra Cuba, con el fin de desestabilizar a su gobierno. Estos grupos cuentan con financiación tanto directa como indirec-ta de la CIA y otras instituciones guber-namentales, por eso no sorprende que EEUU mantengan la absoluta impunidad contra ellos y al mismo tiempo actuasen con total dureza y crueldad contra los 5 agentes cubanos.

Durante décadas fueron también nu-merosos los episodios de guerra biológi-ca contra la agricultura o la ganadería cu-bana o incluso contra la población civil, como la introducción de una epidemia de dengue por la que murieron 158 perso-nas, la mayoría niños y niñas. En muchas de estas operaciones está ya demostrada la participación del gobierno yanqui, en otras tendremos que esperar a la desclasi-ficación de documentos que demostrarán definitivamente el origen de una política que tanto sufrimiento provocó.

Aunque ha sido la población cubana en su conjunto la que sufrió las diferen-tes campañas terroristas en su contra, por motivos evidentes la figura de Fidel Cas-tro fue la que centró especialmente gran

parte de estas operaciones. Son ya más de 600 los intentos de asesinato de los que se tiene conocimiento desde el inicio de la Revolución, que o bien fracasaron en su ejecución o bien fueron abortados a tiempo por la seguridad cubana.

Es evidente que la brillante labor de-fensiva por parte de la inteligencia cu-bana y el pueblo en su conjunto -con especial mención a los CDR (Comités de Defensa de la Revolución)- consiguió que en años recientes se reduzcan los ac-tos de terrorismo abierto contra la isla, pero sería torpe bajar la guardia precisa-

mente en este nuevo escenario e ignorar que en los próximos tiempos serán cada vez más sutiles y difíciles de detectar los intentos desestabilizadores. Los aconteci-mientos de los últimos tiempos en diver-sos países, desde Libia o Siria hasta Ucra-nia, nos demuestran que son las llamadas tácticas de Guerra No Convencional las que ahora vehiculizan una estrategia que en el fondo no ha cambiando en absoluto sus fines: imponer a los pueblos decisio-nes ajenas utilizando la fuerza, sea esta más o menos explícita. El terrorismo del Siglo XXI tiene y tendrá nuevas formas pero idénticos objetivos, y el movimien-to solidario con Cuba deberemos saber adaptarnos a ellas al igual que lo hacen nuestros enemigos.

Cuba va

el terrorismo jugó un papel central en la estrategia de desestabilización de la Revolución Cubana

Homenaje a las 76 vícitimas del atentado contra el vuelo 455 de Cubana de Aviación