década infame sergio gamboa

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134 “Década Infame” (1930-1943): La Restauración Conservadora Sergio Gamboa U.N.LZ. Cuando rajes los tamangos, buscando ese mango que te haga morfar, la indiferencia del mundo que es sordo y es mudo recién sentirás” Enrique Santos Discépolo Una “República Imposible” En 1912 parecía haberse logrado, lo que en términos de Alberdi era el camino hacia la República Real. La construcción de la Argentina moderna abordaba así el último paso que faltaba para completar el proyecto de quienes la habían promovido. Ese paso consistía en que las instituciones diseñadas por la Constitución de 1853-60 debían arraigar en el terreno de una auténtica democracia de sufragio universal. El triunfo o fracaso alcanzado en esa etapa que comenzaba habría de determinar el definitivo veredicto acerca del experimento comenzado seis décadas atrás. Para lograrlo, la elite dirigente impuso una “República Posible” entre 1880 y 1916, es decir una república muy poco republicana, destinada a dejar paso a una verdadera cuando el país hubiera adquirido la estructura económica y social comparable con las naciones que las habían creado y eran capaces de conservar ese sistema institucional. En la teoría alberdiana esa “República Posible” no podía más que ser provisoria. Para Alberdi, la creación de una sociedad más compleja era el punto de llegada del proceso de creación de una nueva economía. Esta sería concebida bajo la implacable dirección de una elite política y económica, que contaba además con el asesoramiento de una elite letrada dispensadora de programas capaces de asegurar la permanente hegemonía y creciente prosperidad de quienes ya detentaban el poder. Mientras se edificaban esas bases económicas, quienes no pertenecían a esas elites no recibirían ningún beneficio que hiciera menos arduo ese periodo de cambios y esfuerzos, y sólo se recompensaría su pasividad en la medida que el país lograra desarrollar su impronta económica. Sin embargo, 1930 será el punto de inflexión de un verdadero retroceso en esa marcha hacia una definitiva construcción de la Argentina moderna. Algunas explicaciones a ese fenómeno pueden hallarse en los rasgos del proceso que en 1930 había agotado ya sus últimas posibilidades: “desaparecieron abruptamente las condiciones que posibilitaron la emergencia de la moderna república a fines del siglo XIX, a saber: la existencia del Imperio Británico como mercado principal de alimentos, la división internacional del

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estudio de la restauracion conservadora

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    Dcada Infame (1930-1943): La Restauracin

    Conservadora Sergio Gamboa

    U.N.LZ.

    Cuando rajes los tamangos,

    buscando ese mango que te haga morfar,

    la indiferencia del mundo

    que es sordo y es mudo recin sentirs

    Enrique Santos Discpolo

    Una Repblica Imposible

    En 1912 pareca haberse logrado, lo que en trminos de Alberdi era el camino hacia la

    Repblica Real. La construccin de la Argentina moderna abordaba as el ltimo paso

    que faltaba para completar el proyecto de quienes la haban promovido. Ese paso

    consista en que las instituciones diseadas por la Constitucin de 1853-60 deban

    arraigar en el terreno de una autntica democracia de sufragio universal. El triunfo o

    fracaso alcanzado en esa etapa que comenzaba habra de determinar el definitivo

    veredicto acerca del experimento comenzado seis dcadas atrs. Para lograrlo, la elite

    dirigente impuso una Repblica Posible entre 1880 y 1916, es decir una repblica

    muy poco republicana, destinada a dejar paso a una verdadera cuando el pas hubiera

    adquirido la estructura econmica y social comparable con las naciones que las haban

    creado y eran capaces de conservar ese sistema institucional. En la teora alberdiana esa

    Repblica Posible no poda ms que ser provisoria.

    Para Alberdi, la creacin de una sociedad ms compleja era el punto de llegada del

    proceso de creacin de una nueva economa. Esta sera concebida bajo la implacable

    direccin de una elite poltica y econmica, que contaba adems con el asesoramiento

    de una elite letrada dispensadora de programas capaces de asegurar la permanente

    hegemona y creciente prosperidad de quienes ya detentaban el poder. Mientras se

    edificaban esas bases econmicas, quienes no pertenecan a esas elites no recibiran

    ningn beneficio que hiciera menos arduo ese periodo de cambios y esfuerzos, y slo se

    recompensara su pasividad en la medida que el pas lograra desarrollar su impronta

    econmica.

    Sin embargo, 1930 ser el punto de inflexin de un verdadero retroceso en esa marcha

    hacia una definitiva construccin de la Argentina moderna. Algunas explicaciones a ese

    fenmeno pueden hallarse en los rasgos del proceso que en 1930 haba agotado ya sus

    ltimas posibilidades: desaparecieron abruptamente las condiciones que posibilitaron

    la emergencia de la moderna repblica a fines del siglo XIX, a saber: la existencia del

    Imperio Britnico como mercado principal de alimentos, la divisin internacional del

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltado
  • 135

    trabajo y el movimiento relativamente libre de bienes y servicios a travs de las

    fronteras nacionales1.

    El medio siglo de crecimiento hacia fuera, de organizacin del pas para la

    explotacin de cuero, lana, cereales y carnes, presentaba sin duda rasgos negativos,

    cuyas consecuencias se hacan cada vez ms evidentes. La Argentina de los ganados y

    las mieses no cre una clase media agrcola sobre la ruina del latifundio ganadero, el

    progreso rural se dio acentuando la gravitacin de clase alta terrateniente, el desarrollo

    urbano se apoy en el incremento de funciones de administracin, transporte y

    comercializacin subordinadas a las finalidades propias del crecimiento hacia fuera y se

    coloc, como la totalidad del proceso del que formaba parte, al servicio de la oligarqua

    y el imperialismo.

    Este proceso acentuaba la dependencia del pas de una economa mundial cuyos

    desarreglos peridicos tenan efectos devastadores para las frgiles estructuras

    econmicas locales y cuya tendencia dominante se hizo en el siglo XX desfavorable a

    los pases orientados a la produccin de materias primas. La depresin iniciada en

    Estados Unidos en 1929, introdujo a la Argentina en una crisis. Fue esa depresin la que

    marc para el pas el comienzo de cambios decisivos; oblig a la transformacin interna

    que no pudo reincorporar a la nacin al lugar que en el mundo haba conquistado como

    productora agropecuaria.

    Pero no solamente la economa ligaba al pas a esa crisis ecumnica. La Primera Guerra

    Mundial apresur la decadencia de la metrpoli econmica; la aparicin de potencias

    que venan a rivalizar con ella en estas tierras, supuso inestabilidad en la situacin

    argentina. Y en medio de estas vicisitudes asomaba una desconfianza en los pases

    centrales respecto al liberalismo constitucional. Pases, por otro lado, a los cuales la

    conciencia argentina se volva en busca de puntos de referencia para entender y

    organizar la propia realidad poltica. En esas naciones germinaban distintas ideologas

    e instituciones nuevas, que ofrecan claves para interpretar y encausar el proceso que el

    pas viva.

    Entre esas nuevas ideologas, el comunismo ofreca un modelo de transformacin

    social tan poco conocido que algunos sectores de la opinin pblica lo asociaban a las

    prcticas populacheras del radicalismo en el poder. El fascismo, por otro lado, visto al

    comienzo como un principio orientador de dictaduras militares y conservadoras, ofreca

    una solucin y a la vez un peligro difcil de conciliar con las tradiciones liberales del

    pas.

    En este marco, los grupos dominantes luego de 1930 buscaron restaurar una repblica

    conservadora apoyada en el falseamiento sistemtico del sufragio universal, pero en

    distinta clave que la instaurada en 1880. Es de destacar que esta restauracin cre una

    situacin sustancialmente nueva. Si en la Repblica Posible el rgimen conservador

    buscaba encauzar y explotar la tendencia ascendente de la economa argentina, y sus

    perodos de esplendor haban coincidido con las pocas de prosperidad, en la restaurada

    1 Buchrucker, Cristin. 1999. pg. 103

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivaCRISIS DEL 29UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivaCOMUNISMO-FASCISMOUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltado
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    se aplicaban y adaptaban modelos dirigistas que la crisis internacional iba imponiendo

    en todas partes.

    En la Repblica Posible, el grupo gobernante conservador haba pretendido actuar en

    nombre de la voluntad popular ausente, y su gestin consista en hacerla cada vez

    menos ausente. Ahora la Repblica Verdadera quedaba atrs; a los ojos de los

    nuevos dirigentes la experiencia democrtica haba sido concluyente y no se trataba ya

    de preparar el nacimiento de una efectiva voluntad popular, sino contrarrestar una

    voluntad incapaz de gobernar. No haba ya radioso porvenir de prosperidad

    econmica ni progreso hacia una democracia menos irrisoria2 He aqu la paradoja de

    un modelo cuyo nico futuro, era en 1930, una Repblica Imposible.

    La imagen decididamente negativa de la etapa en cuestin, denominada Dcada

    Infame, provena de la certidumbre de corroborar que la crisis no era slo reflejo de

    una tempestad pasajera, sino el signo de agotamiento de la frmula econmica que

    haba hecho posible el progreso formidable del medio siglo anterior, y el

    descubrimiento de que en la pasada prosperidad nada se haba preparado para afrontar

    una situacin de crisis terminal. Adems, los gobiernos posteriores a 1930 no se

    atrevieron a encarar soluciones de fondo slo insistieron en remedios de compromiso.

    En esta situacin, la clase dirigente conservadora, que se haba mostrado incapaz de

    prever la crisis y se negaba a reconocer su gravedad, apareca marcada por una

    frivolidad culpable, inspiradora de la alegre corrupcin reflejada en el pasado en la

    avidez con que haba explotado en su beneficio una prosperidad que haba credo eterna,

    y ahora en la descarada apropiacin de los frutos del intervensionismo estatal impuesto

    por la crisis, corra el riesgo de ser identificada como la gran culpable de todas las

    desgracias nacionales.3 Esta impopularidad del gobierno de las minoras iba a dar por

    tierra las aspiraciones polticas de esa elite que se haba enorgullecido de haber

    construido la Argentina moderna, e iba a marcar una impronta indeleble en la historia

    nacional: una repblica que no era tal y una universal infamia ante los requerimientos de

    la Nacin.

    La Poltica Infame: del gobierno de facto al Fraude Patritico

    El gobierno de facto de Jos F. Uriburu (1930-1932)

    Entre 1916-1930, el ejercicio del poder estuvo compartido entre las clases medias

    urbanas y las elites tradicionales. Esta relacin, no exenta de complejidades, funcion

    gracias a la expansin econmica y la falta de disposicin o incapacidad del gobierno

    para intentar reformas de fondo.

    Durante los gobiernos radicales, el estatus de las elites cambi poco, y las clases medias

    fueron satisfechas en sus requerimientos socioeconmicos. Pero el comienzo de la Gran

    2 Halpern Donghi, Tulio, 1994, pg. 31 3 Halpern Donghi, Tulio. 1994, pg. 21.

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltado
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    Depresin, en 1930, gener un enfrentamiento entre las elites y las clases medias en

    lucha por los recursos cada vez ms escasos. Mientras las elites queran reducir el sector

    pblico, para disponer de fondos con el afn de protegerse contra la Depresin, las

    clases medias exigan su expansin para defender el empleo y contener la cada de

    ingresos personales.

    El gobierno no pudo satisfacer ninguna de esas demandas y se convirti en blanco de

    ambos sectores, para 1930 el apoyo popular y las bases del partido casi no existan, el

    golpe estaba en ciernes.

    El 6 de septiembre de 1930 el avance sobre la Casa Rosada de los oficiales y cadetes del

    Colegio Militar comandados por el General Jos Flix Uriburu fue suficiente para

    derrumbar el gobierno constitucional y quebrar as una continuidad institucional que

    desde 1862 haba sabido capear los ms difciles trances.

    Dentro del grupo que promovi el golpe de estado, pueden sealarse dos tendencias: la

    lnea Uriburu, minoritaria y de inclinacin autoritaria y la lnea Justo, que comprende a

    la mayora de la oficialidad y mantiene vinculaciones con los partidos de centro

    derecha: conservadores, radicales antipersonalistas y socialistas independientes.

    El primer grupo, que responde al General Uriburu, adhera a las doctrinas clericales de

    la hispanidad y estaban influidos, en cierta medida, por el fascismo italiano. Pretendan

    aplicar un programa corporativo de reformas a la Constitucin Nacional, derogar la Ley

    Senz Pea y reemplazarlo por un sistema de voto calificado. Su programa exiga una

    reorganizacin del pas mediante un rgimen dictatorial. Rechazaban el liberalismo,

    convencidos que los sistemas totalitarios que ganaban Europa eran la solucin a la

    crisis de la democracia. En consonancia con estos postulados, enarbolaban las banderas

    del ms rancio nacionalismo, que se trocaba en un virulento chauvismo y un acendrado

    anticomunismo. Reclamaban la vuelta a una sociedad jerrquica, como la colonial,

    organizada por un Estado corporativo, no contaminada por el liberalismo y cimentada

    por el catolicismo integral. Si bien estas posturas podan identificarse con el fascismo

    italiano, al cual admiraban, carecan de la vocacin y de la capacidad de movilizacin

    de aquel, ms bien pretendan un nuevo elitismo autoritario, una nueva minora

    dirigente nacional y no enajenada al extranjero4 Tomaron, fundamentalmente del

    modelo europeo, el militarismo del movimiento. La condicin para el desarrollo de este

    modelo estaba determinada por la capacidad de convocatoria al Ejrcito en cuyo nombre

    el nacionalismo interpelaba a la sociedad. Pero el Ejrcito estaba lejos de ser controlado

    por los uriburistas. Desde dcadas anteriores la institucin haba sido reestructurada, un

    proceso de centralizacin en la toma de decisiones coincida con la construccin de un

    liderazgo interno en la figura profesionalista del General Agustn Justo.

    El segundo grupo buscaba reemplazar el personalismo yrigoyenista convocando de

    inmediato a elecciones (para ganarlas de cualquier manera) y mantener la vigencia

    terica de la Constitucin Nacional y la Ley Senz Pea, si bien se mostraban ligados al

    liberalismo, en el fondo era el conservadurismo la ideologa que los sustentaba. Este

    4 Romero, Luis A. 2001, pg. 69.

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesiva2 tendencias en el golpe: Uriburu y JustoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivalinea de UriburuUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivalnea de Justo
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    sector responda a los intereses de la burguesa terrateniente y a varios estratos de la

    clase media urbana.

    El supuesto desprestigio en que el radicalismo personalista haba cado luego de su

    pobre actuacin entre 1928 y 1930, dara la ventaja en el siguiente acto comicial a uno

    de los grupos en pugna. Confiado en su poder y en una supuesta favorable opinin

    pblica el gobierno llam a elecciones para el 5 de abril de 1931 en la provincia de

    Buenos Aires, en la cual triunf la frmula radical. Esta derrota electoral sumi al

    gobierno en una crisis, se modific el gabinete y se buscaron alianzas en sectores

    militares sin encontrar respuestas favorables. Tres meses ms tarde en Corrientes una

    rebelin protagonizada por militares yrigoyenistas, hizo que el presidente anulase las

    elecciones de abril, castigando severamente a los militares sediciosos y a los

    simpatizantes radicales. Uriburu no tuvo ms remedio que fijar fecha de elecciones, no

    sin antes excluir por proscripcin, arresto o exilio a los radicales.

    La revolucin de 1930 haba instaurado una dictadura militar poco respetuosa de la

    vida, la integridad y bienes de sus gobernados, haba inaugurado un sistema de

    persecucin e intimidacin a opositores. A esta persecucin la acompa una poltica

    social igualmente propensa a recurrir al auxilio de la represin policaca, pronto famosa

    por su indiscriminado uso de la tortura. Esta voluntad de intervenir para fijar no slo la

    conducta, sino el pensamiento de los gobernados era profundamente innovadora

    tambin en cuanto a los fines: implicaba la instalacin de una tutela que, impuesta en

    nombre de las Fuerzas Armadas, actuaba, aunque no declaradamente, en beneficio de

    ciertas fuerzas polticas y sociales. El gobierno militar se transformaba entonces en

    integrante de un sector poltico: por ello declaraba imposible aceptar ciertas

    candidaturas, cuyo xito implicara el fracaso de la revolucin misma.5 De esta

    manera, la eliminacin de los candidatos radicales por proscripcin o bien por

    abstencin provoc una falta de legitimidad en los prximos comicios de fines de 1931.

    En estas condiciones se realiz la campaa de 1931, se conform un grupo opositor

    tolerado por el gobierno: la Alianza Civil, integrada por el Partido Socialista y el

    Demcrata Progresista, el candidato era Lisandro de la Torre, que haba acompaado al

    gobierno durante los primeros meses de gestin. Frente a esta Alianza, se encontraba la

    Federacin Democrtica Nacional, compuesta por socialistas independientes y cada vez

    ms por conservadores (Partido Demcrata Nacional), que proponan al General Justo

    como candidato, a quien tambin apoyaban los radicales antipersonalistas. Este frente

    llamado Concordancia, ser para Justo el bloque poltico interpartidario con el que

    control el poder a lo largo de una dcada, pero que nunca se conform como una

    organizacin estable e institucionalizada.

    El gobierno no ocultaba su predileccin por la fuerza de Justo, que result victoriosa en

    noviembre de 1931, con un todava, discreto fraude electoral. Empero, en varias partes

    del pas, la polica confisc las papeletas electorales de conocidos opositores, se

    falsificaron listas de votantes y en varios distritos los muertos fueron resucitados para

    5 Halpern Donghi, Tulio, 1995, pg. 115.

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltado
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    que pudieran votar. Con el correr de los aos el sistema electoral fraudulento fue

    convirtindose en una prctica normal en los aos treinta. Para mantener el control

    electoral se cambiaban las urnas electorales, ponan un polica de guardia en las cabinas

    de votacin y hacan arrestar a miembros de la oposicin el da de las elecciones con

    falsas acusaciones. En las elecciones de 1938, en Avellaneda (zona manejada por

    caudillos barriales, que a la vez manejaban el juego y la prostitucin) los votos emitidos

    superaban en nmero a los votantes registrados. El argumento en el que coincidan

    todas las corrientes que convergan en el oficialismo respecto del fraude consista en

    que era necesario evitar que los destinos de la Nacin volvieran a ser puestos en manos

    de un partido, que tras llevar a la quiebra al ambicioso experimento poltico inaugurado

    en 1853, segua dando pruebas de que de l slo poda esperarse que condujera de

    nuevo a la Nacin a una ruina esta vez irrevocable6

    El triunfo de la Concordancia no satisfaca completamente al presidente provisional,

    para ste la solucin dada por los justistas era poco revolucionaria. Slo en virtud que

    no pudo encontrar una salida mejor y que el Ejrcito apoyaba a los triunfadores, lo

    movi a dejar abierto el camino para Justo. Si el gobierno de Justo no expresaba lo que

    la revolucin haba credo ser, representaba lo que la revolucin en los hechos haba

    sido: el retorno al poder de los grupos dirigentes tradicionales7

    La Restauracin en el gobierno

    El gobierno de Agustn P. Justo (1932-1938)

    El 24 de febrero de 1932 el general Justo asumi la presidencia, el conservador Julio

    Argentino Roca (hijo) lo acompa como vicepresidente.

    Comparado con Uriburu Justo fue un gobernante ms tolerante y rechazaba las

    actitudes dictatoriales en su gobierno. Levant el estado de sitio impuesto por la

    dictadura, liber y amnisti presos polticos, devolvi cargos a los profesores

    universitarios dejados cesantes que haban sido destituidos por sus simpatas radicales,

    fren las actividades de los grupos paramilitares como la Legin Cvica. Estas actitudes

    y los buenos resultados de sus polticas econmicas no disimulaban la falta de

    legitimidad del rgimen y esta ficcin electoral instaurada por los gobiernos de la

    Restauracin nunca fue aceptada por la opinin pblica.

    La crisis de 1929 implic una disminucin del comercio mundial y una retraccin de la

    inversin de capital fuera de los pases que tradicionalmente invertan ms all de sus

    fronteras. La Argentina sinti el impacto especialmente en la cada de los valores de las

    exportaciones de carne y cereales, y en consecuencia problemas serios para obtener

    capitales y las divisas para pagar las importaciones, el financiamiento del Estado y

    6 Halpern Donghi, Tulio, 2004, pg. 174. 7 Halpern Donghi, Tulio, 1995, pg. 116.

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivaArgentina y el efecto de la crisis
  • 140

    afrontar las los pagos de la deuda externa. Internamente, la desocupacin y la miseria

    aparecieron como una de las consecuencias sociales de la crisis.

    El gobierno Uriburu no tuvo tiempo a reaccionar ante la crisis y recin en el primer ao

    del gobierno de Justo se tomaron medidas ortodoxas sin lograr resultados satisfactorios.

    Recin en 1933, con la conduccin de Federico Pinedo (Ministro de Hacienda) y con la

    colaboracin de Ral Prebich, el gobierno adopt una serie de medidas que implicaban

    la participacin directa del Estado. As, el gobierno segua los lineamientos del

    econmicos de John Maynard Keynes, partidario de una economa dirigida en donde el

    Estado deba desarrollar un papel central en la regulacin y la bsqueda de equilibrio

    entre la oferta y la demanda. En este esquema, la plena ocupacin y la generacin de

    empleo desde el Estado eran una tarea bsica. Si bien, Pinedo y Justo tenan ideas

    diametralmente opuestas al keynesianismo, tomaron de l las medidas dirigistas

    encaminadas a resolver la los problemas de los exportadores y los grupos de la elite. A

    diferencia de lo logrado en otros pases, en Argentina, el keynesianismo acentu las

    desigualdades econmicas y sociales.

    Adems de buscar favorecer a como diera lugar la relacin con Gran Bretaa, llegando

    a una eventual entrega nacional de la economa, con el Tratado Roca Runciman, en

    1933. Y es que elite y el gobierno, que tan bien la representaba se complacan en

    mostrar la dependencia de Inglaterra comparando la situacin argentina con la de los

    territorios incorporados a su imperio (comparacin hecha por el propio vicepresidente

    Julio Roca).

    La crisis haba puesto de manifiesto el fin del modelo agroexportador y se dio la

    necesidad de implementar un modelo de sustitucin de importaciones. Gracias a los

    migrantes del Interior, la mano de obra no fue impedimento para el proceso de

    crecimiento de la industria nacional. Este proceso se concentr en la Capital Federal,

    Buenos Aires, Crdoba y Santa Fe, sin embrago todava en 1943 era una evolucin

    limitada, debido a la falta de capitalizacin y por carecer de un verdadero mercado de

    consumo masivo para esos productos y un estndar de vida para lograr un salario acorde

    con la formacin de ese mercado.

    Durante el gobierno de Justo ni hubo una oposicin efectiva ni organizada que

    ofreciera alternativas autnticas8 Por ejemplo, el viejo Partido Socialista, luego de la

    muerte de su fundador, Juan B. Justo, en 1928 y de su divisin con los socialistas

    independientes, decay en nmero de miembros y de influencias durante la dcada de

    1930.

    Por su lado, los radicales luego de una encendida oposicin al gobierno, pronto se

    diluyeron en conflictos internos del partido. A medida que pas el tiempo los radicales

    se hicieron ms influyentes en asuntos locales y regionales, bajo lderes como Amadeo

    Sabattini en Crdoba, que en los mbitos nacionales. Luego de la muerte de Yrigoyen

    en 1933, el comando del partido pas a manos del ex presidente Marcelo T. de Alvear,

    hasta su muerte en 1942. Alvear se dedic a reconstruir una alianza entre las elites y las

    8 Rock, David, 1995, pg. 281

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivacrisis y medidas keynesianasUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivano hubo oposicinPS haba perdido fuerzasUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivaradicalismo
  • 141

    clases medias. Sin embargo, las diferencias entre este radicalismo de los aos 30 y 40 y

    el conservadurismo eran menores que las que los enfrentaron antes de 1912. Los

    conservadores estn por un progreso moderado y un gobierno honesto, y los radicales

    por un programa moderado y un gobierno limpio. Ni unos ni otros hablaban en serio9

    Empero, no puede discutirse que los radicales continuaron teniendo una base popular

    mucho ms fuerte que sus contendientes. Seguan siendo apoyados por las clases medias

    urbanas y rurales, y se abran paso victoriosos en los comicios limpios.

    La impugnacin a la legitimidad del gobierno por parte de la U.C.R., era para Justo una

    preocupacin que pensaba solucionar reincorporando a este partido al sistema una vez

    que demostrara su adhesin a una prctica poltica civilizada, la prueba de esta

    conversin deba ser el repudio universal de la figura de Yrigoyen. La ambicin

    poltica de Justo le prescriba la aceptacin de su propia figura como lder redentor del

    partido10

    La estrategia del Comit Central de la UCR era, como en tiempos anteriores a 1912, la

    abstencin electoral y los sucesivos levantamientos armados, adems las mximas

    autoridades estaban dispuestas a enfrentar el exilio y la prisin, estas acciones se

    convertan en seales que ayudaban a sostener emociones e ideales identitarios del

    partido y su propia legitimidad como dirigentes.

    De todos modos, esta estrategia era problemtica: la opinin pblica era en ltima

    instancia el rbitro de la misma. Ante cada alzamiento, el gobierno, los diarios y la

    oposicin demcrata socialista se unan en una condena que tambin involucraba a la

    poltica de la abstencin. Justo, respaldado por este clima, aprovech el descrdito de la

    poltica radical para imponer una imagen de normalidad institucional y culpar al

    radicalismo de cualquier irregularidad. El presidente acostumbraba preocuparse por los

    ms mnimos rituales republicanos y reivindicaba para s un pluralismo poltico que

    sera una contrapartida del accionar de Yrigoyen. Por ejemplo, exhiba la colaboracin,

    en el Congreso, con las bancadas opositoras (socialistas y demcrata progresista),

    haciendo aprobar proyectos con los votos de la bancada oficialista. Mostraba la eficacia

    econmica de sus polticas en contraposicin al presunto fracaso del radicalismo

    personalista.

    Las elecciones de 1934 para la renovacin de la Cmara de Diputados se revelaran

    como la pulseada ms importante entre la UCR y el gobierno, entre la abstencin y la

    concurrencia. Salvo el caso de Tucumn, donde los radicales participaron de las

    elecciones y, de hecho, triunfaron en las mismas (Justo cuid que all el sufragio fuera

    limpio y transparente), el partido opositor se abstuvo. Sin embargo, la concurrencia

    alcanz un porcentaje aceptable: 62,8% del padrn. La prensa repudi la abstencin, y

    Justo inici su discurso de apertura de las sesiones legislativas de ese ao haciendo una

    apologa de los comicios limpios, haciendo hincapi en los resultados de Tucumn.

    9 Rock, David, 1995, pg. 282, (cita de Felix Weil, en 1944) 10 Priviletellio, Luciano, en Cattaruzza, Alejandro, 2001, pg. 114

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltado
  • 142

    La concurrencia electoral era promovida por la obligatoriedad legal de la Ley Senz

    Pea, los medios de prensa, la oposicin demcrata progresista y socialista, e inclusive

    la misma mquina electoral radical. He aqu la mayor derrota en esos comicios que

    tuvieron que afrontar los dirigentes del Comit Central de la UCR, y es que muchos

    punteros y jefes parroquiales que aceptaban formalmente la abstencin negociaban sus

    votos con la UCR antipersonalista a cambio del acceso parcial a los beneficios

    materiales necesarios para mantener el patronazgo, ya que advertan mejor que nadie el

    hecho de que las mquinas electorales slo podan reproducirse participando de los

    comicios. Estas estructuras eran distintas de las anteriores a 1912 al interior del partido.

    Por otro lado, cuando el sufragio era una prctica de minoras, la abstencin era

    fundamentalmente una cuestin de dirigentes, el sufragio ampliado involucraba a una

    multitud de actores cuyas acciones eran difciles de prever y controlar. El riesgo era la

    fragmentacin del partido, detrs del cual acechaba expectante el presidente Justo11

    Para principios de 1935 la Convencin Nacional de la UCR promovida por Alvear y

    buena parte de los dirigentes, ante el fracaso de la abstencin y los levantamientos

    cvico militares se decidi la concurrencia a las prximas elecciones. Esta decisin

    hizo retornar al seno del partido a los antipersonalistas y Alvear obtuvo el respaldo

    unnime de la prensa. Por otra parte, era una opcin a contramano de las posiciones

    combativas e intransigentes, que eran las de las bases partidarias, de las bases

    genuinamente populares. De all, la oposicin desde dentro del partido de los jvenes

    reunidos en el grupo FORJA (Fuerza de Orientacin Radical de la Joven Argentina)12,

    que criticaban que el radicalismo con estas acciones arriaba banderas que deban ser

    irrenunciables. Los logros, sin embargo parecan evidentes, en 1936 se ganaron las

    elecciones para legisladores, se logr la mayora en la Cmara de Diputados, en

    Crdoba gan el candidato radical a gobernador, Amadeo Sabattini y se esperaba con

    optimismo la eleccin presidencial de 1937.

    Esta vuelta del radicalismo encolumnado detrs de la figura de Alvear, produjo alertas

    en los crculos presidenciales. Justo se inclin hacia los sectores conservadores, los ms

    firmes dentro del Concordancia, que podan garantizarle un importante nmero de

    votos. Tambin haba profundizado una serie de estrategias para captar votos: su

    acercamiento al catolicismo, cuyo momento clmine haba sido el Congreso

    Eucarstico Internacional en 1934, el intento de reconquistar los sectores nacionalistas,

    concedindoles la persecucin legal del partido Comunista, aorado por esos sectores.

    Sin embargo, nada pareca detener a los radicales en su carrera hacia la Casa Rosada.

    De manera que Justo se decidi por el fraude electoral como medida para controlar la

    sucesin presidencial. La clave de la eleccin eran las provincias, cada una constitua un

    distrito donde la eleccin era organizada y ejecutada. En la mayora de ellas y a pesar de

    la ampliacin de votantes, las cifras de electores eran por dems bajas, de manera de no

    poner en riesgo el desempeo de los caudillos locales. Salvo la Capital Federal, donde

    11 Priviletellio, Luciano, en Cattaruzza, Alejandro, 2001, pg. 117

    12 Ver apartado sobre las ideas de la poca.

  • 143

    las maquinarias electorales perdan eficacia por el entramado urbano y la vigilante

    opinin pblica, el resto de las provincias eran caldo de cultivo de esas maquinarias, aun

    en las provincias grandes como Buenos Aires, Santa Fe o Crdoba.

    Para dominar a Buenos Aires se asegur al gobierno de la provincia el control total de

    las mesas de votacin, junto con la candidatura de Manuel Fresco, dirigente capaz de

    poner en suspenso los conflictos internos del conservadurismo bonaerense. En Santa Fe,

    Justo recurri a la intervencin federal sin ley del Congreso. La provincia pas a ser

    controlada por el radicalismo antipersonalista, y precisamente en esa provincia fue

    elegido gobernador Manuel de Iriondo, lder de la UCR antipersonalista, con comicios

    fraudulentos. Esto le permiti a Justo disponer de los electores santafesinos y mantener

    el equilibrio de partidos dentro de la Concordancia.

    Ante la posibilidad de algn riesgo en las elecciones, en septiembre de 1937, el

    Congreso aprob una iniciativa del Ejecutivo para reformar la ley electoral, eliminando

    el sistema de lista incompleta para el caso de electores a presidente. De esta manera,

    Justo perda algunos distritos y sus posibles electores, que eran minora, pero se

    aseguraba los electores de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y las provincias

    chicas, donde la hegemona era conservadora. La suerte estaba echada, pero Justo perda

    la opinin pblica favorable que su gobierno haba podido mantener desde 1934 en lo

    relativo a la cuestin electoral.

    Quedaba pendiente el nombramiento del sucesor. El antipersonalista Roberto Ortiz era

    un dirigente polticamente dbil, de un partido, que luego de 1935, era casi inexistente,

    as quedaba preso del poder de Justo y de su autoridad en el Ejrcito, este era el

    candidato elegido por el presidente. Por otro lado, dejaba otra vez a los conservadores

    en segundo trmino de la frmula presidencial (el vicepresidente era Ramn Castillo),

    quedando el mismo como rbitro entre las fuerzas de la Concordancia. El objetivo era

    claro: buscaba utilizar a Ortiz para acceder a un segundo mandato en 1943.

    Para los radicales la derrota de 1937 fue un verdadero callejn sin salida. Empezaba a

    cuestionarse la participacin electoral y la posicin que deba asumir el partido ante el

    fraude oficial. A fin de cuentas el concurrencismo del radicalismo lo insertaba en un

    sistema poltico que le negaba cualquier posibilidad de victoria mediante la flagrante

    violacin de las reglas de juego, pero del cual se reconoca, ahora, como miembro

    pleno. La disyuncin era que el lugar que ocupaba el radicalismo no slo le impeda

    alcanzar el gobierno, sino que lo obligaba a acordar con el oficialismo para mantener su

    aparato institucional y la mquina del partido.

    El gobierno de Roberto Ortiz y de Ramn Castillo (1938-1943)

    Roberto Ortiz asumi la presidencia el 20 de febrero de 1938, acompaado por su

    vicepresidente Ramn Castillo, catamarqueo, conservador, cuya candidatura fue objeto

    de arduas discusiones con Justo y el partido Demcrata Nacional, ya que el presidente

    saliente lo consideraba poco maleable y afecto a su propia poltica. Sin embargo,

  • 144

    ninguno de los dos, ni Ortiz, ni Castillo, se ajustaran a las polticas, ni a los deseos de

    Justo.

    Anteriormente la candidatura de Ortiz haba recibido su primer espaldarazo pblico en

    una cena de la Cmara de Comercio Britnica. El nuevo presidente fue durante muchos

    aos abogado y representante de los intereses ingleses en la Argentina. Este pasado no

    era un dato menor, si la crisis mundial que llevaba inevitablemente a una conflagracin

    mundial, pareca empujar a soluciones de extrema derecha, a poco de comenzar esa

    guerra no querida por nadie, aparecan en el horizonte nuevas orientaciones: Argentina

    intensificaba los lazos con los pases que se preparaban para el choque con los fascistas.

    Y en ese contexto se ubicaron los esfuerzos del nuevo presidente para volver a una

    prctica sincera de la democracia representativa.

    Ello no implicaba ver ahora al radicalismo personalista particularmente como una

    opcin optimista, pero la prctica electoral deba ser la accin educadora de las masas.

    El paradigma reformista de la Ley Senz Pea segua siendo el faro iluminador del

    pensamiento poltico de Ortiz, de todos modos haba significativas novedades. Para el

    nuevo presidente una prctica electoral normal y limpia era incompatible con la miseria

    social entrevista en el pas. Este paisaje social era el caldo de cultivo para el

    florecimiento de la demagogia, como haba sucedido bajo el segundo gobierno de

    Yrigoyen. Como solucin, Ortiz propona que el Estado deba tener una activa

    intervencin.

    Para Ortiz la falta de desarrollo social y la regeneracin de los partidos polticos, no era

    una traba para iniciar una apertura electoral. Pero, estos cambios eran sumamente

    peligrosos: cada avance en direccin a una limpieza electoral supona destruir las bases

    de la coalicin que lo haba llevado a la presidencia y le permita gobernar.

    Si bien luego de las elecciones de 1938 para la renovacin de diputados, hubo denuncias

    de fraude en casi todos los distritos y Ortiz cumpli con su parte como rbitro de esas

    acciones, la guerra contra el fraude comenz en 1939. A partir de ese ao el presidente

    decidi terminar con los casos ms escandalosos, por ejemplo para hacer efectiva esa

    decisin se anularon los comicios poco transparentes abril de 1939 de San Juan. Sin

    embargo, el conflicto abierto estall con la intervencin de la provincia de Catamarca

    (de donde provena el vicepresidente Castillo), y fundamentalmente la intervencin de

    la provincia de Buenos Aires, baluarte del conservadurismo y del fraude patritico.

    Precisamente, la provincia de Buenos Aires constitua la base para cualquier

    componenda electoral con proyeccin nacional. Pero adems esta provincia era el

    escenario de uno de los ensayos conservadores alternativos para salir del problema del

    fraude electoral sin perder el poder poltico. El gobernador Manuel Fresco, famoso por

    su inclinacin al fraude electoral, no coincida con Justo y Ortiz, sino que pensaba el

    derogar definitivamente la Ley Senz Pea. Fresco tena en mente un modelo de

    organizacin social desde el Estado, segn un esquema corporativo, que reivindicaba

    simultneamente aspectos del integrismo catlico, el fascismo europeo y el New Deal

    del presidente norteamericano, Franklin D. Rooselvet. Dentro de estos esquemas el

    sufragio deba ser uno de los tantos rituales de movilizacin de la ciudadana bajo

  • 145

    estricto control del Estado; de all, que no se preocupara por ocultar la manipulacin del

    voto (lo que supondra el reconocimiento implcito de una transgresin fraudulenta) sino

    que pretenda mostrarla con entusiasmo. La modalidad preferida de Fresco era el voto

    cantado, de manera que cada emisin del sufragio permita una presin estatal

    sumamente cmoda.

    Desde la prensa, desde el Congreso y desde la presidencia se repudiaba este accionar.

    En lugar de presentar la imagen de una sociedad sin fisuras movilizada detrs del Estado

    a travs de una eleccin unnime, se visualizaba un gobierno trnsfuga, fraudulento,

    tramposo y sin apoyo ciudadano.

    El 25 de febrero de 1940 se realiz la eleccin para gobernador, Fresco pretenda

    imponer como su sucesor al caudillo populista de Avellaneda, Alberto Barcel.

    Haciendo caso omiso a las recomendaciones del presidente Ortiz, el gobernador llev

    adelante los comicios que fueron denunciados de fraudulentos cuando an no haba

    resultados firmes. El 8 de marzo Ortiz envi la intervencin a la provincia ante el

    aplauso de la opinin pblica.

    Esta estrategia alejaba a los conservadores de la alianza gubernamental, pero sumaba el

    apoyo los de las bancadas antipersonalistas y, en parte, de la UCR. Por su parte, el

    Comit Nacional de los radicales quedaba en una incmoda posicin: apoyar al

    gobierno y perder su estado de oposicin natural o bien, seguir en esa postura y perder

    el apoyo interno de aquellos radicales que buscaban sinceramente una regeneracin

    poltica.

    Los conservadores buscaron medios para contrarrestar el apoyo de la opinin pblica

    que el presidente lograba con la apertura electoral. As, comenzaron a ventilar varios

    escndalos en los cuales estaba, supuestamente, involucrado Ortiz. El ms resonante fue

    un negociado de tierras en El Palomar, en el cual participaban el presidente y el

    Ministro de Guerra, el general Mrquez. El rgimen que haba venido a sanear la

    administracin y a combatir la senilidad de Yrigoyen, alcanzaba niveles altsimos de

    corrupcin y de desgobierno.

    Ortiz sabiendo que la apertura del sistema electoral desatara una lucha pareja entre los

    partidos polticos, busc apoyos en otros sectores de poder: el Ejrcito era uno de esos

    sectores, que paulatinamente volvi a colocarse, como en 1930, en rbitro de la

    situacin poltica. Sin embargo, no era Ortiz un dirigente que pudiera, como en los

    acontecimientos de 1930-1932 hicieran Uriburu y Justo, lograr un acatamiento de algn

    sector del Ejrcito. No era el presidente un caudillo militar que interpelara a la

    oficialidad del Ejrcito. Y si Justo a fines de la dcada de 1930 haba visto desgastado

    su poder no era Ortiz el posible sucesor de del ex presidente.

    Por otro lado, la oficialidad ms joven y de segunda lnea estaba fuertemente

    influenciada por una transformacin de valores y comportamientos. El lugar del

    General Justo como referente y pedagogo de una visin tecnicista y liberal de la

    sociedad y la poltica, que aos antes le haba garantizado un prestigio y una hegemona

    incontrastables, estaba siendo erosionado por la nueva pedagoga de una Iglesia que l

    mismo haba privilegiado como gua espiritual y educadora del Ejrcito. Si entre 1914 y

  • 146

    1928 Justo haba sabido ganarse el favor de los jvenes oficiales que reciban

    instruccin en los institutos castrenses, y ahora ocupaban lugares importantes en la

    estructura de mando, las nuevas camadas se estaban educando con otros parmetros y

    otros referentes, slo faltaba que una faccin nacionalista y refractaria al liberalismo se

    organizara como tal, encontrara sus lderes y precisara sus objetivos.13 Y es que en el

    contexto de esa dcada, la de la tormenta ideolgica que azotaba al mundo, la crisis del

    liberalismo encontraba alternativa atractiva en una visin eclesial nacionalista,

    antidemocrtica, integrista pero tambin popular y cristiana.

    Todos estos cambios subterrneos todava a fines de la dcada de 1930, no alcanzaban

    para incomodar al sector ms poderoso de la oficialidad, controlada a su vez por el

    General Justo, que hasta su muerte, en enero de 1943 seguira siendo su jefe indiscutido.

    La institucin armada era para Justo su ms fiel y determinante capital poltico y

    sabiendo esto Ortiz utiliz para contrarrestarlo toda la fuerza institucional del Poder

    Ejecutivo y el apoyo ofrecido por el General Mrquez. El triunfo correspondi a Justo y

    su sector, sin embargo, el propio ex presidente alent al sector de oficiales nacionalistas,

    (aun a costa de incitar enemigos propios), pensando en su conocida estrategia de dividir

    las aguas y promover los extremos para maniobrar con mayor soltura y presentarse

    como nica solucin a la vez firme, moderada y confiable.

    As las cosas, todo el andamiaje construido por Ortiz para transparentar los comicios,

    tena como nica garanta su propia presencia. El desplazamiento del cargo, a

    consecuencia de su diabetes, en 1940 y luego su convalecencia y muerte en 1942, seal

    el final de esta experiencia. La presidencia fue ocupada por el vicepresidente Ramn

    Castillo y otros aires volvan a soplar en la Casa Rosada. A fines de 1940 en las

    elecciones provinciales volvieron a utilizarse lo peores mtodos fraudulentos.

    Radicales y socialistas crearon desde el Congreso Nacional, la Comisin de

    Investigaciones de Actividades Antiargentinas, que si su objetivo era denunciar la

    infiltracin nazi y la neutralidad argentina en la guerra, se convirti en instrumento de

    oposicin al gobierno, denunciando el fraude como un elemento que falseaba la alianza

    con los pases liberales que enfrentaban a los nazifascistas. Esta actividad parlamentaria

    tuvo al apoyo decidido del presidente enfermo y de los diarios nacionales ms

    importantes.

    En septiembre de 1940, Castillo form su propio gabinete luego de la renuncia del

    equipo que haba acompaado a Roberto Ortiz, lo formaban mayormente conservadores

    de viejo cuo. Las figuras claves de ese gabinete eran el Doctor Federico Pinedo en el

    Ministerio de Hacienda y el ex vicepresidente Julio A. Roca (hijo) en Relaciones

    Exteriores, ambos vinculados con el capital ingls, adems con el afn de contentar a

    Justo, nombr en el Ministerio de Guerra al General Juan Tonazzi. Sin embargo,

    Castillo mantuvo la neutralidad argentina durante la guerra y una vez seguro de su poder

    en la presidencia comenz a mostrar simpatas por las potencias del Eje. La estrategia

    de Castillo era atraer a los sectores nacionalistas tanto civiles como del Ejrcito para

    13 Privitellio, Luciano, en Cattaruzza, Alejandro, 2001, pg. 132

  • 147

    enfrentar a las huestes de Justo y a los partidos polticos opositores, a los cuales venan

    a sumarse muchos conservadores que se inclinaban hacia el bando de los Aliados y

    criticaban las jugadas del presidente.

    Los planes econmicos implementados por su ministro Pinedo fracasaron, lo que le

    permiti pedir la renuncia de los ministros liberales y el presidente se decidi por

    nombrar conspicuos nacionalistas en su gabinete como Enrique Ruiz Guiaz,

    (admirador del franquismo espaol) en reemplazo de Roca y Carlos Acevedo en

    Hacienda.

    Si el proyecto de Castillo era restablecer el conservadurismo clsico anterior al

    radicalismo, este chocaba contra las dificultades econmicas y sociales. As, para

    impedir la vuelta de los plebeyos radicales y asegurar el poder, el presidente pensaba en

    establecer una red de caudillos locales que mantuvieran bien controlada la situacin

    creando una provechosa maquinaria poltica como la de Roca en siglo XIX o seguir el

    ejemplo de Justo sin el juego pendular de ste. Sin embargo, no se poda gobernar en

    contra del Ejrcito y este estaba bajo la rbita de Justo. De esta manera, Castillo busc

    ganarse la sociedad militar y para ello empez por satisfacer las demandas profesionales

    del sector castrense.

    Bajo la presidencia de Castillo, se crearon la Direccin General de Fabricaciones

    Militares y el Instituto Geogrfico Militar, impulsando el avance las Fuerzas Armadas

    sobre terrenos ms amplios que los propios, se aumentaron los gastos militares en los

    presupuestos nacionales de 1942 y 1943, se aument la cantidad de efectivos al 1% de

    la poblacin nacional, se nacionaliz el puerto de Rosario y se cre la Flota Mercante,

    atento a las recomendaciones de los militares que se afanaban en lograr la autonoma

    nacional en transportes teniendo en cuenta la decidida neutralidad en la guerra.

    Por otro lado, el nacionalismo tradicional de los militares cambiaba con la guerra. Esta

    haba creado una gran inestabilidad geoestratgica en el cono sur, y Estados Unidos

    daba la espalda a las necesidades militares argentinas. La solucin deba buscarse en el

    propio pas, de manera que la guerra estimul preocupaciones econmicas, dado que la

    defensa nacional requera de equipamiento industrial, y a su vez, este de insumos

    bsicos. Desde mediados de 1930, el Ejrcito haba montado distintas fbricas de

    armamentos, a partir de 1941, y a travs de la Direccin de Fabricaciones Militares se

    dedic a promover industrias, como la del acero, que juzgaba tan natural como la

    alimentaria e indispensable para garantizar la autarqua. As, los militares fueron

    encadenando las preocupaciones estratgicas, institucionales y polticas. La guerra

    demandaba movilizacin industrial y sta un Estado activo, legtimo, fuerte y eficiente

    capaz de unificar la voluntad nacional, que pudiera capear las tormentas de posguerra

    imponiendo orden y paz social. Precisamente en estos sectores esperaba el presidente

    encontrar apoyo para lograr sus objetivos polticos y desembarazarse de la tutela del

    General Justo. Pero, muy poco de ese proyecto militar y nacionalista tena que ver con

    un gobierno tambaleante e ilegtimo como lo era el de Ramn Castillo a los ojos de esos

    militares nacionalistas.

  • 148

    Sin embargo, el gobierno dej de ser una coalicin de conservadores para convertirse en

    una herramienta de los reaccionarios del Interior, (como el propio presidente) y de las

    figuras ultramontanas como Ruiz Guiaz. Castillo tuvo que soportar la presin del

    Congreso, en su mayora radical, para sortear este problema empez a gobernar por

    decreto, usando el ataque japons a Pearl Harbor como pretexto para establecer el

    estado de sitio y tomar medidas policacas contra disidentes. Pero la autoridad del

    presidente estaba decayendo.

    Paralelamente, la diplomacia argentina ahondaba la brecha con Estados Unidos, la

    neutralidad se convirti en un aislacionismo antinorteamericano. En la conferencia

    panamericana celebrada en Ro de Janeiro en enero de 1942, poco despus del ataque

    japons a Estados Unidos, Argentina obstruy la el esfuerzo de aquel pas para lograr

    que los pases latinoamericanos rompieran relaciones con el Eje, es ms, busc formar

    una alianza de pases neutrales. Las represalias no se hicieron esperar: embargo de

    armas, suspensin de crditos y suministros de barcos petroleros y maquinaria. La

    prensa norteamericana caracterizaba al gobierno como fascista y favorable al Eje. Es de

    destacar que para atenuar la presin norteamericana, los britnicos apoyaron la decisin

    del gobierno argentino de mantenerse neutral, y es que la misma ofreca una mayor

    proteccin para los envos de carne contra los submarinos alemanes. Pero, adems la

    neutralidad evitaba que Argentina perteneciera a la alianza panamericana que la

    convertira en un Estado cliente norteamericano y no ingls.

    El General Justo haba formulado declaraciones favorables a los Aliados, haba ofrecido

    su espada para pelear al lado de estos en la guerra y gozaba de buena reputacin en los

    crculos oficiales y econmicos de los Estados Unidos, se presentaba a as mismo como

    el artfice de los designios de la libertad y la democracia. Aprovechando adems que en

    marzo de 1942 haba muerto Marcelo T. de Alvear y en junio el Congreso aceptaba por

    unanimidad la renuncia del presidente Ortiz, que morira un mes despus, ambicionaba

    un retorno triunfal a la presidencia. Pero los sectores nacionalistas del Ejrcito fueron

    tentados por Castillo con el objeto de sostener su poder y a su vez para enfrentar al ex

    presidente. En noviembre de 1942 el presidente obtuvo la renuncia del Ministro de

    Guerra, General Tonazzi y de numerosos oficiales del clan Justo, y esos cargos

    fueron reemplazados por el General Pedro P. Ramrez, antiguo colaborador de Uriburu

    y oficiales del sector nacionalista.

    En este marco, a fines de 1942 fue posible un acercamiento contre la UCR y Justo,

    quien vea as realizado su anhelo ser candidato de la frmula radical o bien de una

    eventual Unin Democrtica. Por otro lado, el ex presidente dialogaba con dirigentes

    conservadores como el gobernador conservador de la provincia de Buenos Aires,

    Rodolfo Moreno, para incorporarlos a su propuesta poltica.

    Muertos Alvear y Ortiz, Castillo y Justo eran los hombres del momento, sin embargo,

    en enero de 1943 falleca Justo, dando por tierra toda posible estrategia planeada por l.

    Castillo pareca no tener rivales y es probable que, paradjicamente, esa situacin

    terminara con su capacidad de negociacin con los militares nacionalistas, sin ese rival

    que fuera el ex presidente, el vicepresidente en ejercicio senta que poda dejar atrs el

  • 149

    lastre y las concesiones al sector nacionalista que le impugnaba su ilegitimidad y lo

    obligaba a realizar proyectos populares que tan lejos quedaban de sus simpatas. El

    Comit Nacional del radicalismo lanz seales firmes ofreciendo la candidatura a

    presidente de su frmula al General Ramrez, la trascendencia pblica de estos sucesos

    enfrentaron aun ms a Castillo con su ministro. El presidente pidi su renuncia y

    Ramrez respondi derrocando al gobierno el 4 de junio de 1943.

    Este desenlace se produca tambin por las maniobras de Castillo para imponer un

    sucesor conservador utilizando la metodologa del fraude y la intervencin federal

    (como la realizada a la provincia de Buenos Aires). Ante la imposibilidad de elegir al

    neutralista Guillermo Rothe, se inclin por aliadfilo de su confianza, el senador

    conservador y magnate azucarero salteo Robustiano Patrn Costas, que fue confirmado

    por la convencin conservadora, a pesar de la oposicin de los representantes de las

    provincias de Buenos Aires, Crdoba y Mendoza. Y por supuesto, impugnado por los

    partidos polticos, la opinin pblica y los sectores nacionalistas del Ejrcito, estos

    ltimos por la posicin favorable hacia Estados Unidos que Patrn Costas haca

    pblica.

    La ilegitimidad manifiesta del gobierno, la equivocada eleccin de sus aliados, la

    torpeza de Castillo en su accionar poltico, la desaparicin de referentes en la poltica

    nacional (como Alvear y Justo), la presin de potencias extranjeras y los nuevos

    horizontes que soaban los sectores que se saban con poder (como los militares

    nacionalistas), resultaron un cctel explosivo para las autoridades que en 1943

    pretendan seguir falseando y explotando al pueblo, humillando su sentir nacional,

    imponiendo una Repblica Imposible. Comenzaba as un periodo de transicin hacia

    una refundacin de la Argentina moderna en una Repblica Nacional y Popular.

    Argentina en la encrucijada del mundo. Ideas nacionalistas entre 1930 y 1943

    La crisis de 1929 puso fin a la prosperidad del periodo de reconstruccin de posguerra,

    pero ms grave an, empezaba a corroer los pilares sobre los cuales se haban asentado

    los mitos fundacionales del pas: modelo agroexportador, liberalismo poltico y

    econmico, dependencia de Gran Bretaa, confianza en el futuro, una elite esclarecida

    que marcaba los caminos a recorrer por la Nacin. Dadas las profundas

    transformaciones econmicas, sociales y polticas que tuvieron lugar despus de 1930,

    podra definirse la situacin social en general como un cuestionamiento de la identidad

    nacional, como una crisis de identidad14

    Entre las mltiples ideologas que pretendan ser la solucin a la crisis del modelo

    liberal, el nacionalismo se eriga como una posibilidad eficaz. El surgimiento de la

    ideologa nacionalista en el pas, no era un fenmeno nuevo. Ya en la dcada de 1910

    14 Waldmann, Peter, 1981, pg. 27.

  • 150

    comenzaba la emergencia de esta ideologa. Sin embargo, el objetivo de los pensadores

    de aquella poca haba sido el mantenimiento de un sistema, cuyas fallas eran

    evidentes, a travs de infusin de una nueva vitalidad al Estado y de la generacin de

    sentimientos patriticos entre las masas inmigratorias. Los nacionalistas de la dcada

    del 30 se proponan la destruccin del sistema.

    Originalmente el movimiento nacionalista represent un residuo de una tradicin

    contrarrevolucionaria de raz europea, buscando reconstruir los estados patrimoniales y

    las sociedades anteriores al siglo XIX (la aborrecible edad del progreso). Los

    nacionalistas argentinos, como los contrarrevolucionarios europeos, se consideraban la

    proyeccin del pasado en el futuro y pretendan reconstruir un gobierno conservador y

    autoritario, restaurar el poder de la Iglesia Catlica, particularmente en lo relativo a la

    educacin. Su enemigo era el mundo moderno, al que reducan a liberalismo e

    individualismo, democracia y capitalismo, socialismo, comunismo y cosmopolitismo,

    judasmo y masonera.

    Es importante destacar que el movimiento nacionalista estaba integrado por distintas

    corrientes, su corpus no era homogneo y las soluciones propugnadas diferan en forma

    y en objetivos. Aqu se vern slo dos vertientes contrapuestas, por un lado el

    nacionalismo restaurador, cuyas ideas eran la gua del gobierno de Uriburu y sus

    seguidores durante la dcada de 1930 y, por otro el nacionalismo popular, cuyo ideario

    ser retomado por el peronismo.

    En Argentina el movimiento nacionalista se identific con la Iglesia Catlica y con el

    Ejrcito, as como su reducida base social, le impidi lograr el apoyo de la clase media,

    apoyo con el que s contaron en Europa.

    El Nacionalismo Restaurador

    Los nacionalistas eran bsicamente antiliberales, rechazaban los principios del

    constitucionalismo liberal y del laissez faire econmico. Nada ms deplorable y

    opuesto al bien comn de la Nacin que la representacin a base del sufragio universal,

    porque este es injusto, incompetente y corruptor15 Estas eran las prdicas de personajes

    consustanciados con esta ideologa como el General Uriburu, su primo, Carlos

    Ibarguren, interventor de la provincia de Crdoba en 1930-1931 y el escritor Leopoldo

    Lugones. Se afirmaba que el liberalismo haba producido las tendencias izquierdistas,

    en el fondo la democracia no era ms que forma del comunismo: gobierno de todos y

    para todos; riquezas de todos y para todos. Dada la bajeza moral e intelectual de la masa

    sufragante habra disminuido la calidad de los parlamentos a partir de la Ley Senz

    Pea, se tratara de un sistema que entrega la suerte de la nacin al instinto de las turbas

    inorgnicas16 De all, que la experiencia radical fuera catalogada como la gran

    meretriz callejera.Los nacionalistas se mostraban incrdulos de la soberana

    15 Meinvielle, Julio, 1974, en Buchrucker, Cristin, 1987, pg. 135. 16 Lugones, Leopoldo, 1949, citado por Buchrucker, Cristin, 1987, pg. 55

  • 151

    mayoritaria y la voluntad democrtica era expresin de potencia, pero bruta, carente de

    inteligencia. Y esto suceda por que se haban importado instituciones anglosajonas a

    Amrica Latina, que adoptadas por nuestros pases derivaban en el colectivismo. El

    izquierdismo como el laborismo ingls y el obrerismo de nuestros radicales viene a ser

    el socialismo con otro nombre, del propio modo que este ltimo es un sinnimo del

    comunismo17

    Como elemento restaurador, los nacionalistas oponan la tradicin al liberalismo, esta

    era producto de la riqueza y la sabidura de las generaciones. En este esquema, la

    Iglesia Catlica era la depositaria suprema de la representacin humana de esos valores

    tradicionales, como parte integrante de ese universalismo poda descubrirse una

    cualidad tradicional argentina. Los valores del pasado, patria, fe, familia, sangre,

    tradicin, raza, etc., eran continuamente glorificados por el movimiento. De all, que

    fueran hispanistas, rehabilitando histrica y culturalmente a la Espaa conquistadora y

    colonizadora. Inclusive desde la historiografa, a la leyenda negra liberal se opuso una

    leyenda rosa, que atribua todos los elementos positivos de la historia nacional a la

    influencia directa o indirecta de la madre patria y todo lo espurio y degradante al influjo

    europeo ingls o francs. Adems, la unin del hispanismo con la tradicin catlica

    deba ser el pilar del rgimen del pas, la cruz y la espada, al decir de Leopoldo

    Lugones. De all tambin, que los herederos de estos designios no fueran otros que los

    viejos criollos, la parte sana de la sociedad, siguiendo los modelos de la jerarqua

    social colonial. Y por lo tanto, los inmigrantes y las ideas forneas, no hispanas, eran

    causa de la degradacin de la Nacin Argentina. Se explica as el antiimperialismo

    nacionalista, promoviendo un ataque al capitalismo que lgicamente los llevaba a

    preferir una dominacin mundial nazi o fascista, pero tampoco puede identificarse con

    estos modelos el movimiento nacionalista vernculo, ya que careca este de la vocacin

    y la capacidad plesbicitaria de aquellos.

    El peligro colectivista que provena de la expansin del liberalismo y su consecuencia

    que era el socialismo, era producto de la masa extranjera disconforme y hostil. Segn

    los nacionalistas, los extranjeros no tendran derecho a mostrarse descontentos, puesto

    que nosotros no ellos, ejercemos el gobierno, ellos eran los delincuentes,

    proxenetas, vagos, traficantes de droga, alcohlicos y agitadores de profesin, haba

    que limpiar el pas de esos elementos perniciosos, deca Lugones. A partir de estos

    elementos y con la tolerancia del radicalismo haba surgido el soborno electoral del

    obrerismo. Se otorgaba privilegios excesivos a los pobres, por ejemplo, era

    intolerable que el gobierno pretendiese imponer por ley un sueldo mnimo y jornada de

    ocho horas, as se producira un pillaje sistemtico al pas, y la violacin del derecho de

    propiedad, de la libertad de contratar y la de trabajo, se encareca el costo de la

    produccin, lo que acarreara prdida de mercados para el pas y un decrecimiento de su

    riqueza. Toda huelga, para los nacionalistas, era un atentado social, una rebelin contra

    la sociedad.

    17 Idem.

  • 152

    Otro aspecto que dio forma al programa nacionalista fue antisemitismo, que se lo

    culpaba de traer todos los males del capitalismo como as tambin de la plutocracia y el

    individualismo. El enemigo nico, (la hiedra triceflica cuyas cabezas son la

    masonera, el judasmo y la banca internacional y cuyo cuerpo es el Imperio Britnico),

    habra elaborado y realizado el plan de bloquear la independencia econmica y el

    ascenso a categora de potencia de un pas catlico y latino como lo es el nuestro. A esto

    habran sumado los Estados Unidos, una inficionada con la sfilis judaica18

    Cul era el modelo de sociedad que pretendan los nacionalistas restauradores? Una

    sociedad estamental, jerrquica, donde la movilidad social fuera posible pero slo

    tericamente. En los aos 40, si bien se sigui planteando una sociedad elitista,

    acentuaron sus preferencias por las aristocracias abiertas, las cuales incorporaran en

    su seno a los mejores de todos los estratos sociales. Empero, segua siendo una posicin

    defensiva de la ubicacin social y de los privilegios de clase, que se sentan amenazados

    por los cambios socioeconmicos posteriores a 1930. Se verificaba que los equipos de

    conduccin y los activistas de las agrupaciones argentinas nacionalistas estaban

    integrados a los sectores burgueses nacionales, adems, gran parte de los jefes

    nacionalistas tenan relaciones familiares con los estratos altos de sociedad argentina.

    El concepto de justicia social cobr importancia para la propaganda nacionalista

    contra los sectores de izquierda que hacan de esa prdica su temtica principal. Para el

    movimiento nacionalista justicia social representaba una lista de exigencias que

    configuraban su programa de poltica social: la formacin y fomento estatal de una

    slida clase media de propietarios, especialmente en el campo, el seguro social para los

    trabajadores, al menos en los oficios peligrosos, construccin de viviendas baratas,

    creacin de una Magistratura de Trabajo a fin de resolver pacficamente los conflictos

    entre capital y trabajo, contratos colectivos de trabajo, control estatal y / o corporativo

    de la relacin entre salarios y costo de vida. Algunos nacionalistas plantearon

    (Meinvielle, J.) que la economa deba ser patriarcal, rural y domstica. Sin embargo,

    esta posicin tan radicalmente tradicionalista no logr mucho apoyo. La necesidad de

    industrializacin y de autarqua en temas tan delicados como la industria blica,

    terminaron por establecer un objetivo econmico de independencia, reconquista o

    liberacin. Esto equivala a implementar un conjunto de disposiciones y mecanismos

    tendientes a desplazar las empresas extranjeras (a menudo favorecidos por tratados) de

    sus posiciones hegemnicas en importantes sectores de la economa nacional.

    Todas las medidas propugnadas mostraban una clara tendencia hacia el dirigismo

    estatal. Slo el poder concentrado del Estado nacionalista poda quebrar el predominio

    de los oligopolios extranjeros.

    Si bien, el fascismo italiano como luego el nacionalsocialismo alemn no fueron

    inspiradores del nacionalismo restaurador vernculo, el fascismo italiano entre 1932 y

    1936 represent un modelo corporativista exitoso que poda ser el modelo a seguir. El

    rgimen de Mussolini haba superado exitosamente la lucha de clases y la crisis

    18 Buchrucker, Cristian, 1987, pg. 148.

  • 153

    econmica mundial, vieron en las conquistas italianas de pases de frica, un nuevo

    signo de podero ante la supuesta debilidad de los Estados liberales y democrticos.

    Si se revisan las races sociales y psicolgicas, se observa que en el caso argentino no

    exista un potencial para las manifestaciones extremas de la conducta poltica que

    pudiera compararse al tremendo nivel de Alemania, Italia y Espaa19 Pero por su

    composicin haba similitudes entre el nacionalismo restaurador y los fascismos

    europeos: lo formaban grupos urbanos, predominantemente juveniles, de acadmicos,

    estudiantes, periodistas y otros miembros de las profesiones con o sin relacin de

    dependencia. Tambin en la Argentina, como en Europa se detectaba una clase media,

    que bajo condiciones de crisis econmica, sufra la presin creciente de frustraciones y

    complejos de angustia y odio20

    En el rea ideolgica, el nacionalismo restaurador argentino mostraba todas las

    caractersticas fascistas, salvo en cuanto al desarrollo de la tendencia irracionalista y

    vitalista. Respecto al ultracatolicismo, se corresponda mucho ms con el modelo franco

    falangista espaol o al austro fascismo, que con los modelos alemn o italiano.

    Objetivos fundamentales del fascismo europeo, tales como un Estado totalitario, el

    corporativismo en una economa dirigida y la coordinacin autoritaria de la vida

    cultural, se observaban en la programtica de los nacionalistas restauradores argentinos,

    slo faltaban la propaganda del espacio vital y el expansionismo militar.

    En lo relativo a las organizaciones militantes, las agrupaciones argentinas imitaron al

    fascismo italiano. Algunos grupos argentinos lograron organizar milicias uniformadas,

    con camisa gris y correaje y se generaliz el saludo fascista. Estas milicias, armadas con

    pistolas y cachiporras, no lograron desplegar el potencial para una guerra civil como los

    modelos europeos, las squadre de Mussolini y las Sturmabteilungen (S.A. o tropas de

    asalto) de Hitler.

    Por otro lado, a diferencia de los modelos fascistas, el movimiento argentino no hizo

    concesiones tcticas al sistema democrtico, la seudodemocracia oligrquica de la

    Concordancia era un rgimen al que los nacionalistas argentinos estuvieron unidos por

    muchos lazos. En esencia, la polica y las milicias nacionalistas luchaban contra los

    mismo adversarios: radicales, socialistas y comunistas. Pero la represin oficial y el

    fraude funcionaban tan bien que las fuerzas conservadoras no desearon la llegada del

    hombre fuerte fascista que salvase el orden. Las condiciones histricas que movieron

    a los pases europeos a concretar ese deseo no se dieron en Argentina.

    Un nacionalismo poco nacional, podra ser la definicin del movimiento nacionalista

    restaurador y es que la dependencia del nacionalismo restaurador con respecto a sus

    modelos europeos fue un proceso intenso y consciente, a travs del cual el movimiento

    se alej cada vez ms de las realidades de la vida argentina21 Sus seguidores se

    justificaban interpretndose a s mismos como la versin autctona del fenmeno

    universal fascista.

    19 Buchrucker, Cristian, 1987, pg. 231 20 Buchrucker, Cristian, 1987, pg. 231 21 Buchrucker, Cristian, 1987, pg. 232

  • 154

    El Nacionalismo Popular

    La historia de la corriente populista del nacionalismo es sumamente compleja. A

    menudo se tiene la impresin de que el nacionalismo populista anterior a 1943 se habra

    reducido exclusivamente a las ideas y actividades del grupo FORJA. Sin embargo, en

    esa categora existieron otros escritores polticos, inclusive algunos arrepentidos del

    nacionalismo restaurador.

    Debe destacarse que el primer ncleo organizado del nacionalismo populista surgi en

    un pequeo grupo de la juventud radical, el cual particip entre 1931 y 1935 de las

    luchas internas de la UCR, tratando de disminuir y eliminar la influencia de Marcelo T

    de Alvear de la conduccin del partido, sin embargo, sin xito. Entre otros militantes de

    esa poca debe nombrarse a M. Ortiz Pereyra, A. Jauretche y Homero Manzi. Como

    respuesta combativa al dominio alvearista del partido, pero sobretodo al levantamiento

    del abstencionismo radical impulsado por Alvear, los jvenes disidentes se reunieron el

    29 de junio de 1935 en Buenos Aires y fundaron la Fuerza de Orientacin Radical de la

    Joven Argentina (FORJA) Se auto proclamaban yrigoyenistas, de hecho el propio

    nombre se inspiraba de una frase de Don Hiplito: Todo taller de forja parece un

    mundo que se derrumba

    Los rasgos tipificadores del movimiento eran los siguientes: un retorno a la doctrina

    nacionalista, aunque vacilante de Yrigoyen, filiada en el orden de las conexiones

    histricas, a las antiguas tradiciones federalistas del pas anteriores a 1852, se retomaba

    en su contenido original los postulados ideolgicos de la Reforma Universitaria de

    1918, en su pensamiento no deba haber influencias extranjeras, sus ideas eran

    enteramente argentinas e hispanoamericanas, se sostena la tesis de la revolucin

    hispanoamericana en general y argentina en particular asentada en las masas populares,

    en su posicin antiimperialista se enfrentaba tanto a Gran Bretaa como a Estados

    Unidos, en un enfoque nacional y latinoamericano.

    En su primer manifiesto atacaron a la oligarqua y al imperialismo, exigieron la

    restauracin de la soberana del pueblo y declararon que slo FORJA representaba al

    verdadero radicalismo y al autntico nacionalismo argentino. Durante la primera fase de

    su evolucin (1935-1940) FORJA integraba el ala dura o intransigente del radicalismo.

    Los forjistas mantuvieron contacto con personas y grupos polticamente afines pero de

    otras fuerzas polticas. As por ejemplo, apoyaron a la comisin parlamentaria que

    investig la industria frigorfica bajo la direccin de Lisandro de la Torre, a pesar de

    haber sido adversario de Yrigoyen.

    FORJA salud con entusiasmo la poltica nacionalista que inaugur el presidente

    mexicano Lzaro Crdenas en la explotacin petrolera, precisamente estas simpatas

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivacaracteristicasUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltado
  • 155

    con la Revolucin Mexicana era una de las tantas diferencias entre los nacionalistas

    populistas y los restauradores. Adems tenan relaciones con el APRA peruano de Ral

    Haya de la Torre y el nacionalista boliviano Vctor Paz Estensoro. La base ideolgica

    de todos estos contactos se encontraba en la comn crtica a las estructuras oligrquicas

    de la poltica latinoamericana y en el antiimperialismo.

    FORJA fue en sus comienzos un pequeo crculo de acadmicos, modestos estudiantes,

    empleados y periodistas que se reunan en un stano alquilado. Fue la propaganda

    callejera y la calidad de sus escritos lo que permiti una reproduccin de los locales

    forjistas, por ejemplo en distintas localidades de la provincia de Buenos Aires.

    En el mbito sindical, los forjistas seguan una poltica totalmente distinta de las del

    nacionalismo restaurador. En vez de la fundacin de sindicatos estrictamente

    nacionalistas, FORJA difundi su ideario en algunas organizaciones socialistas y

    sindicalistas ya existentes.

    Este grupo se concentr casi exclusivamente en la problemtica argentina y

    latinoamericana, tambin en esto se diferenciaban de los nacionalistas restauradores.

    Respecto de la Guerra Civil Espaola, FORJA se mantuvo neutral, lo cual le vali ser

    tachada de fascista en los medios alvearistas y la sospecha de filoizquierdismo en el

    ambiente restaurador. Una postura similar fue la que mantuvo el nacionalismo populista

    durante la Segunda Guerra Mundial bajo el lema Patria, Democracia, Neutralidad. En

    1940 algunos forjistas liderados por Dellepiane proclamaron un acercamiento a las

    posiciones pro britnicas, mientras que Jauretche y sus seguidores exigieron la

    autonoma total. Esta ltima postura termin por prevalecer.

    Tanto el nacionalismo populista y el restaurador se vean as mismos como intentos de

    crear un nuevo consenso argentino, adecuado a la dcada de 1930, ya que la crisis

    mundial haba corrodo los supuestos del consenso decimonnico. Empero, la tendencia

    restauradora, al igual que el socialismo y el comunismo, haba recibido un sello

    deformante con su apelacin acrtica de los modelos ideolgicos europeos, de manera

    que en vez de esclarecer la realidad argentina se endureca y se vea a travs de moldes

    extranjeros. Los populistas crean que un consenso polticamente original y eficaz deba

    ser construido sobre la base de la coincidencia en algunas pero decisivas cuestiones

    concretas de la poltica y la economa nacional. Los forjistas afirmaban leer literatura

    de combate de esa poca, sobre todo obras de autores marxistas y ensayistas

    norteamericanos e hispanoamericanos que se ocupaban del imperialismo. Sin embargo,

    no se sentan del todo satisfechos, porque esos trabajos no reflejaban la realidad

    argentina.

    Mientras que para el nacionalismo restaurador la historia era el producto de la accin de

    lderes y elites, para los populistas ocupaba el centro de la escena el concepto de

    pueblo, en el sentido de la abrumadora mayora de la poblacin. Amrica Latina viva

    an en condiciones coloniales, la verdadera liberacin nacional slo tendra lugar a

    travs de la accin de los pueblos. De hecho, FORJA proclamaba que la historia

    reciente enseaba la leccin: los procesos de corrupcin se originan en las clases

    dirigentes y no al revs. Se glorificaba la protodemocracia, inorgnica pero enraizada en

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivavnculos latinoamericanos de FORJAUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivanacionalismo populista y restauradorUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltado
  • 156

    el pueblo, que encarnaron los caudillos federales del siglo XIX. Precisamente este

    elemento gauchesco sera la verdadera tradicin popular y el heredero del espritu de las

    Guerras de la Independencia contra el absolutismo borbnico. Esos caudillos eran los

    verdaderos representantes de las masas populares, opuestas a la clase dirigente, egosta

    y entregada al extranjero. Por supuesto, en la primera lnea estaban las figuras de Rosas

    e Yrigoyen, quienes eran admiradas como estadistas identificados con el pueblo y la

    poltica independiente.

    De esta manera, los forjistas tenan la conviccin de constituir la generacin a realizar la

    Argentina grande y libre soada por Yrigoyen. Se trataba de aquello que ya estaba

    esbozado en la poltica yrigoyenista y que formaba la esencia de los reclamos populares:

    sufragio libre, sentido social, neutralidad en conflictos de las grandes potencias y

    reivindicacin de la soberana social.

    Si bien los populistas valoraban la tradicin y la historia como componentes de la

    conciencia nacional, tambin despertaba crticas el rgido tradicionalismo de la

    tendencia restauradora. Un miembro conspicuo de FORJA, Ral Scalabrini Ortiz

    atacando la concepcin ultraconservadora afirmaba lo siguiente en 1941: Dediquemos

    nuestra inteligencia y nuestro trabajo a resolver, ante todo, el hambre y la angustia de la

    desesperanzada muchedumbre argentina. En ella caben todas las voluntades, todas las

    religiones, todas las razas. Lo nico importante es escapar al destino histrico en la que

    esa muchedumbre est comprendida22

    Por otro lado, el nacionalismo populista sealaba que el autntico nacionalismo no se

    deba reducir su contenido a la lucha contra el comunismo y la anarqua, sino que deba

    implicar la oposicin decidida a los trust, que buscaban monopolizar las fuentes de

    riqueza y dominar a los pueblos incautos que les abran las puertas. Jauretche deca: La

    habilidad del Rgimen, ahora y antes, consisti en crear un aparato legal para canalizar

    la protesta del pueblo y despus acostumbrar al pueblo despojado a reverenciar el

    aparato del despojo. Quiero llegar a esto: hay dos Argentinas, una conservadora que no

    quiere que ocurra nada, y en la cual est incluido el actual radicalismo. Esa Argentina

    tiene una apariencia poderosa porque maneja las estructuras oficiales de los partidos, el

    periodismo, la radiotelefona, los gobiernos, pero esa Argentina no tiene vitalidad

    alguna, es un edificio caduco, subsiste por inercia porque en ella ya no creen ni los que

    la forman. Hay una Argentina subterrnea...23

    La oligarqua conservadora era denunciada como agente del imperialismo. Con

    violencia y fraude se habra instaurado desde 1930 la dictadura poltica de una minora y

    al mismo tiempo la tirana econmica de los capitalistas extranjeros. En este contexto la

    crtica forjista se diriga contra una serie de medidas y de instituciones, que formaban un

    Estatuto del Coloniaje: el Banco Central, el Instituto Movilizador, la coordinacin de

    transportes, las Juntas Reguladoras de la produccin, el Pacto Roca Runcinman, la

    22 Scalabrini Ortiz, Ral, 1941, citado por Buchrucker, Cristian, 1987, pg. 265. 23 Jauretche, Arturo, 1942, citado por Buchrucker, Cristian, 1987, pg. 267

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivacontra el comunismo y anarquismoUsuarioResaltadoUsuarioResaltado
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    poltica petrolera las intervenciones arbitrarias y el silenciamiento de la opiniones

    opositoras.

    Afirmaba Jauretche que Jorge Canning escriba en 1824: La Amrica Espaola es libre

    y si nosotros los ingleses manejamos nuestros negocios con habilidad, ella ser

    inglesa, y continuaba afirmando que cien aos despus, la obra de dominacin haba

    quedado completada y perfeccionada: ingleses son los medios de comunicacin y

    transporte. Inglesas son las empresas monopolizadoras del comercio exterior. Inglesas,

    las ms grandes estancias de la Repblica. Inglesas las mejores tierras de la Patagonia.

    Inglesas todas las grandes tiendas Inglesas son las voluntades que manejaban la moneda

    y el crdito desde el Banco Central. Inglesas son las Islas Malvinas y las Orcadas. Tal la

    esclavizacin de un pueblo que slo ha sido posible por la permanente y traidora entrega

    del pas.

    Los britnicos haban implementado en el pas la forma ms moderna del imperialismo,

    en su clave econmica. As, la industria argentina dependa, en considerable medida, de

    consorcios extranjeros, ya que operaba con capital, direccin administrativa y tcnica

    extranjera y muchas veces hasta mano de obra extranjera. Criticando a los nacionalistas

    restauradores, los populistas sealaban que la legislacin de la Concordancia haba

    despojado al poder poltico de todas las atribuciones esenciales, traspasndolas a

    diversas corporaciones, pieza clave en el pensamiento restaurador filofascista. Esas

    corporaciones actuaban impunemente bajo el contubernio de la oligarqua nacional y las

    empresas extranjeras, fundamentalmente inglesas. Inclusive la poltica impositiva del

    gobierno corresponda a esa situacin. Los costos sociales del corporativismo real de la

    Dcada Infame eran soportados por determinados estratos sociales: los desnutridos

    campesinos del Noroeste, los obreros mal pagos de las villas miseria urbanas y los

    desocupados, carentes de apoyo estatal.

    Por eso FORJA se consideraba a s misma como la clula nuclear de un movimiento que

    conectaba la lucha nacional contra la dominacin extranjera con las exigencias

    populares de mejoras socioeconmicas y participacin poltica. El objetivo era permitir

    prontamente el triunfo de esa Argentina subterrnea, cuyo lema era Patria, pan y poder

    al pueblo.

    De all, que los forjistas postularan la indestructible unin entre la emancipacin

    econmica y la justicia social. Era preciso reconquistar el dominio poltico y econmico

    de la patria y resolver urgentemente los problemas populares atinentes a la

    alimentacin, vestido y vivienda. En ese rumbo, era inminente la aceleracin del

    proceso de industrializacin, que segn los populistas era dificultada por los rganos

    corruptos del Estado. El Estado propuesto por los nacionalistas populistas no deba

    servir a los intereses de la oligarqua tradicional, pero tampoco convertirse en un

    instrumento de dominacin totalitaria. Mientras aquellos totalitarismos se proponen

    hacer del hombre un instrumento del Estado, como en Italia, o de la raza como en

    Alemania o de una categora histrica como en Rusia, nosotros nos proponemos hacer

    un Estado defensor de la libertad del hombre para que ste se realice en plenitud, es

    decir, dar vuelta al vigilante para que, en lugar de cuidar que la libertad del hombre no

    UsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltadoUsuarioResaltado
  • 158

    lesionen a los dueos de lo econmico, cuide de que los dueos de la economa no

    lesionen la libertad del hombre24

    A pesar que ambas corrientes nacionalistas criticaban duramente el imperialismo, no

    exista un pensamiento nico en ese tema central en ambas doctrinas. Para los

    restauradores filofascistas, el antiimperialismo era una bandera para descalificar a la

    democracia como instrumento de dominacin extranjera. Los populistas, que

    consideraban a los uriburistas y a la oligarqua como agentes de esa dominacin,

    postulaban la participacin popular masiva como base poltica de toda estrategia

    nacionalista.

    Ms grave, era la discrepancia entre ambos respecto al tema de los inmigrantes y los

    judos. El populismo destacaba la natural integracin del gringo y rechazaba la tesis

    de la conspiracin juda universal.

    FORJA no desarroll una doctrina institucional, su actitud pragmtica antiimperialista y

    la conviccin de que el pueblo, en elecciones libres, sabra dar respuesta adecuadas a

    todas las cuestiones institucionales permita una gran flexibilidad poltica pero tambin

    una riesgosa ambigedad. Sin embargo, lo novedoso de este movimiento era su

    mentalidad optimista hacia el futuro, sus adherentes destacaban las tendencias

    emancipadoras del mundo contemporneo y exigan la instauracin de una sociedad

    justa. Si de algo se sentan seguros era que tarde o temprano las multitudes argentinas

    habran de realizar su programa.

    Jauretche en julio 1942 profetizaba lo siguiente: El ao que viene esa Argentina joven

    y vigorosa va a ponerse en marcha...25

    La herencia de la Dcada Infame

    El pas se haba sumido en una crisis, que a la vez de terminal en lo econmico

    constitua el derrumbe definitivo de una forma de entender la poltica y de un proyecto

    exitoso de ms de sesenta aos. Esta crisis de desarrollo no poda ser superada por

    medio de reformas parciales, sino que exiga una reorientacin total del sistema. He

    aqu la novedad que supone la poltica en la Dcada Infame, superar el conflicto

    desatado en la instrumentacin del poder del Estado, crear los proyectos necesarios para

    encaminar el pas, imaginar una coyuntura nueva en lo econmico y en lo social,

    parecan ser los desafos impuestos a los hombres de esa dcada signada por la

    corrupcin y el fraude.

    Sin embargo, la pesada herencia de la dcada en cuestin, una crisis de identidad, de

    dependencia, de distribucin, de participacin y fundamentalmente, de legitimidad, se

    debe a que las polticas llevadas a cabo por los dirigentes de la poca, no slo no

    solucionaron los problemas, sino que los profundizaron .

    24 Jauretche, Arturo, 1974, pg. 147. 25 Jauretche, Arturo, 1974, pg. 144.

    UsuarioResaltadoUsuarioNota adhesivaqu pensaban sobre los judos e inmigrantes
  • 159

    La crisis de identidad consista en la convergencia de dos fenmenos relativamente

    independientes uno del otro: la prdida de prestigio de la clase alta tradicional y, por

    otro lado, la exigencia de incorporacin a la comunidad, planteada por los estratos ms

    bajos en rpido desarrollo. El fracaso de la clase alta de superar los conflictos entre

    1930-1943, sumado a la creciente inseguridad respecto a la estrategia de desarrollo a

    seguir, hizo que sus pretensiones de conduccin fueran cuestionadas, la legitimacin de

    su dominio fuera puesta en duda, y sus privilegios atacados. La clase obrera era an

    demasiado dbil, inconexa e inexperta para pretender una transformacin del orden

    social. Su aspiracin era ser socialmente reconocida e integrada, aspiracin que no

    tenan perspectivas de concretarse en esa dcada. El intento de identificarse con la

    nacin tropezaba con la dificultad de que las estructuras nacionales estaban en un

    momento de transicin y los modelos tradicionales de identidad se desintegraban.

    La dependencia de Argentina respecto a las naciones industrializadas no aument luego

    de 1930, ms bien ocurri lo contrario. Pero se habla de crisis de dependencia ya que en

    esta poca se manifestaron con toda claridad las implicancias negativas de esa situacin

    y la poblacin en general las percibi como una carga y como una ignominia. Adems,

    se puso de manifiesto la tendencia al abuso de poder por parte de las naciones

    dominantes y la necesidad del pas de inclinarse antes sus exigencias.

    La relacin entre el desarrollo de la problemtica de dependencia y la crisis de

    distribucin fue muy estrecha. Antes de 1930, cuando el rpido crecimiento econmico

    haca pasar a segundo plano las desventajas de la distorsin de estructura que l traa

    aparejadas, el aumento general de la prosperidad rest tambin importancia a las

    diferencias de ingresos existentes entre las diversas capas sociales. As como Inglaterra

    haba trasladado las desventajas de la recesin mundial a la Argentina, los que

    dominaban poltica y econmicamente al pas trasladaron las prdidas ocasionadas por

    las reducciones de los montos de exportacin, a los sectores ms bajos de la pirmide

    social. La creciente distancia entre el desarrollo de la Argentina y el de la potencia

    econmica dominante, Inglaterra, se reflej, dentro del pas, en la creciente brecha entre

    la