piriápolis, por margarita oroz

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"La tinta acecha al filo del renglón, locuaz y divertida traza la primera palabra. El desfile de personajes es guiado, entre otros, por un vaquero que trasnocha sin sombrero..."

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Page 1: Piriápolis, por Margarita Oroz
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Piriápolis

Margarita Oroz

La ronda de los solosCOLECCIÓN

Page 6: Piriápolis, por Margarita Oroz

Colección La ronda de los solosPiriápolis

D.R. © 2013, Óscar Tagle, editorAl gravitar rotandoBerilo 2582, Verde Valle. CP 44560. Guadalajara, Jalisco. Mé[email protected]

Primera edición 2013Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución 2.5 México

Dirección editorialÓscar Tagle

Cuidado editorialChristopher Estrada

Diseño, diagramación e imagen de portadaMarcela Gámez

Impreso y hecho en MéxicoPrinted in Mexico

Page 7: Piriápolis, por Margarita Oroz

Piriápolis

Secretos de cocina

Receta para provocar sueños eróticos

Farragoni

Tutifruti

Manjares

Sanación

Puerta

Barco

Fuerza natural

El libro fatigado

Devoradora

Insomnio

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Índice

Page 8: Piriápolis, por Margarita Oroz

El estilo por los suelos

Vaquero de medianoche

Personaje de película

So long, Ray

Cinderella

La ballena Misticety

La minificción esquivó

Contracultura

Amor total

Dramaturgia

Meditación visual

Lencería sin encaje

Un déjà vu

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Page 9: Piriápolis, por Margarita Oroz

Piriápolis

Amanece.

Una ola enorme revienta frente al malecón.

La hilera de balcones del hotel viendo hacia el océano se estremece.

Sobresaltada, se incorpora.

Todavía somnolienta, acostumbra su mirada a los destellos matutinos.

Abre el ventanal.

Atrevida y solitaria, deja caer su ropa de dormir.

Millares de gotas platinadas envuelven su figura.

Sorteando la marea, diminutos arcos de iris juguetean con los guijarros que se aferran a la arena.

Desnuda y húmeda, arropa su cuerpo que tirita. La nave espacial corrige su rumbo y el suave zumbido la adormece.

El viaje a las estrellas continúa.

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Page 10: Piriápolis, por Margarita Oroz

De un techo de tejas con un atardecer cualquiera

de un cuadernillo a rayas con una mesa y una silla

del zumbido de una abeja con un jarrón de alcatraces

de un caballito de barro con un mezcal derecho

de una naranja agria con sangrita de una viuda

de una flama deslumbrante con un quinqué

[de petróleo

de la escritura cursiva con mis secretos de cocina

de una sopa de letras borboteando a fuego manso.

Secretos de cocina

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Page 11: Piriápolis, por Margarita Oroz

Receta para provocar sueños eróticos

Ingredientes:

una pinta de pernod

un kilo de ancas de rana

seis rebanadas de palmito

tres terrones de azúcar moscabado

un abanico

una lata de caviar beluga

un miriñaque de manta de cielo

una palangana de madera

un portaligas de encaje

una corbata de seda

sábanas de satín al gusto.

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Page 12: Piriápolis, por Margarita Oroz

Farragoni

El caldo a punto de hervor

una pizca de sal de mar

tres gotas de salsa inglesa

ralladura de nuez moscada

un toque de pimienta dulce

media cebolla escurriendo lágrimas de azúcar

una raja de canela

con todo a medios chiles

justo cuando el horno no está para bollos

lambrusco trago largo espumoso

tocan.

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Page 13: Piriápolis, por Margarita Oroz

Tutifruti

Sinuosas de por sí, exóticas por demás.

Colorinas tal cual, secuestran al rabillo del ojo.

Arrebatando al paso, chispas de fulgor.

A ojos cerrados y dedos a ciegas recorriendo sus formas.

Vientos gélidos, blanca nieve

sabana inmensurable cual betún de limón

cómplices a escoger, a la vera del camino

de puntillas, el tirón de una mano, al roce

de unos labios

estremeciéndose gustosas, sin recato alguno

entrelazadas brisas tropicales a va y ven

caprichos sin sabor y caricias de color.

Estruendo de olas que entumece los sonidos.

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Page 14: Piriápolis, por Margarita Oroz

Manjares

Desde el descubrimiento del primer hervor no hay trozo de carne que se resista

al chapuzón entre vapores que emanan desde un manojo de exóticas especias

que por arte de manos se trastoca en un manjar de dioses jactanciosos que no

tiene la más remota idea de donde crece la pimienta.

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Page 15: Piriápolis, por Margarita Oroz

Sanación

Se curó de su enfermedad diagnosticada como el síndrome del salmón cuando azotó de golpe sobre un plato de porcelana, flanqueado por un cuchillo y un tenedor.

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Puerta

Vano de forma regular abierto en una pared desde el suelo hasta una altura conveniente. De madera, de hierro. Fortificada por el otro lado con llave cerrojo u otro instrumento impidiendo entrada o salida. Al atrancón del zapato del vendedor de cambaceo que ofrece a quien ose asomar la nariz, la tijera multiusos que de un solo corte es capaz de partir en dos hasta un pescado crudo con todo y escamas. Cuando al girar la llave lo primero que salta es una maraña de pelos acompañada de agudos ladridos del único miembro de la familia al que realmente le da gusto cuando llegas. Del tendejón abigarrado en la cochera, consabida planta de albahaca al quicio que alerta hasta la cocina y a dos tonos, la venta ya sea un pliego de cartulina o un ovillo de hilo color guinda. La que en un día de abril se abre de par en par dando la bienvenida al nuevo miembro de la familia entre caricias y besos de su padre y su hermana. También sabe dar en la cara: al abrirse de golpe tatuó en el corazón de la recién llegada

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Page 17: Piriápolis, por Margarita Oroz

la más triste mirada de su vida al anunciarle el hijo la partida sin regreso de su padre. De tierra y de mar, en la trinchera maya a resguardo de piratas que comparte honores con la muralla caribeña donde se baila cumbia y se canta ballenato. A dos nudillos, pulsando el timbre, golpeando la manija o jalando la campanilla, del otro lado todo llega de improviso.

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Barco

Camarote en alta mar

casa rimbombante y solitaria

arrulla los viajes del mascarón

ansiosa por poner pie a tierra

el viento fuerte azota en su cara

oye voces

la mujer lagarto la despierta de su sueño aterrador.

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Llegando a casa. Justo a tiempo. Las primeras gotas caen como el índice de un párvulo golpeteando una tecla de piano. En segundos, se desata un pandemó-nium. En minutos, el vertiginoso meteoro se detiene abruptamente. Oigo un lastimero crujido. Viene de la puerta que va al jardín. Con la luz de los relámpagos y a través del vaho del cristal, veo el delicado tallo del jazmín arqueado como una ballerina sudorosa con la frente reclinada sobre la punta de sus zapatillas. Con sus frágiles dedos sostiene el ancho de su vaporoso tul cuajado de flores diminutas. Termina la función. Jadeante, agradece los aplausos.

Fuerza natural

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El libro fatigado de leerse se durmió el pensamiento roncaba en la biblioteca las letras brincaron de las páginas y salieron sigilosamente del estudio, caminaron de puntillas hasta la puerta, que una ráfaga abrió de golpe y las levantó en vilo hasta estamparlas en las ramas de un frondoso roble que soñaba con ser poeta.

El punto final, sentado cómodamente en la banca del jardín, les aplaudía garbosamente.

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Devoradora

Ese modo, el más felino, el de los pies desnudos, del que se agazapa al trepar por la escalera que alcanza el filo de una ventana oscura como boca de lobo. Aguza el oído, silencio absoluto. Un chasquido. Unos ojos reptilianos bailotean en un rincón.

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Insomnio

El insomnio se acurruca detrás del anuncio rojo intermitente hotel, hotel, hotel, la oveja doscientos cuarenta y cinco se encandila, sale disparada por la ventana y cae de bruces sobre el pavimento.

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Page 23: Piriápolis, por Margarita Oroz

El estilo por los suelos

I

Se vende maniquí de aparador

talla cero. Look famélico.

Acabado en color terroso

ideal para boutique de ropa para jovencitas.

II

El reinado de las concursantes de belleza dura un abrir y cerrar de boca.

III

De la moda

lo que no te acomoda

es lo más fashion.

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Page 24: Piriápolis, por Margarita Oroz

IV

Cuando estaba de moda ser chica Cosmo

yo viajaba por la Vía Láctea.

V

La moda es cambiante y pasajera

el buen gusto en el vestir

viaja en primera clase.

VI

La buena percha es esencial

la mejor prenda es la sonrisa.

VII

Las modelos tropiezan en la pasarela

girando en un tacón

el glamour se tambalea

el estilo queda por los suelos.

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Page 25: Piriápolis, por Margarita Oroz

Vaquero de medianoche

Yo no tengo montura

camino siempre descalzo.

Mi pesadilla es andar

a ojos abiertos

entre luces de neón.

Vivo despierto en mis sueños

duermo profundo en mis desvelos.

Duermevela, vela y duerme

mi fogata se extingue.

Hace frío.

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Personaje de película

Al alba, el piar de pájaros leve y entrecortado tintinea cual campanillas atisbando el amanecer. Ella despierta al oscilar de puertas de su vitrina mental. Se estira y ronroneando como felina consentida, abre sus ojos al primer rayo que a contraluz le coquetea.

Descalza y a zancadas camina rumbo a su jardín del tamaño de una pañoleta de verano. Entre volutas y go-tas de rocío adivina las huellas sutiles de una esencia atrevidamente masculina, siempre anónima, que la en-vuelve cada mañana.

Y como tantas veces, le asalta la tentación de romper el hechizo. Se empina de puntillas en la jardinera y se asoma: su mirada se funde en unos ojos oscuros e in-sondables. El rostro enmarcado por una melena llena de rizos color fangoria, maquillaje claro y ligero, pestañas onduladas, labios sensuales y provocativos acentuados por una media sonrisa fugaz y juguetona.

La obra de arte la completa un coloreado vestido de flores de verano y unas altas zapatillas de tacón.

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Ella cierra sus ojos y la imagina con su andar de pier-nas largas y se estremece al escuchar el tac, tac de unos tacones. Lejanos. Tac-Tac.

Eso es. Simplemente. Un personaje de película. Un chico Almodóvar.

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So long, Ray

Sueño que platico con una jovencita de figura menuda. Su lacia cabellera atada en la nuca y un tupé, oscurecen la mirada profunda e insondable de su expresivo ojo cíclope.

Se da una colisión sideral sin menester de vocablo alguno. El idioma que danza ante la mirada de amigas eternas es más que elocuente. Me cuenta que viene de Venus. Que aterrizó aquí a consecuencia del caos provocado por el éxodo masivo de sus congéneres que en pánico total abandonó su mundo gracias al acopla-miento de su planeta con la estrella de fuego.

Ella no huye. Por fin, el viaje relámpago a la tierra tan-tas veces pospuesto se hacía realidad. A último segundo de su reloj de arena, compró un boleto sencillo en clase turista. Su plan “b” en marcha. Su secreto también. El que su abuela le contó justo antes de irse de vacaciones a un spa en la Andrómeda. Me despierta un tan tan. Alguien toca a la puerta.

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Abro y me sorprende un par de lentes negros a la altura de mis ojos. Buenos días. Mi nombre es Galatea. ¿Se encuentra el señor Aristófanes Almirudis?

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Cinderella

Las cajas de música son exquisitas, es doloroso cuando la tensión revienta sus cuerdas porque son como el ocaso de las ballerinas. Las galas son efímeras, tan abruptas como el crujir de huesos.

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La ballena Misticety confundió un suspiro de baja frecuencia con un sonar marítimo. Su gran amor es un submarino amarillo.

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La minificción esquivó las mayúsculas, el punto y coma y todos los paréntesis. Se dio a la fuga con el minicuento.

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Contracultura

Cansado de navegar contra la corriente se lanzó por la borda.

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Amor total

El cortejo fue tuitero, el romance se dio virtual, el bebé salió del microondas.

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Dramaturgia

Cansada del drama que era el pan suyo de cada día, decidió tomar clases de bel canto.

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Meditación visual

Se sugiere cerrar completamente las persianas, de-ambular por el intrincado y sinuoso laberinto donde cualquier fuga se da en un leve pestañeo.

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Lencería sin encaje es igual a champaña sin burbujas.

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Un déjà vu es un clic sin photoshop.

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Piriápolis se terminó de imprimir en los talleres de Editorial Pandora en julio de 2013

en Guadalajara, Jalisco, México.Esta edición consta de 100 ejemplares.

Para su formación se utilizó la fuente Garamond, puntos 8 y 10.

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