forbici magazine #1

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"Vanguardia" Peluquería y tendencias desde un punto de vista humano. "Vanguard" Hairdressing and trends from a human point of view.

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Rditorial 5

2endencias [Moda Boho] 6

2ijeras de Ohile [La Pelutik] 10

Tuera del 0alón 18

Oocinante [L’Aperitivo Restobar] 28

Torbici tresenta... [Salón Donna] 30

Rl Qiario de ha tola 40

nuevos 2onos [Salón Patricio Rojas] 42

ptras Hrtes 51

Yaleria Uorbici 53

tanoramas 54

INDICE

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Saludos! Durante el tiempo que llevamos trabajando y dando forma al proyecto Forbici, no han sido una, ni dos ni tres veces las que nos han preguntado el por qué buscamos posicionar el mundo de la belleza en la categoría del “décimo arte”.

La respuesta a esa pregunta fue precisamente lo que en un comienzo nos hizo actuar. Detrás de todo el trabajo hecho por el equipo, existe una sola gran motivación: la belleza. Y no la belleza reflejada en un buen corte, colores bien combinados o propuestas de nuevas tendencias, sino la belleza como el reflejo, la verbalización de lo que los lleva a ustedes a dedicar su vida a este rubro.

Hemos avanzado y establecido bases de lo que seguimos queriendo proyectar con Forbici. Estamos pavimentando el camino para ser el justo y necesario reflejo de la pasión y la entrega que hay en el trabajo que estilistas, coloristas y peluqueros hacen; ser el tributo, el reconocimiento a esa afición, esa obsesión por crear y entregar armonía. Forbici es y seguirá siendo, gracias a ustedes, la galería donde sus obras se expongan, el salón de los salones, el retrato de sus vivencias y fiel reflejo de lo que son. A eso nos debemos, para eso trabajamos y en eso es en lo que nos concentramos con cada imagen, texto, diseño y contenido creado.

La razón y el orden para canalizar todo lo que hemos descubierto en ustedes son herramientas relevantes de nuestro trabajo, pero no podríamos tener los frutos que ya estamos percibiendo si no fuera por la pieza clave, la piedra angular que nos mueve tanto a ustedes como nosotros: la pasión como motor y razón de ser; el amor por lo que se hace, la conciencia absoluta de que lo que se está haciendo encierra la misma esencia creadora reflejada en los más impresionantes óleos y las mejores composiciones musicales.

En definitiva, el décimo arte no es nuestra revista ni el techo que ustedes tienen sobre sus cabezas, no son las ideas y formas que tenemos de mostrar lo que ustedes son capaces de hacer, sino el afán por entregar la belleza concentrada en una sola gran obra, creada día tras día; el décimo arte se refleja y expresa en la labor de ustedes, artesanos inspirados e inspiradores que llevan en sus manos las mismas cualidades de aquellos que hoy exhiben sus obras en los museos alrededor del mundo.

Así pues, bienvenidos a su revista, bienvenidos a Forbici.

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El estilo Boho, también conocido como estilo Bohemio o estilo Boho-chic, es una tendencia de moda que toma prestado detalles de lo Hippie y aciertos de lo Vintage. El Boho es más una actitud que una forma de verse, lo importante es saber expresarse.

Si bien el Boho combina de todo un poco (toma de aquí y toma de allá), debes saber elegir un estilo parejo... ¿eres hippie? ¿eres vintage? ¿eres casual? ¿eres formal? etc.. Experimentar con tu vestuario nunca es malo, pero mezclar estilos dentro de estilos puede ser peligroso para tu imagen.

Para la mujer es fácil verse bien en este estilo, no requiere darle muchas vueltas y siempre se verán femeninas y con un toque de humildad heredada del pasado. No es así con el hombre, que puede caer fácilmente en verse como un vagabundo o un artista desempleado. Pero si le damos el tiempo necesario a la hora de salir de compras, el Boho puede funcionar tan bien para el hombre como para la mujer.

Con el Boho hay que tener especial cuidado porque si bien es tu oportunidad para usar esa ropa pasada de moda y darle vida una vez más, también es la oportunidad perfecta para que te veas como un vagabundo que no se cambia de ropa hace décadas. No es lo mismo una polera gastada que una polera con hoyos, tenlo en mente.

Los detalles son siempre lo más importante a la hora de expresarte y de sentir. Aquí hablamos de que tus calcetines importan, la forma y color de tus botones importa, la hebilla de tu cinturón importa. Estos pequeños aciertos logran ser un festín para los ojos cuando están bien aplicados. Si quieres, para hacerte la vida más fácil, busca inspiración en alguna época, busca una década que encaje contigo y haste parte de ella.

En las mujeres el cabello largo, ya sea suelto o trenzado, especialmente las trenzas estilo nodriza (milkmaids) que adornan los costados del cabello cual princesa libre, son la mejor representación de esta moda. Para el hombre hay estilos algo más ordenados en el cabello, dónde destacan los de mediados del siglo XX, en esa moda propia que es el Rockabilly, las patillas a nivel intermedio de la mejillas con el cabello del mismo largo en los costados y con un largo suficiente en el medio como para peinarse para el lado, atrás o adelante, lo que muchos llaman popularmente un “jopo”.

El Boho es el estilo de los rebeldes sin causa, de James Dean y Johnny Depp, como dije antes, esto es un tema de actitud, y eso no pasa de moda. La idea es expresarte y mostrar tu interior libre.

El Boho es 20% vestuario, 30% actitud y 50% libertad de pensamiento y expresión de tu ser. Este estilo es perfecto para estar a la moda y ser individual al mismo tiempo.

Si eres de esas personas que urgen en la necesidad de ser únicas, esto es lo tuyo.

e

stil

obohemioq Por Lola Perry

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{Valparaíso es ser mucho mássacrificado}

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Es modista y estilista y eso fue lo que la hizo querer hacer un “dos en uno” en cuanto a belleza. Entre tantos locales y calles con los recovecos

característicos del Cerro Alegre, esta viajera hace gala de ingenio al pensar- y registrar- el nombre de su local, además de preocuparse por entregar con

sus tijeras una grata sensación de felicidad.

En una de las tantas calles

pintorescas que ofrece Valparaíso y

más específicamente el famoso Cerro

Alegre, me doy tiempo para descansar

apoyándome en un poste- hay que tener

pulmones para recorrer el puerto- y, para

mi felicidad me doy cuenta de que ya

llegué a donde quería: La Pelutik. Una

peluquería/boutique llena de

colores- como uniforme característico

de Valparaíso- y ambiente atemporal

reforzado por flores, muebles y cuadros

en perfecta sintonía.

por Pedro Pablo López

Karina Villarroel es su dueña y

fundadora. Una chica joven, de piel algo

canela y- lógico- un corte de pelo total

y completamente acorde a sus

facciones. Me cuenta que vivió fuera de

Chile por amor, que recorrió varios

lugares de Europa y que, como buena

fanática o, al menos, dedicada al tema,

fotografió y visitó muchas peluquerías.

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¿Cuál es el servicio de la pelutik? Bueno como el nombre insinúa

es una peluquería-boutique, ofrecemos

los dos servicios. De ahí viene su

nombre que- advierte con ojos orgullo-

sos- es marca registrada. Y bueno, nace

porque yo soy modista autodidacta y

estilista y hace unos años atrás decidí

poner esa combinación de servicios,

mostrando mis dos trabajos, todo en

uno. Por eso es que ahora estamos acá en

el Cerro Alegre, mostrando diseños míos

y también los de Eduardo Godoy, parte

de la “Nueva ola” de diseñadores chilenos

jóvenes; y además trabajo con otra

estilista y Paola (Orellana) es la

manicurista. Las tres hacemos el

equipo de la Pelutik.

¿Y cuando nació la idea? Nació el 2005. Yo quería poner

mi negocio, trabajar sobre todo con mi

ropa y también estaba estudiando pelu-

quería, toda multifacética (ríe) por eso se

me ocurrió el “todo en uno”. De hecho la

idea inicial era hacer esto con un cafecito

también, no sé, toda una mezcla. Y claro,

pensando un poco logré unir los con-

ceptos de la peluquería boutique en un

solo nombre y lo patenté rápido porque

encuentro que es súper buen nombre.

Mientras responde se nos acerca al

sillón en que estamos una niña, de unos 7

años que- Karina me dice- es su sobrina.

Ellas hablan y yo me fijo en los espacios

del lugar, sus colores, adornos. El piso de

madera y el hecho de que sea una casona

dan un ambiente especial. Karina termina

el regaloneo, seguimos.

En que íbamos?- pregunta para

tratar de “enchufarse” nuevamente en la

conversación- ¡ah si!, bueno, yo por un

tiempo tuve la Pelutik en mi casa, atendía

ahí a la gente y también trabajaba a

domicilio- siempre en Valparaíso- en el

sector de Playa Ancha. Después estuve

viviendo acá en Cerro Alegre por un

tiempo, eso hace ya unos seis años y

ahí instalé la primera Pelutik. Después

la cerré porque me fui a vivir afuera,

me enamoré y, hace ya unos tres años

volví y ahora acabo de abrir- hace tres

meses- la nueva Pelutik, con más gente,

más equipo, porque antes trabajaba sola

con un amigo que también era estilista y

éramos muy pocos.

¿Se te ha hecho difícil el negocio? Ehhh…no fíjate. Obviamente hay

que tener un poco de capital para po-

nerse con cualquier tipo de negocio, pero

como tenemos clientela- alguna desde la

primera Pelutik- no ha sido tan difícil.

Ah ya tienes tu clientela firme… Claro, tengo mis clientes fieles.

¿Y tienes algún proyecto en mente a partir de la misma Pelutik? No, sólo seguir con el negocio,

seguir armando, haciéndonos conocidos,

teniendo más publicidad, porque todo el

tema del Cerro Alegre es como una olla a

presión, el cerro está como en ebullición.

Cada día llegan más tiendas, este sector

es como un pequeño “SoHo” Shileno

dice remarcando la “sh” y con una risa

irónica- o como un pequeño Palermo o

Hollywood, allá en Buenos Aires, donde

se armó de a poco un cuento también

a partir de un barrio abandonado. Acá

también. Hay un montón de tiendas,

restoranes, cafecitos, bares… se están

instalando a cada rato. Es un súper buen

lugar aunque- advierte- totalmente alter-

nativo; nosotros no somos una

peluquería de mall, ni de caracol ni

tampoco la típica peluquería de barrio,

esto es otra cosa.

¿Para ti la peluquería es oficio o profesión?

Es mi oficio- me dice después de

pensar unos segundos- pero se está

transformando en mi profesión, porque

antes estaba el cuento del diseño de

vestuario bien fuerte para mí, pero ahora

esta es mi profesión.

¿Y que te da más ingresos? La peluquería, todo el rato.

¿Cuál dirías tú que es el rasgo distintivo de tu peluquería, hablando sólo del servicio de peluquería propiamente tal? Que nos atrevemos. Me suena

un poco rebuscado decir que uno es

vanguardista o cool, pero nos atrevemos

a mezclar más cosas, nos atrevemos a

jugar más con los colores, lo mismo que

con los cortes; no somos estructurados

en los cortes clásicos, nos atrevemos un

poco más. Eso es lo que proponemos a la

gente, que se atrevan a cambiar un poco

más drásticamente o a hacerse un cam-

bio completo y hacemos un súper buen

trabajo, más atrevido. Hay veces en que

tú puedes ir a muchas peluquerías en que

vas a encontrar una especie de fábrica de

un cierto tipo de corte. Como que no hay

más que eso y puede que tú pidas algo y

al final sales igual que siempre nomás.

¿Quiere decir que ustedes se apegan más a lo que quiere el cliente? ¡Siii totalmente! a eso le doy prioridad, al cómo la persona se quiere ver y además ofrecerles algo nuevo basado en revistas que tenemos de Europa que tienen siempre lo último en cortes.

¿Y de dónde sacas las revistas? Me las trae un amigo que es

aeromozo, las revistas vienen con más

de 500 cortes, con las últimas tendencias

europeas y todo eso.

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¿La tendencia en el mundo de la peluquería sale desde Europa? Para mi sí. Yo prefiero ver lo que

está pasando en Inglaterra, Francia y

España también. Los españoles son una

escuela, de todas maneras. ¡Los ingle-

ses siempre sacan unos cortes de pelo

increíbles! Se atreven, la gente se atreve a

hacerse cortes asimétricos y eso es bueno.

Chile tiene, en general, una sociedad más conservadora, somos más “cartuchos”, o al menos lo éramos hasta hace poco. ¿Tu crees que se esté dando un cambio en ese sentido, lo no-tas desde el mundo de la peluquería? Sí. La nueva generación se atreve

más, los veinteañeros se atreven. Es cosa

de verlos nomás y darse cuenta de que

todos andan como quieren, se hacen lo

que quieren. Se pelan, se hacen

dreadlocks, se tiñen…las mujeres en

general se van atreviendo más, aunque

aún las mayores siguen siendo bien

tradicionales. Pero la nueva generación

se nota, aquí en Chile es otra cosa.

¿Qué se ve más en tu clientela, hombres o mujeres? Creo que estamos súper parejos.

Vienen hartos hombres, muchos. Incluso

creo que hasta vienen más hombres que

mujeres, estamos casi casi iguales (ríe).

¿Crees que los chilenos estamos apreciando más el corte de pelo, que estamos dispuestos a pagar más? Sí. Yo sé que hay gente que paga

25 lucas por un corte, pero creo que eso

es como un poco mucho por el trabajo,

no sé. De más que hay estilistas que lo

valen, sumándoles el lugar y la atención

y todo eso y- por otro lado- tampoco se

puede desvalorizar el trabajo al punto de

cobrar mil pesos. De todos modos hay

gente que si valora el precio de mercado,

por ejemplo unos cinco mil pesos por el

corte. Cualquier chico lo puede pagar.

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¿Qué se te viene de inmediato a la cabeza si te digo peluquería?Belleza.

¿Y con la palabra belleza?Satisfacción personal, autoestima.

¿Valparaíso?¡Puerto principal!- entona mientras sonríe

y hace el amago de una suerte de baile

con los hombros- yo creo que es algo

súper intenso.

¿Es cosmopolita?No lo encuentro tan cosmopolita, pero es

atrayente, cada vez llega más gente y se

encanta. Eso es, Valparaíso es encantador.

Cuando ibas a empezar este negocio ¿Cuál fue tu mayor temor?No poder permanecer en el tiempo. En

Valparaíso la cosa va súper lenta, no se

compara ni con Viña ni mucho menos

Santiago. Valparaíso es ser mucho más

sacrificado.

¿Eso lo aprendiste sobre la marcha o de antes?De antes, pero a esto le tengo fé. Lleva-

mos tres meses y todavía nos quedan

años para seguir acá. Queremos seguir. Yo

creo que todos los que ponen su negocio

acá en Valparaíso saben que uno tiene

que ser consecuente y sacrificarse y seguir

con mucha constancia, eso es lo único

que hace que prevalezcas en el tiempo

acá en Valpo.

Me dijiste que te habías ido de Chile un tiempo. ¿Dónde estuviste?En Francia. Ahí viví dos años y después

me fui a recorrer varios países dentro de

Europa.

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buen corte es más fácil que el resto pase.

El corte de pelo puede hacer mucho.

Sobre todo en las mujeres; si tiene el pelo

horrible, una mujer no quiere salir a la

calle, puede quedarse hasta deprimida y

llorando todo el día sin salir. Por ejemplo,

si tienes una fiesta importante y te

hicieron mal el color o te hicieron un

corte que no querías, seguro te deprimes

y no vas. ¡Te lo firmo que una mujer se

queda encerrada y no va!

¿Qué es más importante, corte o color? Corte, con pelo bien limpio

y sanito.

¿Y en cuanto a color qué es lo que prefieres? A mí me gusta mucho trabajar

con color, pero prefiero siempre ofrecer

un baño de color o un masaje hidratante

antes de que las mujeres se tiñan tanto el

pelo. Se seca demasiado el pelo y eso

implica tener harta plata para

mantenérselo realmente bien. Sí real-

mente quieres tener el pelo bien, sale

caro, entonces no te puedes andar

tiñendo tanto el pelo y tenerlo con la raíz

o con tratamiento o colores baratos. Es

algo que se nota.

Casi terminamos ya. En una sola pal-abra, define el lazo que te une a ti con la Pelutik. Pasión.

La luz entra distinto. Karina me despide

amablemente y sigue haciendo sus cosas.

Yo le prometo una copia de la entrevista

cuando salga. Me voy caminando cerro

abajo, disfrutando la buena vista y pasán-

dome la mano por la cabeza. La Pelutik

da como ganas de cortarse el pelo.

Nombre: Karina Villaroel. Local: La Pelutik. Dirección: Lautaro Rosas 593; Cerro Alegre, Valparaíso. Contacto: [email protected]

Me imagino que visitaste muchas peluquerías… ¡Si claro! Mucha peluquería

simpática, “chora”, otras también más

feas- agrega mientras arruga un poco la

nariz- otras clásicas o sólo para hombres.

La peluquería clásica, la del barbero y delantal blanco ¿Crees que está en extinción? Sí, está un poco en extinción,

aunque creo que hay varias peluquerías

de ese tipo que no mueren. Todavía está

viva la gente a la que le gusta el estilo

más clásico.

¿Y atiendes a esos más clásicos? No, no mucho, no es a lo que

apunto. Yo, por ejemplo, no hago corte

de barba a navaja, no sé hacerlo y no sé si

quiera aprenderlo, me da nervio.

¿Te gustaría transformarte en una guía en cuanto a estilo, digamos, marcar tendencia? No sé ah…- se da con el índice

en el mentón y apunta con los ojos

arriba, buscando la respuesta- no tengo

esa ambición la verdad, no lo he pen-

sado. El concepto de mi peluquería es

algo espontáneo, lleno de cosas que me

he traído de la casa, es algo que va más

en el presente, en entregarle a todos un

servicio más acogedor, un buen servicio

en corte, algo entretenido, que la gente se

vaya feliz. Para nosotros la mejor recom-

pensa es cuando nos abrazan y nos aman

porque las dejamos bellas y no lo pueden

creer ¡les subes la autoestima!

Dentro de lo importante que es la ima-gen de una persona ¿Qué porcentaje crees que representa la peluquería? Creo que casi un 60 o 70 por

ciento, porque lo primero que uno mues-

tra es la cara y después nos miran hacia

abajo. Si andas lindo de cara y con un

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¿Les gustaría visitar un restaurant italiano con música en vivo y arte a unos pocos pasos? Si la respuesta es afirmativa, les presento “L’Aperitivo”.

Aprovechando el dinero que tenía y las pocas ganas de cocinar, partí un sábado a almorzar a ese lugar. Comencé por escoger bien yendo en hora de almuerzo puesto que es el único momento del día en que se come a la carta y se consiguen sabores excelentes en cantidades considerables.

Los rincones antiguos y la altura del cielo de la casa remodelada para “L’Aperitivo” no dejan de llamar la atención, así como también lo hacen sus enormes ventanales, generosos en dejar entrar la luz suficiente para entregar un ambiente completo.

Mis pasos se dirigen a un patio de luz, clásico en la arquitectura de la época original del lugar, donde recibo primero que todo la cerveza y doy partida al momento de probar, saborear pero, sobre todo, criticar.

Sabiendo que debía ajustarme a la que se supone es su especialidad, pedí el plato principal: Gnocchi con espinacas acompañados de Pappardelle al ragú, todo seguido de un tiramisú y Panacotta (postre tradicional italiano) con salsa de maracuyá. Para beber, una infaltable cerveza me hizo compañía; eso sí, para hacer honor a la calidad de la comida, una cerveza artesanal.

por El Cocinante

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La espera por mi plato es adornada por un “Tapenade” o paté de aceitunas con pan. Un buen detalle, fino, necesario si se llega con apetito y delicioso como para esperar con más ansias el evento, el plato principal.

Los Gnocchi fueron los primeros. Y por segundos quise que fueran únicos e interminables. Se nota (o hacen notar, mejor dicho) que saben de cocina italiana. La frescura de la espinaca y el salteado en salsa de tomate, ajo y queso no pudieron ser mejor combinación. Si además se es fanático del queso (como yo confieso serlo), hace honra como condimento el queso parmesano a la mesa.

Siguieron los canelones y también siguió la suma de buenas impresiones. Perfecta cocción, sabores realzados sin que unos se taparan con otros y la contundencia de una pasta hecha pensando en el buen comer. “Mejor que sobre a que falte” pareciera ser el principio de quien juega con los sabores en la cocina.

Como último acto vino el postre. A esas alturas, técnicamente ya no había hambre, pero el sacrificio de este trabajo no tiene límites y el deber de informar de forma completa está por sobre todo, ¿no?

La Panacotta (que nunca antes había comido) resultó ser una de esas sorpresas de la cocina extranjera. Se trata de un postre cremoso, de esos que parecen hacer cari-ño al paladar (¡como si el resto de la comida no lo hubiese hecho ya!) y que en esta ocasión estaba bañado con salsa de maracuyá. Ojo, en esta ocasión se pasaron un poco con las semillas de la fruta, pero sí, creo que es algo perdonable.

El tiramisú me pareció algo soso en textura, quizás si falto de “carácter”, aunque estaba perfecto en su temperatura. Sin ser empalagoso es un postre de los que disfrutan los amantes de lo dulce.

Con todo lo que comí y disfruté, quienes recorren estas líneas podrán estar pensando en no menos de 15 mil pesos como “gracia” final, y sin embargo todo lo que les describí lo pude disfrutar ¡por menos de 10 mil!

Precios, atención y sabores haciendo un muy buen conjunto. Casi podría decir que acá saben regalonear al cliente. “L’Aperitivo” resulta ser una opción más allá de lo simplemente “recomendable”, transformándose en una parada obligatoria para los amantes de la buena mesa.

Por último y como para complementar, a sólo unos pasos está la galería “Abraxas”, única en Santiago dedicada a la pintura realista y, como ya pareciera ser un código común en el Barrio Italia, de atención acogedora y buenos precios.

Todo un panorama a bajo costo, en un sector que puedo decir, tiene un futuro promisorio.

¿La nota? Tengo la mía, ustedes vayan a poner la suya.

Nombre: Restaurant L’Aperitivo.Dirección: Av. Italia 1152, Local 5, Providencia.

Gasto Promedio: $8.000

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De ser reportera de CNN en los Estados Unidos pasó a ser propietaria de uno de los salones más exclusivos de Chile. Sostiene que el estilis-ta chileno es poco profesional y que le falta humildad. No le teme al ácido en el humor ni los comentarios.

De risa fácil e ideas claras, Rosa habla de su llegada a Chile, de 15 años de retraso en el estilismo na-cional y de su entrada en un mercado donde, dice, llegó a imponer un nuevo status.

dueña del

Salon DonnaRosa Claussen

por Pedro Pablo López

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Las puertas, luces, sillones y muebles del salón Donna tienen una especie de “aura” diferente. No parece un salón de belleza, sino más bien una tienda de muebles de lujo, un lugar al que entran sólo quienes están dispuestos a gastar sumas fuertes en decoración. Sin embargo, en realidad en lo que se gasta es en belleza femenina, en color, peinado y corte de primera calidad- según afirma la dueña - algo que hasta antes de “Donna”, no habría estado presente en Chile.

Rosa Claussen es periodista de profesión y se nota. La personalidad lo dice por ella. Es quizás la primera entrev-istada que no hace gesto alguno de inco-modidad o sorpresa cuando aparece la grabadora que voy a usar para el registro de la entrevista.

Hace ya dos años que abrió Donna en la comuna de Vitacura y no se queja. Es más, derechamente dice que le

ha ido bien. ¿La base del éxito? Ofrecer un servicio que según ella en Chile no estaba porque en el país habría un retraso de unos 15 años en relación a nuestros tres vecinos dentro del mundo del estilismo.

¿Cómo una periodista que trabaja en Estados Unidos termina con una pelu-quería en Chile? Bueno, primero que todo por el novio (ríe). Teníamos que elegir un lugar para llegar a vivir y decidimos que fuera Chile. Y segundo, porque mi trabajo me llevaba mucho a las peluquerías y cuando venía para acá veía que eran atroces. Nunca vi un lugar- desde que entraba hasta que saliera- que fuera perfecto, entonces vi una debilidad en el mercado de las peluquerías. A partir de ahí, decidí hacer un estudio de mercado que me tomó un año y me di cuenta de que las peluquerías acá tenían un retraso de 15 años en comparación con los alrededores, Perú, Bolivia y Argentina.

¿En qué te fijaste para llegar a esa con-clusión? Primero que todo en los mismos salones, que eran unas casas remodela-das y feas. Hace mucho tiempo que eso ya no se usa. Hoy en día se usan locales como estos, donde el cliente puede tener una calefacción y un aire acondicionado decente. Otro punto era que los salones acá en Chile no eran de empresarios, sino de peluqueros. Como son de peluque-ros, resulta que no tienen la plata para invertir en un salón como éste, entonces al final el salón ni siquiera es de ellos sino del laboratorio, que es el que les pone los salones a los estilistas.

Así que empiezan endeudados… ¡Claro! Y las perjudicadas son las clientas… ¿nunca te has parado atrás en misa? ¿Te has fijado que se ven todas iguales?

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Sí… Eso es porque acá compran un solo color y a todas les hacen lo mismo. “ES LO QUE HAY NOMÁS”

Mi marido- cuenta Rosa- es especialista en estudio de proyectos, esa es su especialidad. Cuando vimos que había demasiadas debilidades en las peluquerías acá en Chile y que en realidad era muy buen negocio, yo me puse a estudiar en Estados Unidos y después me vine a hacer un curso acá para saber cómo le enseñaban a los es-tilistas en Chile, mientras tanto buscaba un grupito que fuera como una esponja con lo que yo quería trabajar. Ese es el equipo que tengo hoy día.

El llegar cómo llegaste a Chile, con esta infraestructura, alta tecnología y buenos productos… ¿no te trajo prob-lemas con el mundo de la peluquería acá? El mundo de la peluquería a

mí no me da de comer, a mí me dan de comer las clientas y ellas son las que son felices ahora porque existe algo que no existía, entonces ¿Qué me importa a mí lo que piensan los peluqueros?

¿Cuánto tiempo llevas con el salón? Dos años.

¿Y te empezó a ir bien de inmediato? Sí. Es que como soy periodista hice una campaña muy fuerte y Donna estuvo en lugares y en revistas en que ninguna peluquería había estado, re-cuerda que el peluquero por lo general tiene lo justo para pagar el arriendo del local; todo lo demás se lo pone el labo-ratorio entonces olvídate de que tiene para invertir en marketing. No existe eso. Yo entre con Donna a revistas y lugares a los que ninguna otra peluquería había entrado, entonces la reacción fue como “¡Oye, qué hace esta peluquería en tal re-vista! ¡Hay que ir a ver qué es lo que pasa!” y lo que pasaba es que yo tenía un buen

grupo que captaba a las clientas que llegaban simplemente haciendo un buen trabajo, porque acá no tenemos produc-tos de Marte ni de Júpiter, trabajamos casi con lo mismo que el resto, pero bien.

¿Cuál es el fuerte de Donna? El color. La debilidad de Chile es el color y ése es mi fuerte.

¿La debilidad de Chile? Sí. Mira, vamos a suponer que un estilista de acá se sale y decide poner su salón. Primero, se arrienda una casa porque no tiene el dinero como para poner algo como esto. Luego viene el laboratorio y le pone las sillitas, los sillones, los arreglos, el shampoo, y le dice “tienes que comprar dos millones de color mensual porque si no te desarmo el salón” entonces al final por economía el estilista compra cinco, seis y siete, que son los colores que usan con todas las clientas.

{El nivel de cultura de peluquería en

Chile es muy bajo}

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¿Y acá con qué se trabaja? Con los tres mejores laboratorios de Chile y poniéndole a la clienta lo que ella verdaderamente necesita.

Eso del retraso comparativo de 15 años respecto a nuestros vecinos, ¿redunda en que en Chile no hay una cultura de la peluquería? ¿No hay un conocimiento de parte de las clientas? Las clientas sí. Es que las clientas de acá de Vitacura viajan y saben lo que hay afuera, pero llegan acá y se encuen-tran con la realidad de que su peluquero “es lo que hay nomás”. No hay otra cosa. Es más ¿a qué hora empiezan las reunio-nes acá en Chile? ¿Diez de la noche?

Más menos… Y las peluquerías cierran a las cinco, a las seis algunas. ¿Por qué? Porque se creen tan artistas que piensan “No, no me voy más tarde porque ya hice mis horas de trabajo” y después tienes a todas las clientas despeinadas acá en Borde Río por ejemplo.

¿Y acá se trabaja hasta qué hora? Hasta las ocho. Y atendemos a nuestras clientas en casos especiales (porque tienen un compromiso por ejemplo) porque las clientas de Donna no se pueden ver mal. Ellas saben que si nos llaman siempre va a haber un estilista que las atienda. Donna está abierto prácticamente todo el día para ellas, basta que seas clienta y te van a atender.

Frente a eso, ¿Cómo ha sido la respu-esta de tu clientela? ¿Creció rápido? Sí, pero eso lo causa la misma clientela porque lo recomienda, se sabe por el cabello. Las amigas preguntan por las mejoras y acá llegan… ¿ves el brillo de mi cabello?

Sí. Bueno, así es el cabello de todas mis clientas y eso no se ve en los cabellos de Chile, acá se ven cabellos

pajosos, amarillentos, anaranjados…tú ves que yo tengo un marrón ¿lo ves anaranjado por algún lado?

No. Bueno, eso es porque está bien neutralizado y eso que el marrón tiene aporte de rojo, pero visualmente no debe ser perceptible, porque se tiene que neutralizar con algo que no te deje el rojo y eso es lo que quieren las mujeres en Chile. No quieren tener el cabello rojo ni naranja, entonces el colorista no puede tener un cinco, un seis o un siete en la bodega porque siempre le va a dar rojo o naranja.

¿Con la seguridad que hablas, podrías decir que Donna es una escuela? No. No tanto una escuela. Yo creo que la peluquería en sí es una escuela. Algunos crecen para bien otros para mal, pero la peluquería en sí es una escuela, tú aprendes mucho en dos años de trabajo. Yo aprendí que uno a veces también se equivoca. He tenido estilistas que robaron. Eso pasa porque vienen de otra escuela, pero uno se da cuenta, por algo tengo las cámaras y un montón de cosas que, si falla el estilista, se descubre.

Siempre tienes presente entonces que no se puede poner las manos al fuego por alguien… Claro. Lo único que tengo por seguro es que la clienta que viene acá viene porque sabe que acá se trabaja bien en todo sentido, eso sí lo tengo claro.

Los 15 años de rezago de los que hablabas… ¿los incluye a todos? Se me vienen a la mente personajes como Se-bastián Ferrer, un tipo más conocido…Sebastián Ferrer ahora es el nombre nomás. Es un exprés, está trabajando en el “W”, no tiene nada que ver con el Sebastián Ferrer que vemos en todos lados. Puede ser un buen estilista, pero no fue un buen empresario, puede haber hecho salones espectaculares, pero

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gusta cómo trabajan, encuentro que hay calidad en lo que hacen.

Lo que tú hiciste acá, el poner un salón de esta categoría, ¿se ha contagiado? ¿Has notado alguna mejora? Mira, cuando puse el salón, L’Oréal me pidió permiso para traer a los nuevos peluqueros que iban a abrir salones para que vieran cómo se hacía bien un salón. Vino un montón de gente y nadie ha hecho aún algo similar a lo que yo tengo.

¿No es quizás muy alta la inversión que se tiene que hacer? Sí. De 140 millones hacia arriba. Mínimo son 140 millones de pesos.

TENDENCIAS Y FUTURO

¿Cómo te mantienes al día con las nue-vas tendencias? Trabajo mucho con la moda

los convirtió en exprés y ahí ya da lo mismo. Es como que yo haga mil salones Donna, sería lo mismo; ya no hay calidad, ya no hay nada, es otro tipo de cosa. Compárame por ejemplo con el “W”: Para mí, en Chile no hay mercado para peluquerías en hoteles cinco estrellas a diferencia del Perú, donde hay muchas mujeres que van a hacer turismo gas-tronómico o van a Lima pero pasan por el Cuzco y mientras están ahí se peinan o hacen el color en un hotel cinco estrellas. Acá en Chile la mayoría de los ejecutivos son hombres y no sé si le dará el corte de un hombre el mismo dinero con el que además tiene que mantener el salón en un hotel cinco estrellas.

¿Y aparte de Sebastián Ferrer? ¿Hay alguien que te llame la atención por su trabajo? En color me gusta la Pilar Orquilla, con la que somos muy amigas, y en peinado me gusta Manuel Oviedo. Me

de París y Nueva York. Esos son mis dos referentes, trabajo mucho con eso y siempre enfocada en las características de la mujer chilena.

Y la contextura o las características físicas de la mujer chilena, ¿no te re-stringen de alguna forma? ¿Has tenido problemas adaptando alguna tenden-cia a la apariencia local? Para nada. No sé si se hará en otras peluquerías pero acá de sólo mirar sabemos qué problema tiene esa persona y siempre nos mantenemos pendientes de cómo se le puede ver mejor a esa persona un peinado o color determinado, más que preocuparnos de la moda.

¿No ves a Donna en unos cuatro o cinco años más con algunos locales más en Santiago? Creo que con más locales me convertiría en exprés y no daría la misma calidad que tengo hoy día (…) prefiero

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mantenerme acá, esto es grande, podem-os caber 16 estilistas.

Pero creciendo como lo estás haciendo vas a necesitar gente… Entonces trabajaremos 24 horas como en Nueva York, 24 horas, un grupo trabajará doce horas y otro grupo las otras doce.

MUJER CHILENA V/S VECINAS

¿Por qué la peluquería es tan fuerte en Perú? Porque está todo hecho por empresarios, no por peluqueros.

Pero por qué tanto mercado, por qué es más fértil... Porque la mujer se cuida más. La mujer chilena recién se viene cuidando. Yo vine el año 2000 a Chile y las mujeres acá no se hacían los pies, o se los hacían en verano nada más, cuando usaban sandalias. Hoy en día no, ahora ellas saben que cuando se acuestan y se sacan las medias frente a su esposo no pueden estar con los pies sucios ¿me entiendes? Eso ha cambiado, ha evolucionado.

Y dentro de todos los factores que co-rresponden a la apariencia física, ¿Cuál es el más débil en la mujer chilena? El pelo. Yo siempre he dicho que si una mujer tiene el cabello malo es porque tiene un mal peluquero. Ella no tiene la culpa eso sí, no tiene por qué saber qué color le echo yo, si el que cuesta mil pesos o el que cuesta cinco mil. El peluquero es el malo. Acá en este sector no hay problemas de dinero, pero aún así yo siempre le digo a los chicos que se preocupen de que a los 35 días, cuando vuelva la clienta, visualmente esté igualita a cuando se fue.

Pero ahora entonces las chilenas están invirtiendo más en belleza… La mujer chilena siempre ha querido invertir, lo que pasa es que no

encontraba esto (hablando del salón) y si no hace aún más cosas es porque le da susto, porque si va a la peluquería… ¡le dejan el pelo horroroso!

¿Cuál es tu crítica hacia los peluqueros acá en Chile? ¿Han sido quedados, ha habido simplemente una falta de conocimientos? El nivel de cultura de peluquería acá es muy bajo. Son contaditos los pelu-queros que estuvieron en buen colegio y que en vez de querer ser médicos fueron peluqueros ¿me entiendes? Acá la may-oría de los peluqueros empiezan lavando el cabello y de suerte una señora a la que le lavaba el pelo por enésima vez le pidió que la peinara y de ahí empezó como peluquero…

¿Falta profesionalismo? Un montón. Mira, he ido a eventos de peluquería como el que se hace en el “W”, que vale unos 300 mil pe-sos anuales y al que creo que de Vitacura van como siete u ocho, contaditos… ¡na-die va y es el evento de color del año! Y no van porque se dicen mejores, porque tienen como 100 clientas y ganan como 3 millones de pesos al mes, entonces “ya saben, no tienen que aprender más”.

Y si tuvieras que ponerle nombre a eso ¿cuál sería? Ignorancia, porque uno siempre tiene que crecer, todos los días tiene algo que aprender. Y bueno, los que van ¡Por lo menos que vayan de cóctel, si acá tú no sabes si los que llegaron te van a robar en el hotel o si son los estilistas de Chile! ¡Por eso son tan espantosos los cabellos en Chile, pobres las mujeres!

En una frase, tu consejo a los que están desarrollando o quieren dedicarse a la peluquería acá… Que sean más humildes. Para vender imagen primero hay que preocuparse por uno.

Nombre: Rosa Claussen. Local: Salón Donna. Dirección: Luis Pasteur 6500, Local 7; Vitacura, Santiago. Contacto: (02) 247 91 54 Sitio Web: www.salondonna.cl

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Una suelta. Me dijo que era una suelta el muy estúpido. Tres años de pareja, dos años viviendo juntos y porque un día se pone celoso y toma más de la cuenta me dice que soy una suelta. ¿Qué se habrá imaginado?

Las cosas que les voy a contar son para ustedes. Sí, es un poco estúpido que les diga eso cuando lo leen desde una revista, pero sé que él no va a leerla y esto hace las veces de diario de vida.

Me tiene cansada. Llevo demasiado tiempo aguantándole sus sospechas. Nunca le fui infiel, lo juro. Bueno, una vez me di un beso con mi mejor amigo, el Felipe, pero él es gay y estábamos borrachos; supongo que eso no cuenta ¿verdad?

Soy Paola. Soy estilista, tengo 27 años y acabo de abrir mi salón de belleza. Se llama Forbici. Es mi sueño hecho realidad. Lo ubiqué donde quería- estoy en Providencia- y aunque tengo que pagar deudas hasta unos cinco años más- si todo va de acuerdo a mis cálculos- ya me está yendo bien.

El asunto es que Claudio- mi pololo, o ex pololo al parecer- está celoso. Pero no porque crea de verdad que me acosté con otro tipo, sino porque él lleva como tres meses cesante y yo acabo de abrir mi propio negocio.

Él es ingeniero comercial, de la cato, y claro, ¡cómo un ingeniero de la cato va a tener peor suerte que una simple estilista!, simplemente no lo acepta. Hace unos cuatro meses que me di cuenta de que era por esto que me hacía los problemas. Empezó de a poco eso sí. Primero, se amurraba en las fiestas, sin motivo aparente. No era ni la una de la mañana y decía que se quería ir. Yo, la muy idiota le hacía caso, le daba en el gusto. Pero me cansé.

Acabamos de pelear por lo mismo, porque le dije que ya me tenía aburrida. Ayer fuimos al matrimonio de una de mis mejores amigas y como a las dos me dijo que se quería

El Diario de la Pola

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ir, que yo no lo tomaba en cuenta y que él no conocía a nadie. Se puso celoso porque yo estuve hablando un rato con André, un amigo francés que se vino a Chile hace dos años. Es verdad, es exquisito, tiene tema de conversación, es chistoso, sabe de todo y es caballero. Además, es alto, rubio de ojos grises y buen cuerpo, pero no es mi tipo; yo sólo conversé en la buena onda… ¿o será que de verdad se me pasó la mano?

Ahora que estoy sola en mi departamento estoy más tranquila. Sé que en cualquier momento Claudio va a volver, probablemente se vaya a acostar sin decirme una sola palabra y mañana no me hable hasta que yo vuelva del salón. Pero me da lo mismo. Ya me cansé. Mañana mismo voy a buscar un lugar dónde irme.

Suena el timbre. Claudio tiene sus llaves ¿quién será? Me voy a poner la bata- porque estoy usando sólo el body que me regaló Claudio para mi cumpleaños- y veo por el ojo mágico quien es.

La cara color canela con ojos grises de André se ve algo distorsionada a través del vidrio. ¿Para qué habrá venido? No importa, estoy sola pero no va a pasar nada. No tengo ganas, estoy enojada. Ni siquiera tengo muchas ganas de abrir, pero lo hago.

André sí que sabe. Apenas le abrí la puerta me estiró la mano con una cala y me sonrió saludándome en francés (algo me pasó por dentro, lo reconozco). Lo hice pasar, le ofrecí un café y mientras hervía el agua me senté en el extremo del sofá cama, quedando de frente a él.

Hablamos de la fiesta, me preguntó por qué me fui, me contó que después la cosa se puso mejor aun y que la gente no se fue hasta como las siete de la mañana. Cuando le dije por qué me había ido miró un segundo hacia abajo, como lamentándose de que nombrara que tenía pareja. Me dieron ganas de tirarme encima. No sé por qué fue, pero

tenía ganas de desquitarme de la estupidez de Claudio y darle la razón, meterme con alguien de verdad. Si me va a tratar de puta que sea con razón, ¿o no?

Me aguanté. Le serví el café, me tomó la mano y me dio las gracias mirándome a los ojos. Quizás anoche sí hubo algo de coqueteo- inconsciente eso sí- y por eso Claudio se puso celoso. ¿No es rico que un tipo con tremenda facha y tan interesante se fije en una? ¡Pero es eso nada más! ¡Es un juego inocente, algo de amor propio! Cuando una lleva tanto tiempo con un pololo es rico darse cuenta de que hay otros que la deseen ¿o serán rollos míos?

La cosa es que conversamos como dos horas y claro, André todavía estaba en el departamento cuando Claudio llegó. Estaba borracho. Fue patético. Se puso a decir que el “franchute de mierda” tenía que irse. André es un caballero, creo que sólo por eso no le rompió la cara a Claudio. No sé cómo un hombre se las puede ingeniar tanto para mostrarte una imagen irreal cuando te quiere conquistar. Es increíble. Yo no conocía a este imbécil, borracho y peleador que se metió, en el departamento. Claudio no era así.

Al final, el mismo André se llevó a Claudio a la pieza y lo dejó sobre la cama. Después se puso el abrigo con el que andaba- que hace que se le vea la espalda ancha- y se despidió de mí con cara de “qué lástima que tengas que vivir esto”.

En realidad, qué lástima que tenga que pasar por esto. Mañana mismo, mientras tenga un rato libre en mi preciosa Forbici, voy a buscar arriendos. Si Claudio quiere jugar a ser el machito estúpido, que juegue sólo.

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Aunque sólo tiene 30 años, Patricio es un peluquero que ya tiene una cierta trayectoria forjada por lo viajes y experiencias alrededor del mundo. Eso sí, no deja

de lado ni en broma a su fiel clientela, a la que el mismo califica de “familia”.

Actualmente y, después de mucho esfuerzo, Patricio Rojas tiene las puertas de su salón abiertas para todos los que quieran entrar y recibir sus servicios y los de su equipo de trabajo. Sin embargo, cuenta también con una suerte de “clientas históricas”, las mismas que lo han seguido cada vez que se ha cambiado de ubicación y que le han dado el apoyo necesario para llegar hasta donde está. Es él mismo el que aclara que se trata de las personas más importantes en su vida, sobre todo en su carrera como peluquero profesional.

Sus padres no fueron obstáculo cuando decidió cambiar los estudios de análisis de sistemas por las tijeras. Las dificultades reales- con apenas 17 años- las encontró mientras daba sus primeros pasos en el rubro.

Sentado en uno de los sillones que decoran su actual hogar- ubicado en el segundo piso del local- “Patito” como lo apodan sus más cercanos, comenta cómo su paso de asistente a peluquero fue ascendente, aunque para dar el salto profesional que necesitaba su carera debió partir a otra peluquería. ¿Su destino? El salón de belleza Soul Look, ubicado en la comuna de Vitacura, lugar en donde al fin daría sus primeros pasos firmes en el rubro de la belleza.

Su buen desempeño provocó que muchas clientas preguntaran por él y se cambiaran de peluquero. Por supuesto, produjo la molestia entre sus pares que, mostraban su molestia cuando llegaban los dueños del salón o- incluso- frente a las mismas clientas.

por Rodrigo Pantoja

Salón de BellezaPatricio Rojas

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{Sueño cumplidoal calor de una

especial familia}

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Fue esa envidia la que dio un resultado único: Patricio se independizó y armó su propio local, teniendo como principal cimiento el incentivo y apoyo que le demostraban sus clientas. Él, al recordar ese episodio de su vida, asegura que no estuvo a salvo de los problemas; que muchas clientas comenzaron a elegirlo por sobre los otros empleados y que, claro, terminó por generarse una rivalidad entre sus compañeros y él.

“Fueron ellas mismas las que me empezaron a decir que me instalara sólo, porque les daba lata ir a ese lugar donde todos me estaban empezando a mirar con envidia”

La idea impulsada por su propias clientas fue bien recibida por Patricio, sin embargo no era una tarea tan fácil de conseguir, ya que necesitaba de un buen capital para poder comprar instrumentos y sobre todo un lugar para poder arrendar.

Pero el factor dinero no llegó a ser problema propiamente tal. Eso, gracias a la que hoy en día denomina como su “familia”, porque fueron las mismas clientas las que le prestaron la plata que necesitaba para seguir crecien-do e independizarse de las grandes cade-nas de salones de belleza. “En ese tiempo yo trabajaba en un salón en Vitacura, en donde me rodié de gente que tenía un buen poder adquisitivo. Ellas mismas me ofrecieron el dinero, me decían yo te presto 500 mil Patito, otra yo te presto 600, otra me decía que me prestaba 200, así entre toda la gente que me ayudó logré juntar unos cinco millones de pesos de puros prestámos”, comenta.

Patricio cuenta que se demoró “aproximadamente un año en devolverle el dinero a cada una de ellas, primero a una, después a la otra y así, o sea juntaba la suma exacta que me habían prestado y se las devolvía, nada de cuotas (...) y

durante ese tiempo ellas seguían viniendo a verme entonces en el fondo era su mismo dinero el que se estaba reembol-sando y hasta el día de hoy esas clientas siguen estando conmigo y siguen súper orgullosas de mí”.

Fue así como formó su primer local ubicado en la comuna de Recoleta. Un lugar pequeño al que él mismo prefiere llamar “estudio”, en el que tan sólo cabía un espejo y un lavapelo. “Ahí empecé atendiendo gente y buscando a las clientas por los bancos, repartiendo tarjetas, presentándome, ofreciendo un servicio gratis como primera atención”, relata.

Por otro lado, estaban sus fieles clientas quienes pasaron de atenderse en

un inmenso salón ubicado en Vitacura a un pequeño local de cuatro metros cuadrados ubicado en Recoleta. Patricio recuerda que “fue un cambio súper drástico para las clientas, era difícil bajar a un lugar en el que no estaban acostumbradas a caminar y lo hacían únicamente porque me querían o porque valoraban mucho lo que yo hacía. Ellas mismas me seguían recomendando con más gente para que yo siguiera creciendo y me cambiara de local”, enfatiza con una carcajada.

No obstante, ese no fue su ma-yor desafío. Sus problemas se presentaron a la hora de arrendar el local debido a su corta edad y la poca confianza que mostraban los arrendatarios al éxito que éste pudiera tener.

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Los principales argumentos iban por el lado de su corta edad. Le decían que al cabo de un mes su negocio no iba a dar fruto y que él no tendría como pagar. Ahí estuvo su mayor desafío. “Tuve que buscar ayuda de terceros para arrendar el primer local” cuenta mientras toma agua para seguir relatando esos tiempos.

Finalmente Patricio logró cam-biarse de lugar tiempo después, pasando de Recoleta al centro de Patronato, obteniendo mejores resultados y agran-dando el espacio físico en el que podía trabajar. La circulación de gente era mayor y ya no tenía que sufrir el ruido molesto de los buses que pasaban a cada instante afuera de su anterior local.

Actualmente Patricio Rojas se ha cambiado a un tercer lugar en el que ya pueden ser atendidas aproximadamente 12 personas al mismo tiempo. Ahora tiene estacionamiento propio y un lugar en que vive y trabaja, además de un equipo de trabajo por el que demuestra un alto aprecio.

“Actualmente somos cinco en el equipo, hay una niña que se dedica a la depilación, manicure y es esteticista, además de dos peluqueros, un hombre y una mujer y otro chico que es mi asistente. Junto a ellos estoy yo que soy el dueño y que me dedico a todas las áreas que están dentro del salón”.

La oportunidad de tener un local más grande ha hecho que Patricio innove

en el ámbito de la peluquería y realice actividades fuera de lo común para cualquier salón de belleza.

“En mi salón aparte de trabajar en peluquería, colorar, asesorar, vender o productos; hacemos un servicio o evento cada cierto tiempo que es la peluquería nocturna. El local se abre desde las nueve de la noche hasta las tres de la mañana y vendo en ese servicio un pack en donde ofrezco un masaje capilar, una manicure y un peinado por una cantidad determi-nada de dinero, pero que también está incluido un trago y un picoteo rico con queso, verduras, algo súper naturista”.

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La idea, nacida del propio Patricio Rojas, viene con la intención de “conversar, pasarlo bien, que las mujeres se vengan a relajar en ese horario que en el fondo es cuando más tiempo tienen y es un momento agradable, con el peluquero, con los demás compañeros”.

Ellos son los encargados de realizar todo, hasta preparan el cóctel- a veces incluso con ayuda de las propias clientas-. Es tal el éxito de este tipo de eventos que realiza en la peluquería que sus clientas se deben inscribir anticipa-damente para obtener un lugar en dicha actividad. Son tan sólo cinco cupos más una acompañante, amiga o familiar, con el objetivo de que en ningún momento de la noche ellas se sientan solas y tengan alguien con quien conversar.

Pero él no se queda sólo con esa ctividad anexa a su peluquería. Comenta que “el mismo espacio físico lo ocupo como galería de arte, tengo amigos que son pintores o escultores, entonces una vez cada cierto tiempo organizo a estas personas, las invito a todas a exponer sus trabajos en mi negocio y yo invito a toda mi familia que son clientas y clientes a cortinas cerradas. Claramente cada uno de los que expone tiene sus boletas y nada aquí es raro, todo es como corresponde y también funciona mucho, ya que la misma gente que viene a ver, aprovecha de hacerse un corte, peinarse, etc. Es algo totalmente innovador y que hace que el salón de belleza sea más que un salón. Hace que se vuelva un punto de encuentro en donde no nos pongamos límites”, enfatiza.

Patricio reconoce que su estilo es bien particular, le encanta lo moderno, conceptos vanguardistas, mucha irregularidad en el peinado con l a idea final de brindar un servicio completa-mente personalizado para cada cliente.

Por otro lado, su estilo se ve influenciado en grandes artistas y músicos como George Michael. “Me gusta mucho el estilo masculino que usa en sus cortes por el glamour que usa en el cabello”. También podría decir dentro de las mujeres, por una tendencia súper actual, que me gusta Lady Gaga que está mostrando mucho la irregularidad en los diseños que usa en el cabello y bueno, como siempre, Madonna”.

Al igual que sus artistas preferidos, el ha recorrido varios países gracias a su profesión en el arte de la belleza. Entre otros lugares destaca Italia, Francia, España, Argentina, Brasil y República Checa. Lo más fascinante es que, según el mismo aclara, lo que ha

recorrido lo logró en base a su buen desempeño y la llegada fácil que tiene con las personas.

“Siempre he trabajado en la peluquería con distintos laboratorios y cada uno de ellos siempre te ofrece un regalito por ser un buen cliente y te man-dan afuera a perfeccionarte y, si le agregas el poder tener buena llegada obviamente la gente te ofrece quedarte. Eso me ha dado la oportunidad de siempre quedar-me en el lugar por un tiempo más”, aclara, agregando que gracias a esa particular cualidad de “caer bien” hoy en día recibe llamados para trabajar en el extranjero. “Por ejemplo- refuerza- un amigo que vive en San Francisco me llamó y él me ofreció tenerme diez clientas seguras para que yo vaya y las atienda, él me dice que con esas diez clientas seguras yo pago mi pasaje y me devuelvo con dinero, entonces tengo ese tipo de proposiciones gracias al contexto que yo trato de introcudir al mercado”, puntualiza.

Estilo, viajes, proyectos e ideales de un buen peluquero.

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Sin embargo, y pese a sus éxitos, Patricio desea continuar creciendo y entre sus proyectos aparece la idea de tener una casona antigua y poner ahí su salón de belleza. “Sin una comuna en particular, sino que al contrario, que lleguén clientes de todas partes y que se sientan cómodos, incluso, por eso yo elegiría un lugar que no sea ni tan grande ni tan chico, que no esté ubicado en un lugar muy caro ni muy barato, que sea un punto exacto, un lugar muy bien estudiado”, indica.

No deja de ser un sueño, eso sí, el volver a trabajar en el extranjero, pero tiene clara la idea que de hacerlo “dejaría de lado a gente que no tengo que dejar de lado en estos momentos”. Sin embargo no oculta su intención de poder formar una escuela en la que pueda entregar sus conocimientos.

“Me encantaría poder tener una escuela de formación donde no se enseñe la peluquería típica, sino que donde les enseñe a los peluqueros a conectarse con la gente, a sentir lo que ellos sienten cuando tú estás recomendándoles algo, a aleccionar a una persona cuando está sentada frente a ti y a que el profesional sienta la ayuda que ella está necesitando. Quiero enseñarle a la gente o a los peluqueros a ser más emocionales y cercanos con su trabajo, no a hacer algo tan comercial que la mayoría o el gran porcentaje de los peluqueros hacen. Se dedican a atender a un cliente incluso a la rápida para que llegue el otro y puedan producir más dinero. Por lo menos yo en mi salón lo que hago con la gente es eso, dedicarle todo el tiempo posible y acá a cada uno de los chicos les está estricta-mente prohibido verlos como una fuente de dinero”, señala firme.

Por esta misma razón y pese a tener la oportunidad, Patricio se aleja del mundo farándulero, producto de todo lo que los rodea. “No me gusta el canje, no me gusta el yo te hago publicidad y tú me arreglas el pelo, porque no lo necesito. Tengo otra cartera de clientes que se dedica a recomendarme por qué los inspiro; me quieren y yo las adoro, tenemos una relación súper linda. Entonces ellos se dedican a mandarme gente sin pedirme nada a cambio, mientras que los artistas o personajes que aparecen en televisión te piden siempre algo pero no te pagan, te lo piden a cambio de publicidad”.

Por último, directo y sin pelos en la lengua, Patricio manifiesta su malestar frente a las grandes cadenas de salones de belleza que, según él, no permiten que sus empleados puedan crecer profesionalmente y peor aún, brindar un buen servicio a los clientes.

Según sus propias palabras, a las grandes cadenas “no les interesa que ellos (sus empleados) crezcan. Todo lo contrario, les interesa que todos siempre estén en el mismo nivel. Yo hago

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todo lo contrario, siempre estoy fortaleciendo a cada uno de los chicos que trabajan conmigo para que cuando llegue el día en el que se tengan que ir, se vayan súper bien preparados para tener su propio negocio o a trabajar en otro lugar, y para que se acuerden siempre de uno con mucho cariño”, expresa.

Lo mismo ocurre a la hora de ir a trabajar con él. Gracias a su cercanía con la gente y la confianza que inspira, Patricio reconoce que si la persona es sincera con él, les dará una oportunidad de trabajo en su equipo. “Lo único que les digo siempre es que acá somos todos cálidos y que somos una familia en la que todos nos queremos, si es que hay alguno que tenga una rivalidad con el otro, que se vaya, acá el trabajo se comparte y yo me voy a encargar de que todos ganen lo mismo y que ninguno trabaje más que el otro, todos somos iguales. Si un día tú no estás y la cliente que se atendía siempre contigo se atendió con otra persona, no tienes porque enojarte, aquí nadie es dueño de esa clienta, sino que la clienta va y se atiende con quien quiera, eso es lo que yo quiero cultivar con mi equipo, que no se vea esa envidia que se ve en los salones por lo general. Eso se genera obviamente enseñándole a tu equipo a que todos somos iguales. Es lo que busca la gente en la actualidad, ya no busca tanta competencia, ahora busca más unión”.

Nombre: Patricio Rojas. Local: Salón Patricio Rojas. Dirección: Santa Filomena 240; Recoleta, Santiago. Contacto: (02) 732 82 29 Sitio Web: www.patricio-rojas.cl

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Si en una conversación casual le preguntas a alguien si es que le gusta el arte, lo más probable es que te responda con un apresurado y no muy calculado “sí”, como si se tratara de esas películas de culto que muchos dicen haber visto, pero que final-mente resulta ser una mentira lanzada para parecer intelectual.

Lamentablemente en nuestra sociedad chilena el gusto por (y el concepto de) el arte es algo que está distorsionado. Esto pasa- según veo- por varias razones: Una es por que la gente relaciona el arte con “las Bellas Artes”, limitando su espectro, dejando ingredientes fuera, dándole crédito generalmente sólo a cuadros y esculturas; reconociendo su supuesta calidad por la habilidad técnica o simplemente por la estética lograda.

Otra razón pasa por el aprovechamiento de muchos “pseudoartistas”, excelentes artesanos de la técnica de pintar y esculpir, pero holgazanes a la hora de reflexionar sobre los fundamentos de su obra. Éstos son de los que seducen a las personas anteriormente descritas (los que tienen el arte como un concepto distorsionado).

Y por ultimo esta la educación chilena. Aquí también hay una parte del problema. Lo digo específicamente por la malla curricular mediocre y no valorizada de la asignatura, un

terreno pobre donde los niños tienen que dibujar las vacaciones y, siendo mayores, el edificio del colegio, algo que finalmente tiene por resultado que los alumnos salgan entendiendo el arte como una idea netamente estética y secundaria en materia de enriquecer el intelecto, de entrenar el cerebro. Sí existen profesores que realmente marcan la diferencia, que transmiten conocimientos y van más allá; pero aún así el punto es que la teoría del arte y la discusión sobre la infinidad de obras que hay, debiera ser parte de los contenidos obligatorios del plan escolar.

Todas estas problemáticas vuelven al arte algo elitista, encerrán-dolo en un círculo de artistas, críticos y estudiosos convertidos en los únicos que generan discusión “elevada” respecto de las obras, a pesar de que “que el arte debiera ser para todos”.

Finalmente lo que realmente importa respecto al arte y el espectador, es que no existan situaciones excluyentes. Si estás frente a una obra “diferente” (sea pintura, un volumen sin forma o incluso un tipo haciendo rarezas que no logras entender) no la abandones. Incluso si es grotesca, fea o simplemente muy enredada, date el tiempo de reflexionar frente a ella y quizás podrás sacar una idea social, política o física, que pueda cam-biar completamente tu percepción frente al mundo. Eso es Arte (con mayúscula).

¿Les gusta el Arte? por Juan Pilgrim

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María Magdalena Ortiz de 29 años, es el verdadero nombre de la joven y nueva promesa del Sello Azul, María Colores, quien presenta su primer disco bajo el título de “Llamadas Perdidas”.

Su primer single “Llamadas Perdidas”, canción que le da el título al disco ya comienza a tener constante difusión en las radios nacionales, dando a conocer el estilo positivo que desea impregnar María Colores en sus canciones.

Con letras llenas de optimismo, de amor y lenguaje universal, esta joven cantante promete ser una de las promesas del ambiente musical chileno, en donde intérpretes como Francisca Valenzuela o Javiera Mena ya comienzan a abrirse caminos fuera de las fronteras nacionales.

Con tan sólo 14 canciones y poco más de 46 minutos de duración, “Llamadas Perdidas” de María Colores mezcla la pasión y la esperanza en el amor, en donde la cantante realiza versiones en inglés de sus propios temas (“Missed Calls” y “My Own Sky) omezclando los idiomas como sucede en “Hello”, dando a entender que en el amor no existe la diferencia en los idiomas.

Canciones recomendables: “Llamadas Perdidas”, “Paraíso”, “No Existe la Soledad” y “Celebrar”.

Como esta semana no he tenido tiempo para disfrutar de una buena película en el cine, he decidido comentar está película que me tope hace algunos días en el TV Cable y que ya está disponible en DVD.

“Everybody's Fine”, más conocida en Hispanoamérica como “Todos están bien”, es el nombre de la cinta protagoni-zada por Robert De Niro, Kate Beckinsale y Drew Barrymore.

La película- estrenada en diciembre de 2009- es el remake de la película de Giuseppe Tornatore, “Stanno tutti bene”, de 1990 y que cuenta la historia de Frank, un viudo que busca la unión con sus cuatro hijos y corregir los errores cometidos en el pasado.

Al negarse sus cuatro hijos a asistir a una reunión familiar, es Frank quien, a pesar de una compleja enfermedad que arrastra hace años, decide atravesar los Estados Unidos para hacer contacto con ellos, momento en que se da cuenta de una serie de mentiras que cada uno de ellos guardaba para no defraudarlo a él. “Everybody’s fine” es una historia liviana, sin dejar de lado aspectos de la vida que a más de alguien puede hacer reflexionar. Robert De Niro regala otra de sus buenas actuaciones para una película que si bien probablemente no marque la vida de los que la vean, sí tiene argumentos suficientes para quedar entre las que se recomiendan en una buena conversación.

Título: Everybody’s fine.

(Todos están bien)

Director: Kirk Jones

Año: 2009

Reparto: Robert De Niro,

Drew Barrymore,

Kate Beckinsale,

Sam Rockwell.

EVERYBODY'S FINE (Todos están bien)Cine musica

i

María ColorES [ Llamadas Perdidas ](2011)

por Rodrigo Pantoja

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“Sin Titulo”

Italier 1152 / local 3 Av. Italia 1152, Providencia, Santiago.

[email protected]

Autor de la ObraSebástian Guitierrez

“Sin Titulo”

[email protected]

Autor de la ObraJaime Silva

“Sin Título“

[email protected]

Autor de la ObraAna Tapia

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Teatro Nacional Chileno celebra sus 70 años con obra clásica Con la presentación de la obra “Esperando a Godot”, se celebrarán los 70 años del Teatro Nacional Chileno, cuyas funciones serán a partir del 23 de junio al 27 de agosto, de jueves a sábado a las 20 horas y con precios que varían entre los $3000 y $6000 pesos.

Erasure se presentará en Espacio Riesco El dueto británico Erasure, conformado por el compositor y teclista Vince Clarke y el cantante y letrista Andy Bell, se presentarán en Chile, el próximo 13 de agosto en Espacio Riesco, trayendo lo mejor del pop electrónico de los años 80´. Entradas a través de Ticketmaster, con un valor general de $45 mil pesos.

P A N O R A M A S

“La fallecida” llega al Teatro de la UC La obra protagonizada por el actor Fernando Kliche, estará en cartelera desde el viernes 10 de junio hasta el sábado 30 de julio. “La fallecida”, tiene funciones de jueves a sábado a las 20 horas en el Teatro de la Universidad Católica. Las entradas varían entre los $3.500 y $7.000 pesos.

Exposición de Claudio Bravo en Las Condes Producto del reciente fallecimiento del pintor nacional Claudio Bravo, la Corporación Cultural de Las Condes, ha decidido volver a montar la exposición“Claudio Bravo: Los años chilenos 1951-1960”, que estará presente entre el 15 de julio al 28 de agosto

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